Salah, uno de los imanes de Torre Pacheco, este domingo, en la puerta de la mezquita, antes del último rezo del día.

Salah, uno de los imanes de Torre Pacheco, este domingo, en la puerta de la mezquita, antes del último rezo del día. Badía

Reportajes

Salah, el imán de Torre Pacheco: "Antes de la paliza a ese anciano, no había problemas de racismo en el municipio"

Salah admite que siente "miedo" de que grupos de ultraderecha "le hagan daño" a algún musulmán que acude a la mezquita de la calle Justo, a unos metros del Barrio de San Antonio donde han convocado las cacerías de marroquíes.

Más información: La mujer del atacado en Torre Pacheco pide a los ultras que se vayan: "Hacen lo mismo que le hicieron a Domingo"

Torre Pacheco
Publicada
Actualizada

El sonido de las sirenas de las patrullas de la Guardia Civil que hay en la redonda del Barrio de San Antonio, rompe el silencio que se respira en una de las tres mezquitas de Torre Pacheco, justo unos minutos antes de las once y once de la noche de este domingo, cuando los musulmanes están llamados al quinto rezo del día: Isha.

Un garaje de la calle Justo es la sede de la mezquita donde Salah, su imán, se muestra "preocupado" por los episodios racistas que se están viviendo en un pueblo donde residen unos 7.000 ciudadanos de Marruecos y que en la mayor parte de los casos son la mano de obra del sector agrícola: el motor de la economía de esta localidad del Campo de Cartagena.

Todo empezó a raíz de la paliza que un joven supuestamente marroquí le propinó por diversión a Domingo, durante la madrugada del miércoles, lo que provocó la movilización de grupos de extrema derecha de Madrid, Valencia, Alicante y Almería. De hecho, decidieron vengar a este pensionista, tomándose la Justicia por su mano, convocando cacerías de jóvenes marroquíes este fin de semana.

"Hay que buscar a los que tienen la culpa de la paliza al anciano y detenerlos, pero eso lo tiene que hacer la Guardia Civil", tal y como reflexiona Salah, Corán en mano. "No se puede permitir que la gente robe o pegue a un vecino".

El imán reparte reflexiones entre todos los protagonistas de esta triste historia. También para sus jóvenes compatriotas que por las noches están movilizándose, para responder a las cacerías ultras. "No se puede permitir los chicos marroquíes que duermen durante el día y están por la calle por la noche, deben trabajar". "La gente que viene a la mezquita no hace nada malo".

Dos guardias civiles de los GRS, este domingo, en la redonda del Barrio de San Antonio de Torre Pacheco.

Dos guardias civiles de los GRS, este domingo, en la redonda del Barrio de San Antonio de Torre Pacheco.

Salah se quita sus gafas y se las cuelga en su chilaba, con la misma tranquilidad con la que advierte que tampoco se pueden permitir los episodios protagonizados por neonazis forasteros, los cuales prodigan la semilla del racismo entre los vecinos. "Esa gente lo único que quiere es provocar problemas en Torre Pacheco y de esa gente, no quiero hablar ni saber nada, aunque tengo miedo de que le hagan daño a alguien".

Este domingo, no hay ni veinte musulmanes dentro de la mezquita, a pesar de que el último rezo está a punto de empezar. La causa de esta falta de fieles es el temor que sienten muchos marroquíes, ante la posibilidad de convertirse en el objetivo aleatorio de los cazadores de extrema derecha que hay pululando por el pueblo.

"No salí de casa durante todo el sábado porque vivo en el Barrio de San Antonio y tenía miedo de que me pegasen", tal y como confiesa Mohamed, de 23 años, en la puerta de la mezquita, a la que llega sin terminar de ver la goleada que su equipo -el PSG- ha recibido del Chelsea en la final del Mundial de Clubes.

"Los marroquíes queremos la paz, no queremos robar ni pegar a nadie ni causar problemas porque también tenemos familiares en Torre Pacheco", según reflexiona este veinteañero, tras volver a salir a la calle este domingo, a la vista de que la localidad está tomada por decenas de guardias civiles que le generan más seguridad que este sábado.

"Antes de la paliza a ese anciano, no había problemas de racismo en Torre Pacheco". "Tanto en Marruecos como en España hay gente buena y gente mala". Por desgracia, este fin de semana, abunda más de lo segundo en este enclave rural, trufado de bancales, molinos de viento y yacimientos arqueológicos que contrastan con un hotel cinco estrellas con campos de golf.

La historia de Mohamed es la de muchos jóvenes que llegaron por reagrupación familiar a este pueblo, situado a 37 kilómetros de la capital del Segura. "Mi padre se vino solo de Marruecos, estuvo trabajando 25 años en el campo, alejado de su familia, y hace cinco años nos reunimos". Ahora, este veinteañero ha emprendido el sueño europeo con un empleo en una empresa de ferralla.

Abdelouahad, este domingo, tomando un café en la Cafetería Tibari de Torre Pacheco.

Abdelouahad, este domingo, tomando un café en la Cafetería Tibari de Torre Pacheco. Badía

Otros marroquíes optan por no acercarse a la mezquita, por su proximidad a la zona cero del conflicto: el Barrio de San Antonio donde residen muchos inmigrantes y que está en la diana de las cacerías de extrema derecha.

"Llevo desde 2003 en Torre Pacheco y nunca había visto que pasara algo así en este pueblo", tal y como apunta Abdelouahad, de 47 años, mientras se toma un café en la terraza de la Cafetería Tibari.

"La comunidad marroquí no quiere problemas con los españoles, no se puede generalizar porque un chico de Marruecos haya pegado a un anciano [Domingo]", según sostiene este empleado agrícola y padre de una hija. "Este sábado, mi familia no salió de casa porque teníamos miedo. Había gente que estaba buscando marroquíes para pegarles". 

La convocatoria de las cacerías de ultraderecha se empezó a fraguar con la difusión intencionada por WhatsApp de una foto de Domingo, tras ser agredido, junto a un vídeo donde aparece una persona mayor apaleada por unos chicos marroquíes que le graban con su móvil. La citada grabación no tiene nada que ver con el pobre pensionista que realmente ha sido apaleado en Torre Pacheco ni con la identidad de su agresor, pero la mecha de la polémica prendió entre los vecinos sin importar la nacionalidad.

"Ese vídeo me lo pasó un amigo por WhatsApp y creí que el señor de la foto era el mismo de las imágenes de la paliza", tal y como confirma Abdelouahad. El imán de la mezquita puede ser uno de los pocos lugareños que no vio ese vídeo fake porque asegura que las cacerías no han cambiado su rutina diaria: "Llevo 35 años trabajando en una empresa agrícola, vine a España a trabajar y sigo trabajando. Mi día a día es ir del trabajo a casa, a la mezquita, y a dormir".