Leo Harlem.

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Reportajes

Leo Harlem: "Yo me pongo mis propios límites en el humor. Si te metes en política, pierdes mucho público"

El humorista ha charlado con EL ESPAÑOL de sus aficiones y del panorama humorístico actual y de la nueva temporada de su programa 'Leo Talks'.

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Leo Harlem se encuentra en su hábitat natural sobre un escenario haciendo reír a los espectadores. Eso es lo que más le gusta al cómico, que estrenó el pasado 24 de febrero en Movistar Plus+ la cuarta temporada de Leo Talks.

En las ocho entregas de esta temporada, el leonés dará la vuelta a muchas de las cosas que pensamos. Si eres de los que te pone nervioso el campo, o de los que no puedes con los culturetas, o si en el fondo te encanta ser mala persona… y es que Leo Talks es una parodia de las charlas TED, llevada a cabo por el humorista.

Su objetivo es totalmente contrario al tono positivo y motivacional que desprenden las charlas originales, ya que se trata de un formato que plantea una fórmula renovada del clásico monólogo: sobre un escenario, ante una gran pantalla y rodeado de público, Harlem expone sus tesis atrevidas e impactantes encaminadas a echar por tierra muchos conceptos y realidades que invaden nuestras vidas.

El humorista Leo Harlem.

El humorista Leo Harlem.

No obstante, la faceta de cómico es una de las más destacadas del leonés, que también ha participado en multitud de películas y programas de televisión, además de, como le contó a Pablo Motos en su última visita a El Hormiguero, ha sido nombrado guardián de los nabos en Asturias: “Es una cosa muy bonita, me han dado la medalla de la Cofradía de Amigos de los Nabos, que hay muy pocas en el mundo y he besado el nabo”, recordó.

Harlem ha repasado con EL ESPAÑOL su trayectoria profesional hasta llegar a ser considerado como uno de los mejores cómicos y monologuistas de nuestro país, pero también nos ha hablado de los temas que abordará en la nueva temporada de Leo Talks o de sus aficiones.

El humor por bandera

Como todo niño, Leonardo González Feliz, cuyo nombre real es Leo Harlem, tenía muchos sueños de cara a su futuro, pero la comedia siempre estuvo presente en su mente: “Nunca piensas que es lo tuyo profesionalmente hablando, al menos al principio. Pero yo tenía gracia. Los chistes se me quedaban, imitaba muy bien a los profesores, era simpático… En el colegio empecé a ver que tenía esa vena humorística”, recuerda.

Eso sí, echando la vista atrás, de pequeño no se imaginaba llegar a donde ha llegado: “Para nada. Yo de pequeño habría querido ser futbolista. Luego con los años me habría gustado ser guitarrista. Pero eso como accesorio. Empecé a estudiar Arquitectura, pasé a Derecho, pero no lo acabé. Yo intentaba dirigir mi vida hacia una profesión cabal, con futuro. Pero han ido surgiendo las cosas como han surgido, y yo me he sentido a gusto”, reconoce.

Pregunta.– Todo comenzó con un monólogo en El Club de la Comedia. ¿Fue usted mismo quien quiso presentarse o alguien le animó a hacerlo?

Respuesta.– Pues es que el primer monólogo fue una jugarreta de un amigo. Cuando cerraba mi bar solía ir a un local en el que actuaba gente importante. El dueño, un día, de coña, me comentó que tenía que actuar allí. Me dijo “voy a hacer un cartel”, y a los dos días, el cartel estaba hecho y ya no me podía echar atrás. Hice cinco actuaciones y me dijeron que mandara un vídeo a El Club de la Comedia. Lo fui dejando, y el último día, una noche loca, grabamos el vídeo a las seis de la mañana.

Leo Harlem, en 2009.

Leo Harlem, en 2009.

P.– ¿Qué es lo que más ha disfrutado en estos más de 20 años de carrera?

R.– He conocido a gente muy interesante, para empezar. Y luego, también me ha permitido conocer España de cabo a rabo, además de algunos países. Finalmente, poder ayudar. Aunque no lo parezca, el humor tiene un poder terapéutico increíble. Yo ha habido situaciones en las que me he encontrado a gente que me decía: “Es que mi hermano tiene un cáncer, pero te ve y se alegra mucho”. Eso vale muchísimo.

