Daniel Ramírez, en su etapa de futbolista profesional en Colombia, con el Once Caldas.

Daniel Ramírez, en su etapa de futbolista profesional en Colombia, con el Once Caldas.

Reportajes

Los Ramírez, gestores de la Fonda Milagros, tienen un restaurante "sin licencia definitiva" desde 2015

Al local que está situado en Puente Tocinos, según su anterior gestor, todavía le "faltaban dos revisiones" por parte del Ayuntamiento de Murcia.

5 octubre, 2023 02:50
Puente Tocinos

La familia Ramírez regenta un restaurante además de la Fonda Milagros: la discoteca sin licencia de actividad donde han muerto 13 personas durante un incendio. El local de comida se llama La Fonda, está situado en la pedanía murciana de Puente Tocinos, y tiene cosas en común con la discoteca: su nombre, su decoración inspirada en Colombia y su situación legal, ya que todavía no ha culminado el trámite en el Ayuntamiento de Murcia para contar con una licencia de actividad definitiva. De hecho, este domingo, después de que se produjera la tragedia en la sala latina este establecimiento no levantó la persiana por orden expresa de sus dueños.

"Nuestro jefe nos llamó y dijo que no abriésemos este domingo. Daniel lo está pasando mal y nosotros también. Necesitamos descansar: '¿Listo?'", tal y como advertía un empleado del restaurante La Fonda, pasadas las once de la noche de aquel funesto domingo, para 'despachar' a EL ESPAÑOL. Este colombiano se parapetaba detrás de una persiana de la zona del local donde residen familiares de los Ramírez, con el objetivo de no mostrar su identidad. A esa hora, Luz Milagros, matriarca de la familia, y sus dos hijos, el futbolista Daniel Ramírez, y su hermano, Juan Esteban, ya eran plenamente conscientes de la que se les venía encima en términos legales.

Orlando Torres fue el anterior hostelero que tenía alquilado este restaurante de comida colombiana en Puente Tocinos y confirma a EL ESPAÑOL la actual situación legal del local: "El restaurante no tiene una licencia de actividad definitiva". No la tuvo cuando Orlando lo gestionó bajo el nombre de La Aldea, ni la tiene ahora como La Fonda de la matriarca Luz Milagros y sus dos hijos: Daniel y Juan Esteban Ramírez Ramírez. 

Por segunda vez, como ya ha ocurrido en la zona de copas de Atalayas, donde las discotecas calcinadas Fonda Milagros y Teatre incumplían una orden de cierre desde hace año y medio, tanto el Ayuntamiento de Murcia como la familia Ramírez vuelven a quedar retratados. El Consistorio, por su supervisión de la actividad que ejercen los locales de la capital y la concesión de permisos, mientras que a Mila, Daniel y Juan Esteban, parece que no les importa moverse en la alegalidad del ocio nocturno y de la restauración.

Así ocurrió con la discoteca Fonda Milagros que los Ramírez abrieron en junio de 2019, tras alquilarle una nave a Teatre Sociedad Limitada, a pesar de que esta mercantil tenía denegada por parte del Ayuntamiento la modificación de su licencia de actividad, para sectorizar una de sus tres naves y arrendarla: convirtiéndola en una sala latina. De la misma forma que esta familia colombiana supuestamente mantuvo abierta su disco a las bravas -sin licencia-, tampoco se les cayeron los anillos por alquilar un restaurante sin estar legalizado al cien por cien.

Los dueños de una de las discotecas incendiadas en Murcia tienen otro local sin licencia

"Llevé ese restaurante durante ocho años y se lo cedí a ellos. Inclusive hoy me llegó una notificación y hasta ahora no me han dado licencia: solamente, una licencia provisional", según prosigue detallando el colombiano Orlando Torres. Esto supone que un restaurante que de partida es ilegal y que jamás debería de haber abierto sus puertas, ocho años después sigue funcionando de forma provisional con conocimiento del Consistorio, mientras ha cambiado en tres ocasiones de manos: la última, bajo la gestión de la matriarca de los Ramírez y su prole -con el nombre de La Fonda-.

