Enviado especial a Huaraz (Perú)

Una expedición única partió el pasado 13 de septiembre desde Madrid rumbo a los majestuosos Andes peruanos. Única, entre otras tantas cosas, porque entre sus integrantes se encuentra cinco séniors excepcionales: Leticia Herrería, Pepe García, Pilar Utrilla, José Antonio Fernández y Álvaro Vallés. Acompañados por el director de la expedición y reconocido médico de expediciones, Carlos Martínez, así como por un equipo de organización, documentalistas y periodistas, el grupo se embarcó desde entonces en una travesía que desafía los límites de la edad y celebra la longevidad positiva.

Desde Lima, la capital peruana, los expedicionarios se dirigieron por carretera hasta la ciudad de Huaraz, situada a una altura de tres mil metros sobre el nivel del mar. Enclavada en el corazón de la Cordillera Blanca —imponente incluso desde la distancia— ha servido como base para la aclimatación necesaria antes de enfrentar desafíos aún mayores.

Esa fase de aclimatación, que duró los primeros tres días de la expedición en Perú, incluyó varias pruebas diseñadas para adaptar a los expedicionarios a las condiciones de alta montaña. Realizaron dos trekking con desnivel positivo hacia lagunas cercanas: Wilcacocha, en primer lugar; Uruscocha, en segundo. Los senderos, serpenteados entre paisajes de una belleza indescriptible, no sólo sirvieron para aclimatarse físicamente, sino también, en palabras de los participantes, para conectar profundamente con la naturaleza y entre ellos mismos.

Los cinco expedicionarios junto a Carlos Martínez posan en el Aeropuerto de Madrid horas antes de volar hacia Perú.

Los cinco expedicionarios junto a Carlos Martínez posan en el Aeropuerto de Madrid horas antes de volar hacia Perú. Julio César R. A.

Las rutas de trekking fueron el preludio perfecto para las siguientes etapas de la expedición. La que ahora sí despega con rumbo a altos vuelos. Después de los senderos a pie, el grupo se aventurará en varias rutas de bicicleta de montaña. La primera, Yungay-Orconcocha, destaca por su moderada dificultad técnica y su impresionante desnivel positivo de 1.773 metros, que desafiará tanto la resistencia física como la mental de los participantes. La ruta, de 32.17 kilómetros, alcanzará una altitud máxima de 3.874 metros, ofreciendo vistas espectaculares de la Cordillera Blanca.

La segunda ruta, programada para la siguiente jornada, Orconcocha-Vaquería, será aún más desafiante, con un desnivel positivo de 1.848 metros y una distancia de 34.79 kilómetros. Se alcanzará una altitud máxima de 4.708 metros, un récord para los cinco séniors. Pero el punto culminante de la expedición será la ascensión al pico Vallunaraju, que se eleva a 5.686 metros. Este volcán, aunque no activo, representa un desafío significativo incluso para montañistas experimentados. La preparación física y mental que han estado realizando durante estos días los expedicionarios en Huaraz y sus alrededores es esencial para enfrentar esta última prueba.

Cinco séniors

Esa ascensión al Vallunaraju no es solo una conquista física, sino también simbólica. Para estos cinco séniors, representará la culminación de un viaje que trasciende la montaña misma. Es una declaración poderosa de que la edad es sólo un número —los cinco, recordemos, son mayores de 65 años— y que la pasión y la determinación no conocen límites temporales.

De izquierda a derecha: Pilar, Carlos, José Antonio, Pepe y Álvaro.

De izquierda a derecha: Pilar, Carlos, José Antonio, Pepe y Álvaro. Julio César R. A. null

Entre los protagonistas de esta aventura, Leticia Herrería, de 65 años, destaca por su pasado como medallista de bronce en el Campeonato Mundial de Gimnasia Rítmica en 1975. En una conversación en Madrid con EL ESPAÑOL expresó que "nunca ha dejado de moverse" y comentó su deseo de demostrar que aún puede enfrentarse a desafíos como este. Pepe García, de 67 años, es fundador de una asociación que apoya a jubilados y pensionistas, y comenzó a hacer deporte a los 50 años. Para él esta expedición es una oportunidad para mostrar que nunca es tarde para transformar la vida a través de la actividad física.

Pilar Utrilla, también de 67 años, encontró su pasión por la montaña hace muchas décadas y ve en este desafío una forma de inspirar a otros a seguir activos después de la jubilación. José Antonio Fernández, de 70 años, es el mayor del grupo y un expiloto de cazas Mirage y aviones Airbus de Iberia. Es un líder silencioso con serenidad y determinación. Mientras que Álvaro Vallés, de 69 años y enfermero de profesión, ha dedicado su vida al cuidado de los demás y ve en este desafío la oportunidad de practicar lo que siempre ha predicado a sus pacientes. Su buen humor y capacidad para hacer reír al grupo han sido un aliciente en los momentos más duros de la expedición.

Longevidad positiva

El Desafío Santalucía Séniors, organizado por el Grupo Santalucía, no es sólo una expedición de aventura; es una iniciativa que busca inspirar y promover la longevidad positiva. En un mundo que a menudo subestima las capacidades de las personas mayores, estos cinco expedicionarios están rompiendo estereotipos y demostrando que nunca es tarde para perseguir nuevos horizontes. La compañía ve en esta expedición una forma de fomentar una visión más activa y saludable de la vejez. Los expedicionarios, con sus historias y logros, son embajadores perfectos de este mensaje.

Mientras ascienden hacia la cumbre del Vallunaraju, Leticia, Pepe, Pilar, José Antonio y Álvaro llevan consigo más que equipo de montaña. Portan un mensaje poderoso sobre la capacidad humana para superar desafíos y reinventarse a cualquier edad. Cada paso que dan es una afirmación de que la vida después de los 65 puede ser tan vibrante y llena de aventuras como uno decida que sea. a la acción para las generaciones más jóvenes y para la sociedad en general. Invita a replantear las percepciones sobre el envejecimiento y a valorar la experiencia y sabiduría que aportan las personas mayores. Al enfrentarse a condiciones extremas y superar obstáculos, estos cinco séniors están redefiniendo lo que significa envejecer.

El Desafío Santalucía Séniors es sólo el comienzo. Se espera que esta iniciativa inspire a muchos más a buscar sus propias cumbres, ya sean físicas, emocionales o espirituales. A medida que estos protagonistas conquistan los Andes, están sentando las bases de un movimiento que celebra la longevidad como una etapa de oportunidad y crecimiento. Porque, al final, la verdadera cumbre no es la montaña, sino la vida misma, vivida con pasión, propósito y una inquebrantable voluntad de seguir adelante. Como bien lo resumió Pilar Utrilla: "Nunca es tarde para empezar a hacer retos, ponerte en marcha y hacer lo que te gusta".