P.– ¿Y la situación más surrealista que ha vivido?

R.– Es que he vivido de todo. Una vez, por ejemplo, una mujer se meó en medio de la actuación. Yo la veía reírse desde el escenario y pensaba “esa mujer se muere”. Cuando se acabó, vino el marido y me dijo: “Nos hemos reído mucho. Ahora viene mi mujer, que ha ido a cambiarse, que se ha meado encima”. Y luego, un chico se nos desmayó una vez. Al despertarse me explicó que había empezado a reírse y se le había olvidado respirar.

P.– En el momento actual: ¿Cómo ve el tema de los límites del humor?

R.– Pues es que eso parte de uno mismo. Yo, por ejemplo, no hablo de política, no me meto en líos. Yo hago un humor sociológico. Veo como evoluciona la sociedad, que ahora todo el mundo está perfecto, comiendo quinoa y verduras y mi humor es de “sí, pero no”. ¿Hay que hacer mucho deporte? Pues sí, pero no. Sí que es verdad que los límites me los pongo yo. ¿Qué necesidad tengo de hablar de según qué cosas, si hay otros temas que me gustan y me lo paso mucho mejor? En el humor, si te metes en política pierdes mucho público. El humor vive de la exageración. Hay límites tolerables, pero lo que no puedes hacer es un show completo dando caña.

P.– ¿Cree que el humor se considera inferior que el drama?

R.– Sí. El humor siempre tiene un punto que se renueva. Es muy necesario, pero hay que ponerlo en valor. Hay un punto de injusticia. De la gente que va a la ópera dices: “Joder, este ha acabado los estudios”. La ópera te da un lustre por haber estado aguantando a un tío haciendo gorgoritos durante tres horas. En cambio, ves a alguien que va a ver un espectáculo de humor y piensas: “Este, cuando termine, se va al bar a tomarse unas cañas”. Del humor siempre se ha dicho que es “el género chico”. La gente cree que, si no hay un drama, no vale la pena.

Leo Harlem, en 2014.

Leo Harlem, en 2014.

P.– ¿Ha notado un aumento de su fama en el público infantil desde que hace películas familiares?

R.– Sí. Los niños me ven por la calle y me dicen “¡Tío Paco! ¡Tío Paco!”. El público infantil es muy agradecido e increíblemente majo. Además, creo que es muy bonito que se haya recuperado el cine familiar. Santiago Segura ha pegado un pelotazo con ese tipo de películas y ese cine, que ya estaba olvidado, se está recuperando.

P.– Últimamente ha hecho mucho más cine que televisión. ¿Le apetece hacer una serie?

R.– Una serie no deja de ser como una producción cinematográfica. El volumen de trabajo es cada vez más similar. No he probado nunca a hacer una serie, pero no me importaría. Lo que sí que quiero es hacer alguna película más, que el proyecto ya está encauzado.

P.– Tras el éxito de tus últimas películas: ¿Se considera más actor que cómico o viceversa?

R.– Soy cómico. Nunca he hecho un papel en un drama o un thriller, siempre han sido comedias, que es a lo que me dedico.

P.– ¿Le queda algo por hacer, profesionalmente hablando?

R.– Pues yo creo que no. Quiero retirarme y dejar sitio a la gente que viene. Cuando llegas a una edad, tienes que saber apartarte. A lo mejor me dedico a escribir. Hacer el guion de una película o a colaborar en algo similar.

Leo Harlem, en 'Leo Talks'.

Leo Harlem, en 'Leo Talks'.

P.– ¿Y a quién considera buen humorista en la actualidad?

R.– Hay gente muy buena, y lo mejor es que se han generado estilos muy distintos. Están Goyo Jiménez, Luis Piedrahita, Dani Rovira… Y ahora las chicas que se están incorporando también son una pasada. Están a unos niveles muy potentes. Se están saltando clichés también, que gusta mucho que cambien.

