Paqui Gómez, la madre de Miguel Ángel González, uno de los dos guardias civiles asesinados hace un año en el puerto de Barbate arrollados por una narcolancha, lo supo. A Paqui le sonó el timbre de la puerta hace 364 días. Eran las 11:45 de la noche. A partir de entonces estuvo unos días viviendo fuera de su cuerpo. Viéndolo todo como si fuera una película.
En Salvar al soldado Ryan hay una escena brutal sobre la II Guerra Mundial en la que no hay nada bélico ni violencia alguna. Es la de la madre. Mientras friega los platos, la señora Ryan escucha el ruido de un motor, mira por la ventana y ve llegar por la carretera un coche que se detiene ante su puerta.
De él se baja un mando del ejército y un sacerdote. Van a entregarle tres telegramas, uno por cada hijo muerto en combate. Al verlos, ya en el porche, la mujer trastabillea aturdida, mientras busca con la mano algo en lo que apoyarse que no encuentra. Es entonces cuando se tiene que sentar en el suelo porque ya sabe que al menos uno de sus cuatro hijos ha muerto.
"Yo miré por la mirilla y lo supe. El mejor amigo de mi hijo, guardia civil, todos sus amigos del cuerpo... Escuché a su amigo P. decirme que abriera. Me lo pidió por favor". Paqui suspira y cierra los ojos. Quizá no quería abrir la puerta porque no quería saber lo que ya sabía. "La abrí y los ví a todos, el rellano lleno. Dije que no, que no. Y su amigo me dijo que sí con la cabeza. Me desmayé".
Ha pasado un año y todo es real. Justo ayer, un narco falleció durante una persecución con la patrullera de la Guardia Civil a 10 millas de Tarifa. Hace unos días, en Barbate, un agente del Instituto Armado, de la Patrulla Fiscal Territorial, resultó herido tras arrojarse a la cuneta para evitar ser arrollado por el conductor de un quad que estaba participando en labores de abastecimiento de gasolina para las narcolanchas. "Todo sigue igual", musita la mujer.
También, el pasado fin de semana, se resguardaron varias de estas embarcaciones ilegales, con impunidad, en el puerto de Barbate para evitar un temporal de levante. Justo como hace un año. "¿Y ahora por qué no llama el alcalde, como hizo hace un año? Tres veces llamó aquel día a Subdelegación de Gobierno para que las quitaran del puerto de Barbate", espeta Paqui.
El operativo
Aquel día se encontraban en Algeciras la plana mayor de la Guardia Civil y el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, para presentar el balance de 2023 del Plan de Especial de Seguridad. Al filo de las 8 de la tarde ocurrió la tragedia.

Detalle del altar dedicado a su hijo Miguel Ángel en la entrada de la casa de Paqui.
La casa de Paqui tiene hoy dos altares en recuerdo de su hijo Miguel Ángel. Uno, justo en la puerta. Hay una foto de él y dos velas, permanentemente encendidas. Luego hay otro en el salón. Con sus medallas, más fotos de él y otra vela. Siempre encendida.
La mujer, de 62 años, atiende a EL ESPAÑOL con la solvencia de quien está ya acostumbrada a atender a los medios de comunicación haciendo un sobreesfuerzo. "Yo no he tenido duelo por mi hijo. Yo tendré el duelo cuando llegue hasta el final para hacer justicia. Yo me levanto por las mañanas y quiero justicia. No tengo ya otro propósito en la vida que éste". Luego, dice, cuando se haga justicia, "me puedo morir".
La mujer es sintética en sus declaraciones. En todo lo que dice. No hay meandros ni recovecos en su discurso, muy claro. "La mano ejecutora fue el de la narcolancha. Pero ¿y los mandos que dieron la orden en esas condiciones?", se pregunta. También tiene palabras para el presidente del Gobierno. "Todavía estoy esperando la llamada de Pedro Sánchez para darme el pésame que sí le dio a Bildu por la muerte de un etarra".
Tres días estuvieron las narcolanchas guarnecidas en el puerto de la localidad gaditana. Hasta seis embarcaciones aquella noche fatídica de viernes. "No hubo operativo. Todo fue improvisado. Mandaron al grupo GAR y al GEAS, donde estaba mi hijo. Aquel día se hizo lo que se hizo porque estaban todos los mandos y Marlaska en Cádiz".
Miguel Ángel, miembro del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) en Algeciras, estaba saliente del servicio. "No tenía que estar ahí. Pero viendo lo que había, se quedó", dice. Lo que había, además de la plana mayor de Interior, era un temporal de levante que impedía a la única patrullera de la Guardia Civil que estaba operativa acercarse a Barbate.