El restaurante en cuestión se habilitó en el interior de una casa típica de huerta murciana. "Esa casa está pegada a terrenos de un plan parcial que en su momento iba a desarrollar una constructora", tal y como explica el dueño de una de esas parcelas. "Con el estallido de la burbuja inmobiliaria no se hizo nada y el suelo se recalificó como rústico". De forma que a la ilegalidad de convertir una vivienda en un restaurante, se suma el hecho de haber levantado sobre una de esas parcelas recalificadas como suelo rústico, un pedazo de terraza, donde Orlando asegura haber llegado a tener a 100 comensales a la vez un sábado o un domingo.

Además, en otra de esas parcelas antaño se levantó un campo de fútbol 7, con césped artificial, y en la actualidad lo explotan los Ramírez porque está justo enfrente de su restaurante. Todo ello, a pesar de que el resto de propietarios de las parcelas de alrededor, lo único que han hecho en sus tierras es poner cultivos -como limoneros- acordes a la calificación de suelo agrícola. "La cancha la alquilan por 20 o 25 euros la hora", precisa un colombiano que conoce a esta familia procedente de la ciudad colombiana de Manizales y que saca rédito comercial de todo. 

- ¿Usted montó el restaurante dentro de una casa típica de huerta?

- Orlando Torres: No. Inicialmente había una asociación de colombianos de Puente Tocinos, pero no tenían legalizado el restaurante. Yo fui el único que inició los papeles para legalizarlo. No conocí a esa asociación, pero desde el ayuntamiento les mandaron cartas para que lo legalizasen y no lo hicieron: se marcharon. Cuando yo lo cogí, con un ingeniero y un proyecto, comencé desde cero a regularizarlo, pero todavía no tenemos una licencia de actividad definitiva. El Ayuntamiento de Murcia me dio una licencia provisional a los siete años [de estar abierto como restaurante La Aldea].

- ¿El restaurante se lo traspasaron sin licencia de actividad desde la citada asociación de colombianos?

- No. Yo alquilé la casa a una vecina de Puente Tocinos [L. S.]. Cuando llegué tenía una campana pequeñita y yo monté una campana extractora grande, un sistema contraincendios, puse los cables libres de halógeno... Hice lo que el Ayuntamiento me pedía, subsanaba cosas, pero sin hacer obras porque es una zona no urbanizable. Incluso fui a la notaría a hacer un escrito donde decía que el día que el Ayuntamiento me quitara eso, nosotros no le cobraríamos ninguna indemnización al Ayuntamiento. También me dijeron que tenía que ingresar 500 euros, como una especie de fianza.

Después me dieron un permiso acústico, permitiéndome poner música ambiental. Todo esto me lo llevaba un ingeniero y me lo pedía el área de Urbanismo de Murcia. Pasaron más de seis años hasta que me dieron la licencia de actividad provisional, tuve que gastar mucho dinero para subsanar cosas y además de eso, me tocó pagar una multa de 2.000 euros. La sanción me la puso el Ayuntamiento por estar funcionando sin tener licencia, pero supuestamente podía seguir trabajando sin cambiar de razón social. Yo trabajé todo el tiempo y el Ayuntamiento prácticamente no me molestó. La Policía solo fue allí, como mucho, dos veces en 6 o 7 años.

De hecho, en redes sociales todavía queda el rastro de la publicidad que movía Orlando de los platos de comida colombiana de La Aldea. Este hostelero no se escondía y lo mismo ocurre ahora con la familia Ramírez, los cuales publicitan este restaurante como un rincón gourmet, con el mismo nombre de la discoteca quemada donde han muerto 13 personas.  

Publicidad del Restaurante Fonda Milagros de la familia Ramírez, propietaria de la discoteca calcinada en la zona de ocio de Atalayas.

Publicidad del Restaurante Fonda Milagros de la familia Ramírez, propietaria de la discoteca calcinada en la zona de ocio de Atalayas.

La media de visitas policiales para este restaurante en proceso de regularización sale a una cada tres años, a tenor del testimonio de este hostelero. Pero no debe extrañar a la vista de lo ocurrido en Fonda Milagros: tanto esta discoteca latina como la sala Teatre han permanecido abiertas un año y medio, incumpliendo una orden de cierre, con un resultado trágico. En la actualidad, los Ramírez explotan el restaurante La Fonda de Puente Tocinos, pero el trámite para obtener la licencia definitiva lo sigue realizando Orlando: un hostelero que regenta otro local en Alicante. 

