El cardenal Prevost durante su primera comparecencia como León XIV en el balcón de la Basílica de San Pedro, en El Vaticano.

El cardenal Prevost durante su primera comparecencia como León XIV en el balcón de la Basílica de San Pedro, en El Vaticano. Europa Press

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La página oscura de una vida ejemplar: ¿hizo lo suficiente el obispo Prevost para apartar a sus curas acusados de abusos?

Durante su etapa como obispo de Chiclayo, en Perú, varias organizaciones civiles lo señalaron por un supuesto encubrimiento de un caso de abusos sexuales. Tras ser nombrado León XIV, la organización SNAP ha vuelto a la carga contra él.

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La elección de Robert Francis Prevost Martínez como León XIV supone un marcado continuismo con la línea aperturista del Papa Francisco. El nuevo Pontífice es estadounidense y tiene nacionalidad peruana desde agosto de 2015, ya que pasó 40 años de su vida al frente de instituciones religiosas en el país andino. De hecho, durante su intervención en el balcón de la Basílica de San Pedro, dedicó unas palabras en español a Chiclayo, la ciudad peruana de cuya diócesis fue obispo entre 2014 y 2023. Allí comenzó como misionero de la Orden de San Agustín, de la que también llegó a Prior General.

Prevost Martínez ha sido un religioso de las periferias, un evangelizador de los desfavorecidos, una figura vinculada a la pobreza y a las órdenes mendicantes. No en vano su relación con Bergoglio se forjó en varios encuentros en Buenos Aires. Su fuerte sintonía en asuntos como la pobreza, la inmigración y el cambio climático –y cómo este afecta a las comunidades de las regiones más desfavorecidas, las más expuestas a sus efectos– lo llevó a que el argentino lo hiciera prefecto del Dicasterio para los Obispos y cardenal en 2023. Un hombre de su máxima confianza.

Su biografía es de lo más pulcra. Es un intelectual. Matemático, filósofo, teólogo, doctor honoris causa en derecho canónico y un excelente gestor de la Curia romana. No obstante, su nombramiento como León XIV ha reavivado una polémica en su límpida trayectoria. Una página negra de su historial que entronca con una de las grandes losas que pesan sobre la Iglesia católica: un escándalo de abusos sexuales.

Robert Francis Prevost, el actual papa León XIV, durante una visita al colegio San Agustín, en Madrid.

Robert Francis Prevost, el actual papa León XIV, durante una visita al colegio San Agustín, en Madrid. Europa Press

Todo comenzó en 2004, cuando Robert Francis Prevost ocupaba el cargo de Prior General de la Orden de San Agustín, cargo en el que llevaba desde 2001. Entonces, él residía en Roma, y entre sus responsabilidades se encontraba el de la gestión de las comunidades agustinas de todo el mundo, la promoción de sus vocaciones y la formación de los miembros de la orden.

Al otro lado del charco, en Chiclayo, una localidad que ya conocía gracias a su trabajo como misionero agustino en Perú desde 1985, se forjaba un escándalo. Dos hermanas de 9 y 14 años fueron víctimas de abusos sexuales por parte de un sacerdote llamado Eleuterio Vázquez Gonzáles, apodado 'Lute'. Tras sufrir tocamientos y ser forzadas a compartir la misma cama, quedaron traumatizadas. Hasta el punto de que decidieron callar y no denunciar el caso. En parte porque en Chiclayo, como en otras diócesis de América Latina, no existían mecanismos para depurar este tipo de responsabilidades.

Pasaron los años. En 2014, Prevost fue nombrado por el propio Papa Francisco administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo, en Perú, con lo que se convirtió en obispo titular de la Diócesis de Sufar. En septiembre de 2015 fue nombrado obispo de Chiclayo. El padre Lute aún formaba parte de los sacerdotes de dicha administración. Prevost, claro está, no tenía ni idea de lo que ocultaba.