Paqui Gómez, de 62 años, durante su charla con EL ESPAÑOL.
"Estuvieron esperando una orden para actuar que no terminaba de llegar, todos metidos en el coche de mi hijo, en Algeciras, esperando para salir toda la mañana. La orden les llegó a las 3 de la tarde". Así, con una zodiac del GEAS, llegaron al puerto de la localidad gaditana.
"Haced lo que podáis, le dijo por teléfono el coronel al sargento, cuando hay que estar en el sitio para ver qué se podía hacer", cuenta Paqui. El dispositivo, considera, "era un disparate y un desastre: los mandaron a un operativo que no se cumplió".
Les dijeron "que iba a estar el servicio marítimo, que no estuvo, y que se iba a colocar una red en la bocana del puerto que no se colocó. También les dijeron que la zodiac la echaran al agua por la rampa del puerto de Barbate. Pero si en el puerto de Barbate no hay rampa. Echaron la barca al agua como pudieron".
Ya en el agua, la mujer cuenta que "los de la narcolancha les pusieron un foco y los deslumbraron. No la vieron venir porque no podían". Su hijo iba el primero. "Es a quien se le escucha decir que hagan disparos al aire justo antes de ser arrollados. Yo no he visto los vídeos, no he podido. Me lo han contado".
El sargento rescató del agua a David Pérez, el agente del GAR también fallecido. "Y al llegar al cantil se dio cuenta de que Miguel Ángel no estaba y que no aparecía. Volvió con la misma zodiac, destrozada, a por mi hijo".

La madre de Miguel Ángel, en el rincón de su hijo, con sus medallas y fotos, con el banderín que llevaba su hijo en las competiciones deportivas.
Desde que se desmayó en la puerta de su casa a la capilla ardiente y el entierro, Paqui no lo recuerda todo y tiene lagunas, algo que "dice mi psicóloga que es normal". Sabe que que su familia se enteró antes que ella de la muerte de su hijo. "Desde las 9 estaba en las noticias. Ya había vídeos. Pero nadie me quiso decir nada. Mi hermana dio la orden de que no me llamaran".
En la capilla ardiente, instalada en la Comandancia de Cádiz, el ministro Grande-Marlaska le dio el pésame. "Por desgracia. Yo no estaba bien. Si lo hubiera estado no lo habría consentido", explica. Con los días, empezó a enterarse de los detalles que la han impulsado a solicitar la reapertura del caso en la demanda que la familia interpuso contra la cadena de mando del operativo.
La cadena de mando
El abogado de la familia, Miguel Lozano, desgrana que ha aportado nuevas pruebas, de acuerdo a los criterios que dictamina un archivo provisional para su reapertura. "Estaban todos los mandos en el Teatro Falla, viendo la final del concurso de agrupaciones del Carnaval. Y hemos aportado 50 minutos de grabaciones y solicitado que la causa se reabra por un delito de homicidio doloso, no imprudente".
En esas grabaciones se escucha "como el sargento le cuenta al padre que le dijo al coronel en tres ocasiones que las narcolanchas les iban a pasar por encima. Se lo dijo tres veces. Es un riesgo que nos pueden pasar por encima, dijo textualmente. Le respondió que eso no iba a ocurrir porque (los de las narcolanchas) eran moritos", cuenta Paqui.
También, abunda el abogado, "por el informe de la investigación reservada, interna, de la Guardia Civil. Va firmado por tres mandos que no estuvieron allí. Uno de ellos, mano derecha de Marlaska y recién ascendido a general: David Blanes. La cuarta firma y testimonio era para el sargento del operativo: se negó a participar y no declaró, porque de todos los que iban en la zodiac, solo le llamaron a él".
Por ello hace un mes pidieron la reapertura del caso. Lo archivado, donde ejercían ellos como demandantes y dos asociaciones de guardias civiles, era por homicidio imprudente. "Pero AUGC y JUCIL apelaron hace meses con una redacción letrada distinta, y lo que ha hecho la jueza es meternos a todos en el mismo saco, cuando lo que solicitamos ahora es distinto, los fundamentos jurídicos también y aportamos nuevas pruebas", explica Miguel Lozano.
Ha unificado, sostiene, "lo antiguo con lo nuevo. Ya basta. Son muchos errores procesales. Quien está dilatando el procedimiento no somos nosotros, son ellos". El letrado avanza a este periódico que van a recurrir "porque están vulnerando derechos fundamentales de acuerdo a los artículos cuarto y quinto del Convenio de la Haya".
"Al final, va a resultar que mi hijo se mató solo", remata con ironía amarga Paqui.

Detalle de las imágenes y objetos en recuerdo de Miguel Ángel.
-¿Qué le diría al ministro, Fernando Grande-Marlaska?
-Le diría que cuide de sus guardias civiles, que salen de sus casas y no saben si van a volver.
El proceso contra los mandos del operativo, iniciado únicamente por las asociaciones de guardias civiles y la familia de Miguel Ángel González, es paralelo al que el juzgado de instrucción número 2 de Barbate lleva a cabo con respecto a la tripulación de la narcolancha que embistió varias veces a la lancha neumática en la que iban seis agentes de la Guardia Civil para identificarlos.
El marroquí Karim El Baqqali, acusado de pilotar la narcolancha, y otros dos de sus ocupantes, Yassine E.M y Mohamed L.M., están en prisión desde que el pasado otoño se entregaran, tras estar fugados siete meses. Falta un cuarto implicado, aun fugado y en paradero desconocido.
Se les imputan dos delitos de asesinato, cuatro delitos de asesinato en grado de tentativa, seis delitos de atentado, un delito de contrabando y otro de pertenencia a organización criminal