Olga y Rosi superaron un cáncer de mamá.

Olga y Rosi superaron un cáncer de mamá. EL ESPAÑOL

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Olga, Rosi o Lourdes, los consejos de las 'otras Ana Rosa': así superaron el cáncer de mama

La presentadora ha dejado la televisión para centrarse en combatir su enfermedad. EL ESPAÑOL habla con mujeres que ya han pasado por la misma situación. 

6 noviembre, 2021 02:51

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"Hoy voy a hablar de mí". Con este mensaje, tan escueto, Ana Rosa Quintana anunciaba, este martes, que sufría cáncer de mama. "Normalmente, no he faltado a mi cita con vosotros, ni siquiera en pandemia, pero estoy tan agradecida a todos los que me habéis traído aquí durante estos 17 años que tengo que compartir con vosotros lo más duro que me ha pasado en mi vida", proseguía. Por segunda vez, la reina de las mañanas se enfrenta a la enfermedad por segunda vez. Ya la superó en 2010, pero ahora se ha visto obligada a dejar el programa."Aunque esté localizado necesito dedicarme a mí, pero sé que voy a curarme (...) Estoy tranquila, confío en mis médicos. Soy una afortunada por tener tanto amor a mi alrededor, y espero que todo tenga un final feliz", comunicó en directo. 

En su anuncio, Ana Rosa hacia un alegato, también, por lo importante que son los métodos de prevención del cáncer de mama en su fase más temprana. “La investigación y la medicina han avanzado muchísimo”, reconoció la comunicadora en directo. Y recomendó a todas las mujeres que pasaran sus revisiones pertinentes de cara a una pronta detección. 

Actualmente, el cáncer de seno es el más común de todos los cánceres. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), una de cada ocho mujeres padecerá de esta dolencia alguna vez en su vida. Mujeres que, al igual que Ana Rosa Quintana, han atravesado un duro camino que solo puede ser allanado con tratamientos médicos de calidad, calor familiar y atención psicológica. EL ESPAÑOL ha contactado con siete supervivientes oncológicas dispuestas a contar sus experiencias y a lanzar un mensaje de concienciación y de esperanza a la propia Ana Rosa. 

Carmen, Chity, Rosi, Lourdes, Almudena, Olga y Llanos nos narran sus historias de superación del cáncer de mama. Únicas pero unidas, comparten sus sentimientos y vivencias desde diferentes puntos de España, a diferentes horas y en momentos distintos de sus vidas. Desde Galicia hasta Canarias. Desde la juventud a la tercera edad. Hablamos con siete mujeres que han vivido, y sobrevivido, para contarlo.

Carmen se prometió salir

Carmen tiene 44 años. Con 42, atravesó lo que ella califica “como un capítulo no tan bueno de su vida”. En pleno confinamiento, conoció la noticia que escribiría este episodio. Al tener antecedentes familiares por parte de su abuela materna, había acudido a hacerse una mamografía en febrero. “No me detectaron nada, pero en junio me apareció”, cuenta. Un día, Carmen notó un pequeño bulto en su pecho. “Habíamos comido ropa vieja y bromeé diciendo que parecía que se me había subido un garbanzo”, describe con humor esta uriunda de Las Palmas de Gran Canaria.

A partir de aquel momento, Carmen acudió al médico. Al ser diagnosticada con un tumor maligno, decidió tomar una actitud positiva. “Mi cáncer estaba en estado III, pero desde el momento en el que la doctora me dijo que había solución, me aferré a la esperanza”. Trabajadora en una quesería y madre de un niño, decidió descansar y recuperarse durante aquel año en el que tuvo que tomar radioterapia y ser operada. Sin embargo, destaca que lo más importante fue tener el apoyo de su marido y de su hijo. “Lo más duro fue tener que ir sola a los tratamientos por causa del Covid-19, pero me sorprendí a mí misma siendo fuerte”, expresa.

