A las 5:20 de la tarde del martes 13 de mayo, Valeria Márquez activó la cámara de su móvil y saludó a su audiencia desde el interior de su salón de belleza. Estaba en Zapopan, Jalisco, un municipio de México donde el lujo convive con la violencia. Vestía con elegancia, tenía el maquillaje perfecto, las uñas negras, el gesto de quien está acostumbrada a mostrarse.
Era un día extraño. Valeria, de 23 años, decía tener dolor de cabeza, y estaba preocupada por un paquete misterioso. Una de sus empleadas le había avisado que un hombre intentó entregarlo, pero que prefirió no dejarlo porque era "muy costoso". Eso la descolocó. En el directo, se le escucha decir: "¿Me iban a levantar? [secuestrar, en el lenguaje informal mexicano]. ¿Me iban a matar?"
Minutos después, recibió una bolsa de café y un peluche rosa. El regalo era de Vivian de la Torre, una amiga y también influencer, quien la convenció de quedarse un rato más. Valeria se lo tomó con humor, pero el gesto le resultaba inquietante. El ambiente, antes alegre, se volvió tenso. En la cámara, ella intentó mantener la compostura.
A las 6:30, un hombre entró al local. Tenía voz aguda, se hizo pasar por repartidor. "¿Valeria?", preguntó. "Sí", respondió ella. Fue lo último que dijo. El hombre sacó una pistola y disparó dos veces: al pecho y a la cabeza. Luego salió, se subió a una motocicleta y escapó junto con un cómplice.
Valeria Marquez, a 23-year-old Mexican TikTok influencer, was shot dead on May 13, 2025, while live streaming from her salon in Zapopan, Mexico. pic.twitter.com/RJ424oV2dB
— Sara (@tap4info) May 16, 2025
Escena del crimen
El cuerpo de Valeria Márquez quedó desplomado en el sillón, aferrado al peluche. La sangre manchaba su rostro, corría sobre el maquillaje, salpicaba la mesa. Una de las mujeres que estaba con ella tomó el móvil y cortó la transmisión, que había quedado emitiendo en directo. Cientos de seguidores vieron en vivo los últimos minutos de su vida.
El salón, Blossom The Beauty Lounge, fue precintado por la policía. En la puerta, un cartel con letras negras advertía: "Asegurado. Carpeta de investigación 30945/2025. Feminicidios". La Fiscalía de Jalisco confirmó que investigaba el crimen como feminicidio, es decir, un asesinato motivado por su condición de mujer.
La noticia sacudió a las redes sociales. La presidenta Claudia Sheinbaum declaró que se investigaría a fondo. Los medios difundieron teorías, hipótesis, detalles. El diario Milenio y cuentas especializadas en crimen organizado apuntaron a un nombre: Ricardo Ruiz Velasco, alias Doble R, El Tripa, uno de los líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Según versiones no oficiales, Doble R habría tenido una relación con Valeria, y la habría asesinado por celos, molesto por los regalos caros que ella recibía de sus seguidores. Una de sus últimas publicaciones decía: "Si algo me pasa a mí o a mi familia, ya saben quién fue". Nunca lo nombró.

