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Ocho detenidos en Torre Pacheco en una noche de violencia, racismo y saqueos pese al despliegue de seguridad

EL ESPAÑOL se empotra en el dispositivo de seguridad en el tercer día de altercados, a causa de la agresión a un pensionista del pueblo, a manos de un joven marroquí, lo que ha movilizado a grupos de ultraderecha.

Más información: Marroquíes hacen frente con cócteles molotov a las cacerías de grupos ultra llegados a Torre Pacheco de Madrid y Valencia

Torre Pacheco
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El dueño de Don Kebab sabe que no es la típica noche de domingo, al frente de su negocio, porque a mil metros están desembarcando decenas de antidisturbios de la Guardia Civil, para evitar que se repitan nuevos altercados en el Barrio de San Antonio: el epicentro de las cacerías neonazis, debido a que en esta zona de Torre Pacheco residen muchos inmigrantes y hay una mezquita.

El estado de sitio que vive este pueblo agrícola se debe a la paliza que sufrió Domingo, de 68 años, a manos supuestamente de un joven marroquí que le pegó por diversión, lo que motivó que grupos de ultraderecha se tomasen la justicia por su mano, convocando cacerías para destapar al autor de la agresión a este pensionista. "¡Viva España!", grita un vecino desde el balcón de su piso en esta barriada.

En plena madrugada del lunes, sobre una rotonda, el alcalde ofrece una rueda de prensa improvisada para informar de que "se han producido cuatro nuevas detenciones". Agentes de la Guardia Civil han detenido a dos personas en relación con la brutal agresión sufrida el pasado miércoles por un vecino de Torre Pacheco, ha informado a Efe la Delegación del Gobierno.

Con estas dos nuevas detenciones, más las que ya se habían producido, ya son ocho los arrestados hasta el momento en esta localidad tras tres días de disturbios entre magrebíes residentes en el barrio de San Antonio de Torre Pacheco y vecinos, así como grupos de ultraderecha.

Cinco de los detenidos son españoles y tres marroquíes. Según han confirmado fuentes cercanas a la investigación, los dos nuevos detenidos habrían colaborado directamente en el encubrimiento del presunto autor material de la agresión, quien ya ha sido identificado por los investigadores.

Tres de los detenidos están acusados de agredir a un menor marroquí y por causar daños al equipo de sonido de un periodista.

"No me gusta que venga gente de fuera a montar la de Dios", concluye el regidor, en alusión a los miembros de grupos fascistas de Madrid, Alicante, Valencia y Almería que han pasado por su pueblo durante este fin de semana.

La tranquilidad le dura poco al hostelero marroquí propietario de Don Kebab, un local ubicado en la avenida de Roldán. Y todo por culpa de "unas veinte personas" que han rodeado la fachada de su negocio, guiadas por el racismo y el odio, para saquearlo y vandalizarlo solo por su nacionalidad.

"Un grupo llegado de Cartagena se ha metido en el local y Hassan y su amigo han tenido que esconderse...", tal y como relatan a EL ESPAÑOL un par de testigos de este ataque racista. "Hassan, el dueño de Don Kebab, estaba acompañado de un amigo al que le han rociado los ojos con gas pimienta. Luego le han roto la televisión, la caja registradora, una nevera...".

Don Kebab, este domingo por la noche, tras recibir el ataque de un grupo de ultraderecha.

Los ultras han lanzado un adoquín y han reventado una botella de cristal contra la carne giratoria de cordero con la que se preparan los característicos döner kebab de este local hostelero. Así empieza la tercera noche de altercados en Torre Pacheco: un pueblo que ha pasado de ser conocido por la calidad de sus productos agrícolas, a copar titulares por las refriegas entre jóvenes marroquíes y grupos de extrema derecha.

Un todoterreno de la Guardia Civil llega a toda velocidad hasta Don Kebab. Allí se acumula una turba descontrolada que huye nada más escuchar el sonido de las sirenas. Comienzan las carreras por esta localidad donde tres de cada 10 vecinos son inmigrantes. Este domingo, se ha incrementado notablemente el dispositivo especial de seguridad con la llegada de los agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de Sevilla: una unidad de élite para garantizar el orden público.

El periodista de este diario se empotra en el operativo, como el resto de compañeros de medios de comunicación, algunos de los cuales lucen un casco por lo que pueda caer del cielo: una piedra, una botella de cristal... El domingo agoniza, rondando la medianoche, cuando un nutrido grupo de marroquíes vuelca un par de contenedores de basura para provocar a los antidisturbios del GRS que custodian el Barrio de San Antonio, equipados con escudos, chalecos antibalas y escopetas para lanzar pelotas de goma.

De modo que un primer pelotón de antidisturbios se pone en formación y camina con decisión por la calle San Cayetano, formando dos hileras en paralelo. En cada paso suena el crujido de los cristales que machacan con sus botas y los vecinos no pueden evitar asomarse a los balcones, para convertirse en espectadores de esta lucha de guerrillas urbanas.

Varias decenas de marroquíes reculan, pero solo es una estrategia, se acercan a otros tres contenedores de basura y uno de vidrio para tirarlos sobre la carretera, con el objetivo de evitar el paso de cualquier coche patrulla. "¡No queremos problemas, pero tampoco que nos molesten!", advierte uno de los jóvenes. Los GRS ni se inmutan, se mantienen expectantes a una orden.

El Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, la pasada madrugada, cargando contra un nutrido grupo de marroquíes.