Es más, cuando Robert Prevost Martínez ya era obispo, en una entrevista con La Repubblica en la que le preguntaron por los abusos sexuales en la Iglesia, sentenció: "Nosotros rechazamos el encubrimiento y el secreto, porque eso hace mucho año [...] Tenemos que ayudar a las personas que han sufrido por el mal actuar [...] De parte de la Iglesia queremos decirle a la gente que si hubo alguna ofensa, si sufrió o es víctima del mal actuar de un sacerdote, que venga y lo denuncie, para actuar por el bien de la Iglesia, de la persona y de la comunidad".

Un año después, en 2020, Ana María, una de las mujeres afectadas, decidió denunciar los abusos y mantuvo, según su versión, una conversación telefónica con Robert Prevost. Le explicó la conducta del sacerdote, que en ese momento era párroco de su diócesis y estaba a cargo de la parroquia de Santa María Magdalena. Prevost sugirió a la mujer denunciar a las autoridades civiles, pero debido a las restricciones provocadas por la Covid no pudo hacerlo.

Las hermanas volvieron a reunirse con Prevost y otro sacerdote –cuya identidad no ha trascendido– en la sede del Obispado de Chiclayo. Era abril de 2022. El actual León XIV pidió a las tres mujeres denunciantes que dejaran la denuncia por escrito y les aseguró que Iglesia, con los mecanismos de los que disponía, no contaba con las herramientas necesarias para investigar su caso con mayor profundidad, pero que haría todo lo posible. Poco después, fueron a denunciar a un centro de emergencia de la mujer, pero el delito había prescrito. Habían pasado 18 años desde el abuso.

León XIV durante su comparecencia en el balcón de la Basílica de San Pedro tras ser elegido Papa.

León XIV durante su comparecencia en el balcón de la Basílica de San Pedro tras ser elegido Papa. Oliver Weiken Europa Press

Dos meses después de la segunda reunión con Prevost, las mujeres se enteraron de que 'Lute' había sido trasladado a la parroquia de Santa Cruz, en Cajamarca, parte de la diócesis de Chiclayo, y que allí el cura seguía celebrando misa. En enero de 2023 Francisco llamó al futuro cardenal a Roma para hacerlo prefecto del Dicasterio para los Obispos. Permaneció como administrador del Obispado de la ciudad peruana hasta el 12 de abril de 2023. En septiembre fue hecho purpurado.

Después de que el caso saltara a la prensa local, la diócesis de Chiclayo emitió un comunicado oficial en el que reconocía las reuniones de abril de 2022 entre el Obispado de Chiclayo y las tres jóvenes. "Recibida la denuncia, y salvando el principio de presunción de inocencia tanto a nivel civil como eclesiástico, se procedió a la aplicación de las medidas cautelares para iniciar la investigación previa. El sacerdote denunciado, que nunca ha admitido haber cometido los actos que se le atribuyen, fue apartado de la parroquia que tenía encomendada y se le prohibió el ejercicio público del ministerio sacerdotal. Este aceptó la imposición de las medidas y fue a residir a casa de su familia en la provincia de Santa Cruz".

Desde entonces, los partidarios del cardenal Prevost afirman que es blanco de una campaña de difamación auspiciada por el movimiento católico Sodalicio de Vida Cristiana, el cual Francisco disolvió en enero de 2025 por refrendo pontificio, y que todo este caso responde a una intoxicación informativa que busca dañar su imagen. Algo que, no obstante, no ha calado entre los cardenales electores, que lo han elegido Papa a pesar de que Pietro Parolin, Luis Antonio Tagle y Matteo María Zuppi partían como favoritos en las encuestas.

Sin embargo, sus detractores consideran al nuevo León XIV un perfil tibio con los escándalos de abusos sexuales. Este bloque argumenta que 'Lute' continuó celebrando misa en otras parroquias y que la investigación canónica fue insuficiente. Además, aseguran que la diócesis no proporcionó un abogado canónico para las víctimas y que se ejercieron presiones contra quienes intentaron defenderlas. Medios como InfoVaticana, asociados al catolicismo reaccionario y abiertamente críticos con el aperturismo del Papa Francisco, refrendan esa misma tesis e incluso sugieren la participación de Prevost en otros escándalos precedentes.

Parte del comunicado emitido por la Diócesis de Chiclayo en torno al presunto caso de abusos sexuales.