Valeria Márquez compartía publicaciones en vuelos privados y yates.
Una ciudad sitiada
Zapopan no es sólo una zona de clase alta en Guadalajara. Es también un territorio controlado por grupos criminales. Allí conviven boutiques de lujo con casas de seguridad, cafeterías de diseño con centros de entrenamiento del narco. El Departamento de Justicia de EE.UU. ha señalado la ciudad como zona de lavado de dinero del CJNG.
Ese mismo día, a menos de dos kilómetros del crimen, fue asesinado Luis Armando Córdova Díaz, exdiputado del PRI, mientras tomaba café en una plaza. Dos ataques letales en menos de 24 horas. Ningún detenido. Ningún sospechoso formalmente procesado. Solo el miedo.
En abril, fue asesinada en Guadalajara Teresa González, una madre buscadora que investigaba la desaparición de su hermano. En mayo, una enfermera fue ejecutada dentro de un hospital en Zapopan. El alcalde Juan José Frangie dijo que eran "hechos aislados". Pero la estadística lo desmiente.
Desde 2018, más de 15.000 personas han desaparecido en Jalisco. Las fosas clandestinas se descubren con regularidad. Y aunque la violencia crece, los casos se acumulan en el archivo muerto de la impunidad.
Un pasado turbio
El nombre de Ricardo Ruiz Velasco ya había aparecido antes en crímenes similares. En 2012, fue vinculado al asesinato de Daisy Ferrer Arenas, una influencer venezolana cuyo cuerpo fue hallado en un canal. En 2017, se le atribuyó la ejecución de Juan Luis Lagunas, el Pirata de Culiacán, por insultar a El Mencho, líder máximo del CJNG.
Valeria había contado que un exnovio se molestaba si ella iba a ciertos bares. Que la seguridad del lugar le pedía que se retirara por su propia protección. Que él se enojaba por los regalos. Que la había amenazado. No lo identificó públicamente, pero muchos intuyen a quién se refería.
La Fiscalía de Jalisco ha negado que haya pruebas contra Doble R. "No consta formalmente en la carpeta ni ha sido mencionado en testimonios", dijeron en un comunicado. Mientras tanto, la familia de Valeria la despidió en privado, con presencia de policía y acceso restringido por brazaletes.

Valeria Márquez tenía 23 años
Un narco con corrido
Y es que en México la violencia no solo se padece, también se canta. El caso de Ricardo Ruiz Velasco, alias El Doble R, lo demuestra con claridad. A pesar de haber sido señalado por su participación en asesinatos de alto perfil su figura ha sido elevada al estatus de celebridad a través de los narcocorridos.
El más popular, titulado Las Hazañas del Doble R, fue interpretado por Luis R. Conríquez —uno de los referentes del género bélico— e incluido en su exitoso disco Corridos Bélicos Vol. 3. En la letra, se glorifican los enfrentamientos con el Ejército, las órdenes del "señor del M grande" y el poder del Grupo Élite, la facción armada del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
A lo largo de la canción, Ruiz Velasco es retratado como un comandante intocable, capaz de "controlarlo todo con la voz", en alusión a su presunto liderazgo en Michoacán y Jalisco. No es el único tema que lo celebra: otras agrupaciones como Víctor Rivera y su Nuevo Estilo también le han dedicado versos en los que se exalta su gusto por los autos de lujo, la fiesta, y su rol como "pieza clave" del cártel.
Mientras las autoridades lo acusan de ser responsable de más de 100 homicidios, la industria musical lo transforma en mito popular. En México, donde morir es cotidiano, el crimen se vuelve banda sonora.
Un país en directo
La muerte de Valeria Márquez fue televisada. Grabada. Viralizada. Lo vieron miles en directo. Después, millones. Su perfil de Instagram, que tenía 223.000 seguidores, pasó a 360.000 en horas. Su cuenta de TikTok fue cerrada. Cuentas falsas aparecieron al instante, buscando monetizar la tragedia.

Valeria Márquez compartió varias publicaciones antes de su muerte en la que responsabilizaba a su "ex" si le pasaba algo
Valeria había ganado el certamen Miss Rostro en 2021. Desde entonces, construyó una comunidad digital basada en maquillaje, moda y lujo. Mostraba viajes en aviones privados, rutinas de belleza, y una vida cuidadosamente editada para TikTok. Pero México la devolvió a su realidad brutal: ser mujer y visible puede costar la vida.
Mientras tanto, su amiga Vivian de la Torre ha negado cualquier implicación. El paquete del café y el peluche, dice, era solo un regalo más. "Siempre le mandaba cosas. Quienes conocían nuestra relación lo sabían", escribió en sus redes.
Y aunque las autoridades insisten en mantener la perspectiva de género, la sombra del crimen organizado se proyecta sobre todo el caso. En Jalisco, morir en directo no garantiza justicia. Solo más teorías. Más visualizaciones. Más silencio.