Philippe Olivier y Marine Le Pen.

Philippe Olivier y Marine Le Pen.

Reportajes ELECCIONES EN FRANCIA

Philippe Olivier y la teoría del 'gran reemplazo': el 'cuñadísimo' que susurra al oído de Marine Le Pen

Es el gran estratega tras el éxito de la candidata de extrema derecha. Su mayor temor es que los inmigrantes reemplacen a la nación francesa.

24 abril, 2022 02:34

Noticias relacionadas

Si hay alguien que conoce bien a los Le Pen, ese es Philippe Olivier (Juvisy-sur-Orge, 1961). Un estratega de los de la vieja escuela, un astuto ideólogo y, a la postre, el responsable de que Marine Le Pen se haya batido en las urnas este domingo, por segunda vez en la historia, contra Emmanuel Macron por la presidencia de Francia. Su principal obsesión es evitar que Francia, algún día, tenga más inmigrantes que franceses blancos. Es lo que se conoce como la teoría del ‘gran reemplazo’ y el motor ideológico que ha sustentado a la candidata del Rassemblement National (Agrupación Nacional) hasta la última ronda de los comicios que se celebra este domingo.

Olivier es el director de campaña de Le Pen, el Miguel Ángel Rodríguez de Ayuso de la líder opositora francesa, el Iván Redondo de Pedro Sánchez, el Steven Bannon de Donald Trump; quien aspiraba a ser el nuevo Félix Bolaños del Palacio del Elíseo. Es quien susurra al oído a Le Pen por dónde debe pisar, la palabra precisa que tiene que usar, o cómo tiene que posar en la foto. Es, entre otros, el autor sin nombre de un meticuloso plan de des-demonización de una candidata que hasta hace muy poco parecía abocada al fracaso por radical. Y es, además, el artífice ideológico de la columna vertebral de la derecha identitaria francesa. En definitiva, Olivier es un cerebro en la sombra, un personaje cuyo hábitat es la oscuridad y que no deja nada al azar.

La relación entre Marine y su principal asesor se remonta décadas atrás. Olivier es alguien que se ha dedicado en cuerpo y alma al clan de los Le Pen y al proyecto que fundó el patriarca Jean-Marie en la segunda mitad del siglo pasado. Con 18 años, en 1979, se incorporó a las filas del entonces Frente Nacional (FN), estudió Derecho y, en los 90, pasó a ser uno de los hombres de confianza del líder del partido ultra.

Philippe Olivier, el principal consejero de Marine Le Pen.

Philippe Olivier, el principal consejero de Marine Le Pen.

Su penetración y confianza en la familia Le Pen le llevaron a casarse -en segundas nupcias tras quedarse viudo- con la hija mayor de Jean-Marie y su esposa Pierrette, Marie-Caroline, hermana de la candidata. Es el ‘cuñadísimo’ de Marine, alguien que conoce el ADN de la saga familiar, que tanto comparte encuentros privados, como aconseja a Marine en su estrategia política.

Tras ocupar varios cargos políticos regionales estuvo a punto de convertirse en secretario general del FN en 1995. Fue, sin embargo, nombrado delegado general adjunto del partido y se encargó de organizar los sindicatos de la formación. Al mismo tiempo, redactaba los discursos de Jean-Marie Le Pen.

Contra Le Pen padre

A pesar de su cercanía, Olivier no compartía las formas de su líder. Poco a poco, fue acercando sus posiciones a Bruno Mégret, un valor en alza dentro del partido. Mégret apostaba por una modernización y un acercamiento a la política tradicional para aumentar las posibilidades de que el FN llegase algún día a gobernar. 

Así lo explica a este periódico Guillermo Fernández, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del FN: “Mégret y Olivier pensaban que Jean-Marie Le Pen había caído en la provocación absurda y en las declaraciones hiperbólicas e incendiarias. Mientras Jean-Marie pensaba que insultar de forma premeditada y abierta a los homosexuales era una manera de llamar la atención, Olivier y Mégret creían fundamental que para que un proyecto político como el Frente Nacional aspirase algún día a gobernar tenía que llegar a pactos con la política tradicional y ganar respetabilidad”.

