El viaje al éxito de Rafa: de conducir un camión a facturar 11 millones de euros con CEMA Baterías

El viaje al éxito de Rafa: de conducir un camión a facturar 11 millones de euros con CEMA Baterías

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El viaje al éxito de Rafa: de conducir un camión a facturar 11 millones de euros vendiendo baterías

Su compañía ha invertido un millón y medio de euros para inaugurar a final de año, en Sevilla, uno de los centros logísticos más grandes de Andalucía. 

28 abril, 2022 03:13
Murcia

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Rafa es seguidor de su "Majestad el Real Betis Balompié". Solo con ese dato, ya de partida, se puede intuir que es un tipo con buen sentido del humor y con una moral a prueba de bombas, tal y como demostró el equipo de sus amores alzándose con una final agónica de la Copa del Rey que incluyó prórroga y penaltis. Rafa Fernández, como su Betis, nunca tiró la toalla por lograr su sueño: "Siempre tuve en la cabeza montar un negocio". Y eso le ha permitido cambiar el volante de un camión, por el 'volante' de CEMA Baterías: la compañía que fundó y con la que ha cerrado 2021 facturando 11 millones de euros.

"Somos sólidos a nivel financiero y tenemos acuerdos con fabricantes de medio mundo, pero no por ello paramos, yo siempre digo que aunque pensemos que nos va bien, solo estamos empezando: nos encontramos al 10% de lo que podemos hacer porque no tenemos fronteras", según reflexiona este empresario en conversación con EL ESPAÑOL.

Las palabras del CEO de CEMA Baterías no son un brindis al sol: la compañía ha sido calificada como 'empresa gacela' por su rápido crecimiento, al situarse como la cuarta firma del sector en el mercado nacional. Y lo que estar por venir: "A final de 2022 inauguraremos en Sevilla un centro logístico inteligente, por su nivel de automatización y tecnología, en el que hemos invertido un millón y medio de euros".

Una recreación de las nuevas instalaciones que CEMA Baterías promueve en Sevilla.

Una recreación de las nuevas instalaciones que CEMA Baterías promueve en Sevilla.

Este camionero se ha convertido en uno de esos casos de empresarios de éxito que parten de la nada y tras haber doblado el lomo en jornadas laborales maratonianas, haber sufrido pérdidas económicas, haber suscrito préstamos, haber fracasado en tres negocios y haber suplido su falta de estudios universitarios formándose de manera autodidacta.

"Empecé a trabajar con 16 años, mi tío tenía un camión y me iba por las noches con él a repartir harina por las panaderías", recuerda Rafa Fernández, convertido ahora en CEO de una compañía con 17.000 seguidores en LinkedIn, atraídos por su lema empresarial del 'Keep Pushing': "O estás o no estás, o te subes al carro o te quedas atrasado".

Aquellos madrugones que se daba en su localidad natal, Alcalá de Guadaíra, los tiene muy presentes porque le motivaron para mejorar su situación en el mercado laboral: "Yo no tenía estudios, pero desde los 18 años empecé a tener esa 'chispita' en la barriga de que quería tener mi propio negocio y como mi padre no tenía recursos, yo me ponía de manera autodidacta a leer libros sobre empresas, economía y acudía a conferencias porque sabía que podía dar algo más de mí mismo".

El siguiente peldaño fue lograr un contrato con una empresa de mantenimiento donde no perdió esa inquietud por leer y formarse. "Cuando tenía turno de noche, mientras esperaba a que me llamasen para arreglar alguna avería, me preparaba el carné del camión". A los 23 años estaba al volante de una góndola de CEMA Maquinaria, una empresa dedicada a vender equipos para obras, agricultura, industria y medioambiente, con la que se hacía más kilómetros que el baúl de 'La Piqué', realizando portes por Sevilla, Cádiz, Huelva, Córdoba y Granada.

"Iba de un lado para otro, cargando y descargando maquinaria pesada, como un dúmper o excavadoras". Entre porte y porte, a base de pasar horas por las carreteras andaluzas, Rafa iba madurando ideas de negocio para dar otro salto profesional. "Era un apasionado del mundo de las franquicias, me lo leía todo, y como no tenía un duro me ponía en mi ordenador a crear mis propios proyectos". Y de ahí surgió la primera idea de negocio: comercializar aceite de oliva.

- ¿Qué ocurrió con su primer proyecto empresarial?

- Rafa Fernández: Monté una distribuidora de aceite, lo compraba en Jaén para luego venderlo, pero esto fue mal porque no teníamos un margen adecuado de beneficios. No sufrimos pérdidas económicas porque nos quedamos con el producto y lo consumimos. Tuvimos aceite para dos años: se puede decir que hicimos una amortización de la inversión (risas).

El fundador y CEO de CEMA Baterías, Rafa Fernández, en las instalaciones que tiene la empresa en Alcalá de Guadaira.

El fundador y CEO de CEMA Baterías, Rafa Fernández, en las instalaciones que tiene la empresa en Alcalá de Guadaira.

El carácter risueño, entusiasta y apasionado de este sevillano, junto a su espíritu inquebrantable para lograr la meta que se había marcado, le llevó una vez más, entre porte y porte con el camión, a buscar una nueva idea de negocio. "Desde los 20 hasta los 30 años yo le daba vueltas a la cabeza, las 24 horas del día, los siete días de la semana, porque estaba absolutamente obsesionado con montar una empresa".

- ¿En qué consistió su segundo proyecto como emprendedor?

- Rafa Fernández: Compré un par de remolques frigoríficos. Me endeudé en el banco, solicité un préstamo y realicé una ampliación de mi hipoteca porque no tenía nada. La idea era alquilar los remolques a empresas para que hiciesen portes, pero tuve un socio que no me salió bien: perdí 5.000 euros.