EL ESPAÑOL acudió este martes al restaurante La Fonda y seguía cerrado. Unos vecinos de Puente Tocinos que lo frecuentan explican que alberga celebraciones, fiestas de cumpleaños, comidas familiares, acoge cursos de baile por los que cobran 3 euros por persona...

El gancho es su gran terraza exterior, levantada sobre una parcela de suelo rústico con una estructura destartalada, rodeada de una reja perimetral, envuelta con chamizo y malla que pueden prender como las fallas de Valencia. En el interior hay decoración colombiana en apariencia inflamable. Una escenografía similar a la discoteca Fonda Milagros, donde los bomberos sostienen que las llamas supuestamente se propagaron a toda velocidad por la cantidad de elementos ornamentales de la sala.

Valgan como ejemplo del panorama de la terraza: la maniquí de plástico que hay a la entrada, con un vestido con los colores de la bandera de Colombia, los sombreros, alforjas, atrapasueños o sacos de café vacíos que cuelgan de un techo de chamizo. El 'sistema de refrigeración' es un equipo portátil y ventiladores que podrían estar en una casa particular, pero que tienen que funcionar a todo trapo durante muchas horas, para que sus decenas de comensales no se cuezan en una zona como Murcia, marcada por temperaturas elevadísimas -sobre todo en plena huerta como es el caso-.

La terraza del restaurante La Fonda de la pedanía murciana de Puente Tocinos está recargada de elementos decorativos, como en la discoteca Fonda Milagros arrasada por las llamas en la zona de ocio de Atalayas en Murcia.

La terraza del restaurante La Fonda de la pedanía murciana de Puente Tocinos está recargada de elementos decorativos, como en la discoteca Fonda Milagros arrasada por las llamas en la zona de ocio de Atalayas en Murcia.

- Orlando, cuando dice que le cedió el restaurante a los Ramírez al marcharse a Alicante a montar otro negocio, ¿se refiere a que se lo traspasó a Luz Milagros, a Daniel o a Juan Esteban?

- No, yo no se lo alquilo. Se lo alquila la vecina de Puente Tocinos [L. S.]: ella es la dueña de la casa y se la presenté a ellos. Yo se lo cedí porque estaba muy cansado, siempre tenía mucho trabajo y decidí montar algo más pequeño. A nosotros nos iba bien en Puente Tocinos porque un domingo, en un solo momento, podíamos tener allí a más de 100 personas. La dueña de la casa se lo ha alquilado a la mamá y a sus dos hijos. Uno de ellos había sido futbolista profesional en Colombia: Daniel Ramírez.

Prueba de ello es que Dani Ramírez, como le conocían en sus tiempos de defensa en el Once Caldas de la primera división colombiana, posa orgulloso en una foto en la puerta del restaurante que tanto él como su hermano, Juan Esteban, se ocupan de que genere 'plata'. Todo ello, bajo la tutela de su madre: Luz Milagros, la mujer que antaño vendía a domicilio papas colombianas y que es conocida por su buen hacer en los fogones con los platos típicos colombianos.

Este restaurante de Puente Tocinos lo alquilaron para invertir los beneficios que obtenían del mundo de la noche murciana, donde les iba bien porque antes de situarse al frente de Fonda Milagros regentaron otra discoteca. "A ellos les conocí cuando venían a mi restaurante como clientes y ya tenían otra discoteca, creo que se pasaron a la zona de Atalayas porque la otra sala se les quedaba pequeña y tenían mucho público".

EL ESPAÑOL ha introducido los datos de 'Mila', del futbolista Dani y de Juan Esteban, en un portal especializado de empresas, pero sus nombres no aparecen vinculados ni a la discoteca calcinada en Murcia ni al restaurante de Puente Tocinos, lo que no quiere decir que lo gestionen a través de alguna sociedad. Aunque los colombianos que los conocen afirman que madre e hijos siempre van de la mano en todos sus negocios. 

- ¿En qué punto está la obtención de la licencia definitiva de actividad para este restaurante que todavía sigue en activo en Puente Tocinos?

- Orlando Torres: La licencia todavía figura a nuestro nombre porque si nosotros le hacemos el traspaso de la licencia a ellos [la familia Ramírez], entonces tendrían que empezar desde cero con el ingeniero, al cambiar de titular. Hasta que no tenga la licencia definitiva no se la puedo traspasar. Hace una semana me llegó una carta, faltaban algún documento y dos revisiones para legalizar el restaurante.