Se ha perdido un pintor…

El éxito de sus programas, espectáculos y películas hacen que Leo Harlem apenas tenga tiempo libre para dedicarlo a sus aficiones, destacando entre ellas el amor al ciclismo: “Colecciono ciclistas de plomo pequeñitos, me gusta mucho ese deporte y, aparte de verlo en la tele, tengo muchos libros sobre el tema”, afirma.

El leonés también colecciona todo lo que cae en sus manos de carteles de cine, de deportes… “Todas esas cosas me fascinan. Siempre estoy comprando libros, pero de los gordos”.

P.– ¿Qué le gusta hacer cuando no está encima de un escenario?

R.– Me apasiona el cine y veo muchísimas películas. También me gusta mucho la música, leer, dibujar… es que antes de dedicarme al humor vendía mis dibujos, también hacía grabados y, está mal que lo diga yo, pero no se me daba nada mal (risas). Es una de las cosas a las que me quiero dedicar cuando tenga más tiempo, porque exige una dedicación y ponerse, pero me gusta mucho.

En un futuro, cuando esté más liberado de trabajo, me dedicaré a dibujar, pintar y hacer mis cositas. Es que empecé la carrera de Arquitectura por eso, porque se me daba bien dibujar. También hice un módulo de formación profesional de escultura y algo algunas esculturas de barro en mi taller.

Una nueva temporada

En las ocho nuevas entregas de la cuarta temporada de Leo Talks, Harlem abordará multitud de temas que irán desde la niñez, “que es algo que tenemos demasiado idealizado”; a los españoles que viven fuera de España; pasando por el amor, el cuerpo humano, la naturaleza, la vida en los pueblos, los culturetas o el éxito.

Leo Talks es un formato muy divertido para reírnos de nosotros mismos. Hacemos énfasis en todo lo que está de moda y le sacamos un poco de punta sin ofender a nadie, siempre desde el respeto. Al final reírnos de nosotros mismos es una terapia mental muy buena que deberíamos practicar más. Leo Talks es esa terapia de choque”, explica el humorista.

P.– ¿Qué van a poder ver los espectadores en esta temporada de Leo Talks?

R.– Hablamos de las cosas que están de moda, de actualidad, de temas generales para que se implique el mayor número de gente posible, pero siempre en el mismo tono de humor distendido para que el público pase un rato agradable y que se ría, algo que caracterizado las otras temporadas.

P.– ¿Esperaba llegar a las cuatro temporadas?

R.– Sinceramente, no me esperaba hacer cuatro temporadas, pero parece ser que los resultados son buenos y a la gente le gusta. Uno de los secretos del éxito que tiene es que el tiempo que dura cada entrega, poco más de 20 minutos, y eso está muy bien. Es un programa que se hace ameno y entretenido.

P.– ¿Cómo es una grabación de Leo Talks?

R.– Tenemos un equipo de guionistas y redactores que van preparando durante un par de meses los textos. Yo me reúno con ellos periódicamente, revisamos los chistes, si encajan o no, si este me gusta más, este menos... Lo que hacemos también es ver la batería de vídeos y de imágenes que tenemos, si hay que tener derechos para poder emitirlos y esas cosas. Vamos cerrando todo lo posible.

Cuando ya está todo, los programas se graban con público en directo, que esto es muy importante. Lo grabamos en un teatro, la gente paga por verlo y van con mucha ilusión. Lo hacemos cuatro noches seguidas, dos programas cada día, hasta completar las ocho entregas que componen la temporada. El resultado es muy gratificante porque la gente se lo pasa muy bien.

Leo Harlem, en 'Leo Talks'.

Leo Harlem, en 'Leo Talks'.

P.– ¿Qué es lo más divertido de hacer este programa?

R.– Que me río mucho. Me lo paso muy bien porque el público se lo pasa pipa. Entonces, cuando la gente disfruta, pues tú también. Pero sí que es verdad que te obliga una concentración grande porque son textos que no se memorizan, hay que estar pendiente de dar paso a los vídeos...

P.– ¿Y lo peor?

R.– Son muchas horas en el teatro, a lo mejor desde las dos de la tarde hasta las once de la noche o así. Desde que llega el público hasta la grabación en directo, todo son pruebas y eso genera cierto cansancio, pero, al final, el resultado vale la pena.