Parte del comunicado emitido por la Diócesis de Chiclayo en torno al presunto caso de abusos sexuales.

Sin embargo, la diócesis de Chiclayo nunca se ha ocultado y ha negado categóricamente las acusaciones. Ha asegurado que se actuó conforme a las normas canónicas y que el caso fue reabierto en noviembre de 2023 ante la insistencia de las denunciantes. Hoy está en manos del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a cuyo frente estuvo, hasta la muerte de Francisco, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández. Fue el mismo Prevost quien elevó la denuncia ante las autoridades vaticanas pertinentes.

"No corresponde a la verdad que Eleuterio Vásquez haya reconocido los hechos, materia de investigación. Lo expresado en declaraciones a la prensa en 'ha reconocido los hechos' era relacionado a celebrar misas públicamente, y desde entonces dejó de hacerlo", contestó la oficina de la Diócesis de Chiclayo. "No corresponde a la verdad lo que se menciona en el programa [se refiere al programa televisivo Cuarto Poder, en el que se denunciaba el caso Prevost] de que 'la Iglesia no ha hecho nada para investigar'. Como se ha afirmado, el caso fue enviado a la Santa Sede, se archivó ante la falta de pruebas y, ante la apelación pública de una de las denunciantes, la causa fue reabierta, se investigó nuevamente y actualmente está en curso en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe".

El periodista Pedro Salinas, autor de La verdad nos hizo libres y uno de los principales investigadores de este laberinto de acusaciones, aseguró en una entrevista con Religión Digital que la campaña contra Prevost respondía a un movimiento de "los sectores de extrema derecha de la Iglesia católica", los cuales "están activos a través de sus medios satélites y acólitos, para desacreditar a los potenciales papables, que podrían seguir la línea del Papa Francisco". Prevost, asegura, "siempre se puso en el zapato de las víctimas. Siempre puso en el centro a las víctimas".

A pesar de todo, tras conocer el nombramiento del nuevo Papa, la organización SNAP (Red de Sobrevivientes de Abuso por Sacerdotes), dedicada a recopilar casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y apoyar a las víctimas, ha acusado a León XIV de "encubrir casos de abuso mientras fue obispo en Perú".

“Las víctimas afirman que Prevost no abrió una investigación, envió información insuficiente a Roma y que la diócesis permitió al sacerdote seguir celebrando misa. Incluso adjuntaron fotografías del sacerdote oficiando misa después de su denuncia como prueba”, señala SNAP en su comunicado. La organización ya había presentado una denuncia contra Prevost el 25 de marzo de 2025, bajo el decreto Vos estis lux mundi, un documento del papa Francisco de 2023 que concreta las normas que tiene que seguir la Iglesia católica respecto a los abusos sexuales de sacerdotes o miembros de institutos de vida consagrada.

SNAP ahora solicita "acciones decisivas" por parte del papa León XIV en sus primeros 100 días de Pontificado, como la creación de una Comisión Global de la Verdad con plena cooperación del Vaticano y la implementación de una ley de tolerancia cero universal en el derecho canónico. También incluyen acuerdos legales internacionales para garantizar transparencia y rendición de cuentas; un Fondo de Reparaciones financiado por las víctimas y respaldado por activos de la Iglesia, entre otras.

A pesar de la insistencia de los organismos para la defensa de las víctimas de abusos sexuales, hasta la fecha no existe evidencia concluyente de que el entonces obispo Prevost conociera de los abusos anteriores a 2020. Algunos críticos sostienen que, dado su vínculo con la diócesis de Chiclayo y su rol anterior como Prior General de la Orden de los Agustinos, pudo haber tenido acceso a información interna sobre comportamientos indebidos del sacedote denunciado.

Sin embargo, ni una sola investigación eclesiástica o civil ha podido establecer que Prevost actuara con dolo o fuera artífice de negligencias graves o encubrimiento de los sacerdotes que tenía a su cargo. El análisis de su conducta –las investigaciones abiertas elevadas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, las reuniones con las víctimas y la aplicación de medidas cautelares– son interpretadas por sus defensores como una rrespuesta alineada con las doctrinas canónicas.