Junto a Mégret, Olivier fue, a finales de los 90, el responsable del Taller de Propaganda del Frente Nacional, un órgano que la historiadora francesa Valérie Igounet describe como una "especie de agencia de publicidad interna que sienta las bases para la comunicación en torno a Le Pen".

A finales de 1998, la tensión entre Mégret y Jean-Marie llegó a su punto álgido, lo cual desembocó en una escisión. Mégret decidió emprender el camino por su cuenta y fundó el Movimiento Nacional Republicano (MNR). En él, Olivier sería una de las figuras clave. Sin embargo, la traición le costó cara: se convirtió en un apestado. A la escisión le acompañó su mujer, quien intentó mediar con su padre y la vieja guardia lepenista para una reconciliación. No tuvo éxito.

El responsable de la campaña de 'des-diabolización' de Le Pen es Philippe Olivier.

El responsable de la campaña de 'des-diabolización' de Le Pen es Philippe Olivier.

La escisión, sin embargo, tuvo efecto en el bando de Le Pen. Apenas un año después, en el 2000, Marine Le Pen se puso al frente de Generations Le Pen, una asociación no vinculada de forma oficial al partido para limpiar la imagen del Frente Nacional. En 2003, Marine se convirtió en vicepresidenta del FN. Aquel espíritu modernizador hizo que en 2005 las cosas volvieran a su cauce para Olivier, quien vio en Marine una futurible candidata presidencial.

De forma secreta, Olivier y Marine Le Pen comenzaron a intercambiar notas de tal forma que el primero se convirtió en su asesor en la sombra sin que Jean-Marie lo supiera. Un año más tarde, en 2006, Marine se hizo cargo de la campaña presidencial de su padre para las elecciones del año siguiente, y fue nombrada vicepresidenta ejecutiva, responsable de las áreas de comunicación y publicidad. Para entonces, Olivier ya era su principal consejero.

Philippot vs. Olivier

Cuando Marine da el paso al liderazgo del partido en 2011, propuso a Olivier para que fuera su director de campaña de cara las elecciones de 2012. Sin embargo, la aversión personal de Jean-Marie, aún en el FN, y de otros lepenistas tradicionales, impidieron su ascenso. Por contra, quien se convirtió en el principal estratega de Marine fue Florian Philippot.

“Philippot y Olivier tienen formas diferentes de entender la modernización que necesita el Frente Nacional. Philippot convierte los problemas socioeconómicos en la principal bandera ideológica del FN. Es decir, centra su discurso en las dificultades materiales de la clase trabajadora francesa, algo que comparte posiciones con la izquierda soberanista. Es cuando se radicaliza el discurso contra el Euro, venden políticas económicas iliberales, antiinmigración, etc.”, dice Fernández.

La influencia de Philippot terminó con el fracaso electoral de 2017, cuando Le Pen perdió las elecciones en la segunda vuelta contra Macron. Además, en medio de ese periodo, Marine ya había expulsado a su padre del partido, en 2015. Fue entonces cuando las circunstancias fueron favorables para el regreso de Olivier, que cambió los fundamentos ideológicos en los que se había basado el partido en los años anteriores. Tras las elecciones, Philippot fue defenestrado y Olivier regresó por la puerta grande.

“Olivier rebaja el relato contra el Euro y contra Bruselas, también contra las políticas económicas liberales. Deja de lado el eje socioeconómico y fundamenta la ideología del FN en tres pilares, que son la identidad nacional francesa, la seguridad y la inmigración. De alguna manera, ‘voxifica’ al FN, lo convierte en un partido votable dentro del sistema, con un discurso de extrema derecha, pero que respeta el orden establecido, la economía de mercado, la Unión Europea y se aleja de las posiciones con las que la izquierda había simpatizado. Trae lo de Mégret en los 2000 al presente”, añade Fernández.

Florian Philippot, anterior consejero de Le Pen.

Florian Philippot, anterior consejero de Le Pen.

El 'gran reemplazo'

En el Congreso Nacional del FN de 2018, Olivier presentó a través de Marine Le Pen su nueva hoja de ruta. Cambió el nombre del partido al actual Rassemblement National y esgrimió el argumento demográfico como la principal preocupación que debía afrontar el movimiento.