La tensión se puede cortar. En un extremo están los antidisturbios, y al otro extremo, una improvisada guerrilla marroquí. El periodista de este diario se acerca para hablar con uno de los jóvenes que parece llevar la voz cantante: Mohamed, de 36 años.

"Nos hemos venido a esta calle porque nos han tirado botellas de cerveza un grupo de españoles que se está concentrando", tal y como asegura este treintañero que oculta su rostro tras un pañuelo, como el bandolero de un western, pero con un toque de pandillero porque va sin camiseta y luce una gorra negra. "No me vayas a hacer una foto", recalca Mohamed, acompañado de otro chico encapuchado y armado con una litrona y un palo. "No quiero problemas hermano".

Los problemas están al otro lado de un descampado, "en una zona con árboles", donde no hay farolas y se han percatado de la presencia de un grupo de extrema derecha. Los marroquíes no pueden huir por la calle San Cayetano porque el GRS les espera y al final, ocurre lo inevitable cuando los ánimos están exaltados: un chico lanza un tercio de cerveza Heineken y empieza una lluvia de objetos contundentes que es repelida con pelotas de goma.

Disturbios en Torre Pacheco

El estruendo de las escopetas de los antidisturbios se mezcla con las voces desesperadas de un subinspector de la Policía Local de Torre Pacheco, para que los vecinos cotillas no se conviertan en víctimas colaterales del operativo. "¡Por favor, todo el mundo a sus casas!", grita una y otra vez. "¡No queremos confusiones!"

Pero lo cierto es que a esas horas nadie puede pegar ojo, por la rotura de objetos que se mezcla con gritos de "¡arriba España!" y proclamas en árabe que ensalzan a "Alá". La guerrilla urbana marroquí se separa por varias calles estrechas que serpentean por el casco urbano, para hacer bueno el refrán: 'divide y vencerás'. Los antidisturbios les siguen con la intención de empujarlos hacia las patrullas que les dan cobertura en la otra manzana, para abortar las rutas de huida a pie.

La furgoneta de reparto de la Confitería de Olmopan, completamente vandalizada.

La furgoneta de reparto de la Confitería de Olmopan, completamente vandalizada. Badía

A la altura de la Confitería Olmopan está aparcada su furgoneta de reparto, completamente vandalizada, a causa de los enfrentamientos de este sábado, cuando grupos de ultras convocaron una cacería para aplicar 'el ojo por ojo, diente por diente', por el apaleamiento de Domingo, un pensionista español, a cargo de un joven marroquí. De modo que los platos rotos los ha pagado este negocio donde trabajan cuatro marroquíes, cada madrugada, y cuyo vehículo ha terminado con las lunas reventadas a golpes.

"Estoy sin salir de casa desde el sábado porque tengo miedo", subraya un empleado marroquí, pidiendo anonimato, a la vista de que solo ha vuelto a pisar la calle para cumplir con su jornada laboral que arranca este domingo a las diez de la noche. "Todo esto es por culpa de los políticos".

El alcalde, Pedro Ángel Roca, prefiere no entrar a valorar la gestión que ha hecho de la agresión de uno de sus vecinos, el presidente de Vox en Murcia, José Ángel Antelo, al pedir "deportar a todos" los inmigrantes ilegales en un acto que celebró el sábado en Torre Pacheco, solo 24 horas después de las primeras agresiones ultras a ciudadanos marroquíes, como venganza por la paliza que sufrió Domingo y que investiga la Guardia Civil.

"No quiero opinar de lo que hacen otros grupos políticos", reflexiona el regidor popular. "Espero que esto pase lo antes posible y que los ánimos vayan aflojando". "Llamenle ultra o llamenle lo que quieran, al final es gente que viene a montar el follón". "Llevo tres noches sin domir".

El alcalde de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca, este domingo por la noche, en el Barrio de San Antonio.

El alcalde de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca, este domingo por la noche, en el Barrio de San Antonio. Badía

"Tenemos 100 agentes desplegados por las calles, entre Guardia Civil y Policía Local, y la previsión es que el dispositivo se mantenga este lunes". El alcalde recalca que para que estos episodios no se vuelvan a repetir "hace falta reforzar" con agentes el cuartel de Torre Pacheco. De hecho, desde que su pueblo se convirtió en territorio de guerra, Pedro Ángel Roca no ha parado de repetir, por tierra, mar y aire, que necesitan la incorporación de una decena de agentes, para evitar que un término municipal tan amplio solo cuente a veces con una patrulla del Instituto Armado.

Hasta bien entrada la madrugada, las sirenas no dejan de sonar por las calles. Prueba de ello es que este diario presencia la persecución de un marroquí que se desplaza en bicicleta y se salta un control de seguridad ciudadana. De inmediato, cuatro coches patrulla empiezan a perseguirle, obligándole a tirar la bici para huir a la carrera hasta llegar a una zona con casas en planta baja, por donde se sube a los tejados para tratar de dar esquinazo a los antidisturbios.

Estas escenas se entremezclan con los streamer -retransmitiendo en directo la cacería racista- mientras pandillas de adolescentes se desplazan en patinete para grabarlo todo con sus móviles. El espectáculo no es para sentirse orgulloso y así lo lamenta un policía local, a las 2.31 horas de la madrugada de este lunes, mientras levanta el precinto de una calle para volver a abrirla al tráfico. "Ha habido más detenciones". "La noche está siendo difícil".