- ¿Qué aprendió de esos dos fracasos empresariales?

- Rafa Fernández: Me valieron para saber de qué manera hacer las cosas y para rodearme de personas que me aporten algo. Por ejemplo, mi socio en CEMA Baterías, Joaquín Lorence, lleva toda la parte financiera y yo llevo la organización empresarial y las estrategias de ventas.

Este empresario sabe que para triunfar en los negocios, a veces, antes hay que fracasar, por eso no le duelen prendas al relatar con humildad los sinsabores que vivió durante siete años, sin perder ni una gota de ambición por emprender una actividad empresarial. Y así llegó la tercera idea: "Vi en internet un modelo de negocio que consistía en la regeneración de baterías, así que cogí vacaciones en la empresa para irme a Motril y a Madrid para informarme, elaboré un proyecto de cincuenta páginas y se lo presenté a mis jefes en CEMA Maquinaria".

- ¿Cómo encajaron sus jefes que uno de sus camioneros les propusiera una inversión empresarial?

- Rafa Fernández: El proyecto les convenció. Me dijeron que crearían la marca comercial CEMA Baterías Regeneración. Yo seguiría con mi nómina de camionero y me encargaría durante un año de desarrollar el negocio antes de que ellos valorasen su rentabilidad.

La marca echó a andar en 2013, pero cuando en 2014 hicieron cuentas el resultado solo arrojaba números rojos. "Yo perdí la vida porque no quería defraudarles, veía que eso no tiraba hacia adelante y se perdían miles de euros. Mis jefes me dijeron que lo dejase, pero yo les respondí que había detectado que el negocio estaba en la compra y venta de baterías, no en la reparación, así que les hice una contraoferta: capitalizar todo mi paro, unos 20.000 euros, para aportarlo como accionista mayoritario a la constitución de la nueva sociedad: CEMA Baterías".

Rafa se lo jugó todo: podía ser su ruina o un éxito. Ahí puso la primera piedra de su lema empresarial del 'Keep Pushing': seguir empujando. Y lo consiguió: en 2014 facturó 250.000 euros; en 2015, logró 500.000 euros; en 2016, la cifra mágica del millón de euros, y en 2021, la friolera de 11 millones. "El negocio de CEMA Baterías consiste en comprar baterías, almacenarlas y venderlas. Actualmente, tenemos grandes acuerdos con fabricantes de Bulgaria, Estados Unidos, Italia y Reino Unido, y hacemos la distribución en exclusiva en España, Portugal, Latinoamérica y África".

Rafa Fernández, junto a una lona de la compañía que anuncia la construcción de un nuevo centro logístico en Sevilla.

Rafa Fernández, junto a una lona de la compañía que anuncia la construcción de un nuevo centro logístico en Sevilla.

Entre 2014 y 2021, la compañía que fundó este camionero ha pasado de distribuir 5.000 baterías a 250.000. Tiene modelos de plomo ácido, litio y solares, desde los 6 euros hasta los 12.000 euros, válidos para cualquier 'bicho viviente': coches, camiones, motos, alarmas contraincendios, plataformas elevadoras, patinetes, buggies de golf… "Nosotros somos mayoristas y solo vendemos a profesionales", puntualiza este empresario, de 39 años. "Vamos a meter una gama de cargadores industriales porque queremos seguir creciendo".

Por ese motivo, CEMA Baterías, que hasta ahora se ubica en Alcalá de Guadaíra, ha invertido 1,5 millones de euros en la construcción de un centro logístico multidireccional que albergará "el mayor stock de baterías de la región", con capacidad para 5.000 palés. Las instalaciones equipadas con almacén, oficinas y cinco muelles de carga y descarga, ocuparán 6.000 metros cuadrados, a pie de las circunvalaciones de Sevilla: SE-30 y SE-40. "Con este proyecto tendremos un 'stock' de 150.000 baterías, un sistema de localización y más capacidad de almacenamiento y de organización para ofrecer un servicio más rápido a los clientes".

- ¿Podríamos decir que es el 'rey' de las baterías en Andalucía?

- Rafa Fernández: No me vayas a poner ese titular, 'quillo', que me echan del barrio (risas). Nosotros somos de los más importantes en importación, distribución y exportación de baterías. En España y Portugal, en el mercado Ibérico, somos los cuartos en facturación porque contamos con una participación en ESA Baterías, una empresa portuguesa que está en Leiria.

- ¿Qué ha sido lo más complicado en este viaje hacia el éxito empresarial?

- En estos ocho años que llevo con CEMA Baterías hemos tenido épocas buenas y malas, porque crecer desde cero es difícil. Hay que crear una estructura, un equipo, los procedimientos, cerrar acuerdos con los fabricantes… Yo he viajado por medio mundo sin saber apenas inglés, pero me llevaba a un amigo que sabía para ayudarme. No he tenido dinero y he dormido en hostales de mala muerte en el extranjero. No tengo problema en viajar hasta donde haga falta para hacer este proyecto más grande. El hándicap del negocio de las baterías es que se trata de un producto con fecha de caducidad. Por eso, yo le digo a mi gente que no vendemos baterías, que vendemos sandías, y como no nos espabilemos se ponen malas (risas).

- ¿Qué le ha enseñado pasar siete años en la carretera al volante de un camión?

- Lo que aprendí en el camión es que el que quiere algo, por mucho que todo sea adverso y que las circunstancias no te acompañen, tienes que seguir adelante para cumplir tu ruta. Yo iba montado en un camión pensando como un empresario.