Roberto Barros, líder de la misión comercial española atrapada en Trípoli
Roberto Barros, líder de la misión comercial española bajo fuego en Trípoli: "La situación es difícil, pero nos protegen"
El director de Internacional de la Cámara de Comercio de Tarragona afirma que los nueve ciudadanos se encuentran bien tras el estallido de enfrentamientos entre milicias libias en la capital.
Más información: Un grupo de españoles, atrapado en un hotel de Trípoli durante un enfrentamiento entre guerrillas rivales armadas.
Nueve ciudadanos españoles, entre ellos el director de Internacional de la Cámara de Comercio de Tarragona, Roberto Barros, permanecen atrapados en un hotel de Trípoli desde hace más de 24 horas, mientras fuera resuenan los disparos y el eco de un conflicto armado que se ha recrudecido tras el asesinato de un líder miliciano.
La visita a Libia había comenzado como una apuesta por la reconstrucción. Un intento, liderado desde Tarragona, de tender puentes económicos con un país sumido en una frágil estabilidad. Pero en cuestión de horas, la misión comercial se transformó en una operación de resistencia. "No hemos sentido en ningún momento que nuestras vidas corran peligro", asegura Barros a EL ESPAÑOL.
Con tono sereno, y rodeado por los muros del hotel donde se refugia la delegación, explica: "Sí que ha habido enfrentamientos entre milicias. La situación es complicada. Ha sido una noche larga, pero a nosotros nos ha protegido la policía diplomática. Las milicias no se han acercado, no tienen nada contra nosotros. Solo hemos bajado al sótano por precaución".

Imagen del grupo que integra la misión comercial, a su llegada a Trípoli.
Misión multisectorial
El grupo, compuesto por empresarios de Madrid, Cataluña, Málaga y Valencia, se encuentra en Trípoli participando en una misión multisectorial organizada por la Cámara de Comercio de Tarragona entre los días 12 y 15 de mayo. El objetivo: explorar oportunidades de negocio en sectores clave para la reconstrucción libia, como la alimentación, los materiales de construcción, el mobiliario o los derivados del petróleo.
"Libia es un mercado atractivo para las empresas españolas gracias a la demanda interna generada por años de inestabilidad", explicaba Barros antes del viaje. La situación en Trípoli, sin embargo, se volvió insostenible el martes por la tarde, cuando una emboscada acabó con la vida de un líder de una de las milicias que controlan la capital, junto a al menos otros doce hombres de su círculo cercano.
Fue el detonante de un estallido violento que ha derivado en combates en distintos puntos de la ciudad. "Desde la noche del martes, no hemos dejado de oír tiroteos y bombardeos", relataba Begoña Costales a El Comercio desde el sótano del hotel, convertido ahora en refugio improvisado para la delegación.
Costales, directora general de la empresa Bego Costa África y presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias de Asturias, tiene una amplia experiencia profesional en el continente africano. "Trabajo con África desde hace más de diez años, y llevo dos en Libia. Nunca me había encontrado en una situación semejante", confesaba.
Pese a su entereza, reconocía que los temores crecían con el paso de las horas: "Nos dicen que es importante que podamos salir antes de que lleguen refuerzos militares, también que no somos un objetivo, pero no sabemos nada con certeza".

Imagen del grupo que integra la misión comercial, durante una cena en Trípoli.
Dos décadas después
El grupo, que incluye también a un fixer local, ha permanecido en contacto constante con la embajada española, que coordina desde el primer momento su posible evacuación. El aeropuerto internacional de Mitiga, el segundo más grande de Trípoli, pero el único operativo tras la destrucción durante la segunda guerra civil libia del primero, permanece cerrado desde el martes por la mañana.
Según el testimonio de Barros, las autoridades diplomáticas trabajan a contrarreloj: "Nuestra embajada se está moviendo de fábula. Como el resto de embajadas europeas, están buscando un plan de repatriación. Estamos tranquilos, esperando simplemente a que se dé la orden de regresar".
Las imágenes a las que ha tenido acceso este medio muestran a los integrantes de la misión en distintos momentos previos al estallido del conflicto: llegando al aeropuerto, compartiendo una cena con empresarios libios, y posando ante las puertas del hotel que ahora los mantiene retenidos. La estampa de optimismo de hace apenas 48 horas contrasta con el encierro actual, aunque tanto Barros como el resto del equipo insisten en lanzar un mensaje de calma.
No es la primera vez que una delegación empresarial española visita Libia, pero sí la primera desde hace casi dos décadas. La reapertura progresiva del país al comercio internacional ha sido acompañada por iniciativas como esta, diseñadas para reconstruir lazos comerciales rotos por la guerra y la inestabilidad política. En esta ocasión, sin embargo, la realidad sobre el terreno ha superado las previsiones más prudentes. "Cuando llegamos, había una calma tensa, como siempre es aquí, pero todo parecía estar bajo control”, explica Costales. Nadie esperaba un estallido de tal magnitud.

Regreso a casa
La presencia de milicias aliadas del líder asesinado en las inmediaciones de la capital ha multiplicado la tensión en las últimas horas. Fuentes sobre el terreno hablan incluso de un posible avance terrestre y aéreo hacia los puntos estratégicos de Trípoli. En ese contexto, el plan más seguro sigue siendo permanecer en el hotel, alejarse de las ventanas y, si la situación lo exige, volver al sótano.
"Confiamos en que podremos ser evacuados pronto”, señala Barros. "Seguimos en contacto con la embajada y creemos que no tardaremos en regresar”. Por el momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha hecho declaraciones oficiales sobre el estado de la operación. Tampoco se ha informado de la activación de ninguna misión conjunta europea para la evacuación de ciudadanos comunitarios.
La seguridad en Libia sigue siendo precaria y el margen de maniobra de las delegaciones diplomáticas, limitado. Aun así, la embajada española ha garantizado a los nueve atrapados su apoyo total y trabaja, según ha podido saber este periódico, en una posible salida por vía terrestre o mediante convoy diplomático.

Fuerzas de seguridad de Libia controlan la situación, este 13 de mayo de 2025, tras una escalada militar en Trípoli, la capital del país.
El Aeropuerto Internacional de Trípoli, el principal y más grande de todo el país, dejó de recibir operaciones regulares en julio de 2014, cuando fue gravemente dañado durante los enfrentamientos entre milicias rivales en el contexto de la segunda guerra civil libia. Los combates destruyeron aproximadamente el 90% de las instalaciones del aeropuerto y al menos 20 aviones, lo que obligó a su cierre indefinido
Desde entonces, el Aeropuerto Internacional de Mitiga, ubicado al este de la capital, ha asumido las funciones de principal terminal aérea de Trípoli. Aunque no tiene conexión directa alguna con ningún aeropuerto español, hace tan sólo cuatro meses que la italiana ITA Airways reanudó vuelos directos entre Roma y la capital libia. Fue y sigue siendo el primer enlace directo de una aerolínea de Europa Occidental con Trípoli tras una década de interrupción.
Mientras tanto, los empresarios españoles continúan a la espera. Tranquilos, pero en alerta. En habitaciones cerradas, con las maletas listas y la esperanza puesta en una pronta resolución. Una misión comercial que pretendía abrir mercados se ha convertido en un desafío de supervivencia diplomática. Y en medio de todo, la voz pausada de Roberto Barros, convertido en portavoz inesperado de una situación límite: "Estamos bien. Solo queremos regresar a casa”.