Enrique Parra (izquierda) le disparó a su hijo Daniel (derecha)

Enrique Parra (izquierda) le disparó a su hijo Daniel (derecha) Cedida

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Enrique mató a su hijo Dani de 37 años de un escopetazo en Escalona tras años de peleas: "Como tiene cáncer le dio igual"

Vecinos cuentan que el hijo "se drogaba mucho" y su padre ya no soportaba discutir más con él.

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Nadie en Escalona puede creer la noticia. Enrique Parra Lillo de 65 años y enfermo "de cáncer terminal" disparó un cartucho de escopeta de caza hacia el abdomen de su propio hijo, Daniel Parra García de 37 años, quien murió casi al instante. El mismo padre llamó a la Guardia Civil, a eso de las 11:35 de la noche, para confesar el crimen.

Enrique Parra tenía muchos años protagonizando discusiones con su hijo porque "se drogaba mucho. Le daba mucho lío y en un calentón le disparó", cuenta a EL ESPAÑOL una mujer que conoce a la familia. El hecho ocurrió en la calle Margarita de la urbanización Miragredos, en Escalona (Toledo), la noche del 10 de abril.

En el sitio, vivían Enrique junto a su esposa y su hijo Daniel. Ambos discutían en el dormitorio del último hasta que el padre terminó con la pelea de manera definitiva.

En Escalona, los habitantes están conmocionados por el crimen cometido por Enrique contra su hijo Daniel

En Escalona, los habitantes están conmocionados por el crimen cometido por Enrique contra su hijo Daniel Hans Lawrence Ramírez Escalona

En el pueblo se desconoce la causa por la cual inició la pelea esa noche, pero esta no era la primera vez que discutían, señalan los vecinos, pues padre e hijo ya tenían conflictos desde hace algunos años, aunque nadie se imaginaba que todo acabaría de manera fatal.

"Él siempre ha sido un señor muy tranquilo y el hijo sí que era un poco pesado", detalla otro de los vecinos de la zona, quien asegura haber visto a 'Sepia', el apodo con el que conocían a Daniel, en varias ocasiones con personas de mal aspecto y consumiendo drogas en las calles del pueblo.

El camarero de un restaurante que Enrique Parra solía frecuentar hasta antes de ser detenido, relata que el hombre "tiene meses enfermo" y por esa razón "le dio un poco igual dispararle al hijo". Sin embargo, le sorprende que horas antes del crimen, por la tarde, Parra fue visto en el pueblo comprando provisiones con su esposa "y le vi como siempre, tranquilo".

No se imaginó que esa misma noche, el hombre que él mismo atiende cada vez que visita el restaurante donde trabaja, sería capaz de matar de un escopetazo a su propio hijo.

Confesó el crimen

El teléfono de la Guardia Civil sonó a eso de las 23:35 de esa noche de jueves. Quien llamaba era Enrique Parra después de haber descargado el cartucho de la escopeta en el abdomen de Daniel. "He pegado un tiro a mi hijo y lo he matado", dijo el hombre cuando le cogieron la llamada.

Unos 20 minutos más tarde, la Guardia Civil junto a la Policía Local, llegaron al lugar para detener a Parra. Él no opuso resistencia ni trató de huir de la escena. Estaba consciente de que sus manos estaban manchadas de sangre. La de su propio hijo. "Él se entregó y yo no sé si tenía algún remordimiento, pero seguro que debe estar pensando en lo que hizo", señala una vecina.

En ese momento, mientras Enrique era detenido y el cadáver de Daniel estaba tendido en el suelo del dormitorio, su madre sufría un ataque de ansiedad después de haber presenciado como su hijo moría a manos de su esposo. La mujer fue asistida por un equipo de asistencia psicosocial de la Cruz Roja.

Esta es la casa de la familia Parra en donde ocurrió el crimen

Esta es la casa de la familia Parra en donde ocurrió el crimen Hans Lawrence Ramírez Escalona

A Enrique Parra, por su parte, la Guardia Civil le ha puesto a disposición del titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Torrijos, quien ya le ha dictado prisión preventiva sin derecho a fianza.

Un hombre "tranquilo" y enfermo

En el pueblo no se habla de otra cosa que no sea de lo ocurrido en la casa de la familia Parra. En restaurantes, bares, tiendas y demás. No hay un tema más impactante para comentar en este pequeño pueblo.

Algunos desaprueban el hecho. "¿Qué tiene ese hombre en la cabeza como para dispararle a su propio hijo", pregunta una mujer; mientras que otros tratan de justificarle. "El hijo no era muy buena persona tampoco", le responde un hombre a la mujer que cuestiona la acción de Enrique Parra.

Tanto vecinos como algunos conocidos coinciden en que la familia tenía décadas viviendo en Escalona, un pueblo de poco menos de 4.000 habitantes. "Él es bien tranquilo. No recuerdo yo haberle visto en problemas", comenta el camarero que de vez en cuando atendía a Parra en un restaurante del centro. "Seguro que lo tenía a reventar que no se lo ha pensado dos veces", agrega.

Parra ya tenía varios meses viajando a Madrid cada semana con el fin de recibir tratamiento por el "cáncer terminal" que padece, dicen quienes le conocen en el pueblo. Otros vecinos consideran que, al estar muy enfermo, Parra cree que morirá pronto y no quería que su hijo "le siguiera dando mala vida a la familia".

Por ahora, Parra está encarcelado mientras espera que el juez dicte condena en su contra y en el pueblo, todavía no se creen que aquel hombre "tranquilo" y enfermo le haya disparado a su hijo. "Debe estar en la celda con la sangre fría pensando en lo que hizo", dice una de sus vecinas.