En 2011, el pensador Renaud Camus publicó Le Grand Remplacement (El Gran Reemplazo, en español). El libro expone la siguiente tesis: los inmigrantes se multiplican y tienen hijos, mantienen sus valores y religión -sobre todo, el Islam- mientras que los franceses están sumidos en una crisis de natalidad y sus valores están diluidos. Esto supondría el cóctel perfecto para la desintegración de la nación francesa cuando, hacia 2060, la población de inmigrantes supere a la de franceses blancos.

En la misma teoría se basó el escritor Michel Houellebecq en su novela Sumisión, publicada en 2015. En ella habla de que, precisamente en las elecciones de 2022, llega al Elíseo un partido fundamentalista islámico que revoluciona la vida política francesa e impone unos valores arcaicos contra los tradicionales franceses y europeos.

“Olivier observa a Camus y Houellebecq como sus dos principales referentes. Está obsesionado con que la distopía de Sumisión llegue a hacerse realidad. A partir de ambos autores, Olivier crea un nuevo determinismo demográfico. Para él, la derecha de los republicanos -lo que vendría a ser el PP en España- no tiene una visión firme sobre el asunto y consigue trasladar al electorado que los franceses serán subsumidos demográficamente”, explica Fernández.

Esto, a pesar de que la teoría del 'gran reemplazo' no se sustenta en datos demográficos, sino más bien en una percepción de Renaud asumida por Olivier, el Rassemblement National y por otros círculos de la extrema derecha. Alejandro M. Gallo, autor de Crítica de la razón paranoide’, lo explicaba así en El País: “Para Camus basta pasearse por Francia para observar la realidad de su teoría, la invasión musulmana, pero es una mera observación subjetiva. Los datos demográficos que aporta no se sostienen”.

Habilidoso estratega

Una vez sentadas las bases ideológicas, el segundo trabajo de Olivier fue convertir a Marine Le Pen en una candidata ganadora. Lo hizo en un entorno difícil, en el que apareció la figura de Éric Zemmour a disputarle el espacio más a la derecha del espectro político.

“En la derrota de Zemmour se ve que Olivier es un habilidoso estratega. Zemmour se llevó muchas caras conocidas del espacio del FN como Marine Maréchal Le Pen (sobrina de Marine) o Nicholas Bay; contaba con el apoyo de medios importantes como Le Figaro, que consideran que Le Pen no podrá ganar nunca por su apellido y que las derechas tienen que unirse… Le Pen lo tenía todo en contra, atacada además por Zemmour, por haber rebajado su discurso contra la inmigración. Y sin embargo, le ganó”, dice Fernández.

Ante el fenómeno de Zemmour, la táctica de Olivier fue reforzar el discurso de la demografía y trabajar paralelamente en la des-diabolización de Le Pen. Es un trabajo que llevaba haciendo desde 2005, cuando ya vio en la hija de Jean-Marie a una futura candidata presidencial. “Desde las fotos con gatos a desdecirse de Rusia de Putin tras la invasión de Ucrania, la apuesta por la reducción del déficit y acercarse a políticas liberales, pero, al mismo tiempo, regresar a lo social para contrarrestar el relato económico liberal de Zemmour… todos son elementos que llevan la firma de Olivier”, añade Fernández.

El novio d ela hija de Olivier, Jordan Bardella, la gran apuesta joven de Le Pen.

El novio d ela hija de Olivier, Jordan Bardella, la gran apuesta joven de Le Pen.

Ahora que Marine Le Pen ha fracasado este domingo por segunda vez, Olivier puede tener los días contados. Pero su obra en la sombra del Rassemblement National va mucho más allá de la candidata presidencial. El novio de su hija Nolwenn es Jordan Bardella, el enfant terrible de la derecha francesa que encarna a la perfección el proyecto ideológico del estratega.

Bardella, con apenas 26 años, tiene un fuerte liderazgo dentro del partido. Hijo de inmigrantes italianos, criado en una banlieue (barrio de extrarradio) de París, pero al mismo tiempo educado en la universidad de París-IV, es la imagen moderna que Olivier ya quiso construir cuando la escisión mégretista. Con un discurso muy duro en cuanto a la seguridad y la inmgración, pero sin sobrepasarse en sus proclamas, es el dedo que señala al futuro de un espacio político en el que nadie mueve los hilos mejor que Olivier.