Actualmente, Carmen continúa en tratamiento. “Mi cáncer fue de tipo hormonal, así que me tomo Tamoxifeno que me ha quitado mi período, pero he de vivir con ello”, describe. Hoy por hoy, Carmen estudia para ser maestra quesera, está escribiendo un libro y ha posado como modelo para el proyecto Re-Nacer, destinado a visibilizar el cáncer de mama fotografiando a sus protagonistas. “El término guerrera llega a molestar. No somos guerreras, pero sí bellísimas, valientes y con un potencial increíble”, se emociona. “La actitud que tomas es muy importante. Ahora veo la vida de otra manera. Disfruto de cada momento, hasta cuando veo un pájaro volando”, ríe.

Carmen

Carmen EL ESPAÑOL

Chity, con ayuda psicológica

A sus 52 años, Chity ha vivido el cáncer de mama en primera y en tercera persona. Hace ya un lustro, le diagnosticaron cáncer de seno. Sin embargo, 20 meses antes, su hermana había atravesado por la misma enfermedad. “Cuando supimos lo de mi hermana me mandaron a hacer una mamografía, pero no me dieron cita hasta más de un año después”, relata. Para aquel entonces, un tumor se había desarrollado en su pecho. “Se me cayó el mundo encima”, cuenta. “Me aislé de mis amistades y no quise recibir atención psicológica”, lamenta. Residente en Las Palmas de Gran Canaria, Chity solo quiso contar con el apoyo de su familia.

A pesar de que asegura que la quimioterapia no le provocó grandes estragos ni efectos secundarios, dentro de lo posible, Chity vivió un tormento que afectó enormemente su autoestima y capacidad para relacionarse. Devastada a nivel psicológico, afrontó los ciclos de radioterapia, quimioterapia y la operación en la que extirparon su tumor. “En una inspección médica me recomendaron acudir a una asociación llamada ACCMYG”, comenta. A día de hoy, reconoce que acudir a esta organización fue una excelente decisión. “Al día siguiente ya tenía cita con la psicóloga. Desde entonces, llevo dos años con ellas. La verdad es que me ha cambiado la vida”, sonríe.

Chity.

Chity. EL ESPAÑOL

Gracias a la ayuda de la agrupación, Chity conoció a otras mujeres como Carmen y Rosi, con las que comparte momentos y reportaje. “Estar con otras mujeres que han pasado por el mismo sufrimiento que tú cambia tu perspectiva”, asegura. Además, cuenta que en la organización se hacen todo tipo de talleres que contribuyen a la mejora del bienestar y la autoestima. “Hay clases de pintura, yoga, baile e incluso hemos participado en el desfile de Moda Cálida”, destaca. “Fue una experiencia única que pudiésemos posar con su ropa el Día del Cáncer de Mama”. Hoy, Chity dice estar recuperada, aunque con secuelas, gracias a la detección temprana. “Un diagnóstico a tiempo es una victoria”, comunica.

Rosi: la imagen importa

Rosi estaba de vacaciones con su marido y su hija adolescente, cuando comenzó a notar picazón en un pezón. “Sentía mi pecho muy seco, como con piel de naranja y me picaba a horrores”, describe esta palmense de 51 años. En 2018, Rosi tuvo que dejar de trabajar para someterse a pruebas médicas. “Me hicieron una mamografía, una radiografía y una biopsia. El resultado fue clarísimo”, narra. En julio del año siguiente, tuvo que ser sometida a una mastectomía, es decir, a una extirpación total de sus pechos. “Luego rechacé la prótesis”, cuenta. Sin embargo, para Rosi, una de los reveses más duros fue asumir las consecuencias de la quimioterapia.

“Mi actitud positiva me ayudó bastante. No decaí. Tuve momentos muy duros, como cuando estuve ingresada con fiebres altas por una bajada de defensas o cuando vi a mi madre muy deprimida”, destaca. “La caída del pelo afecta, por eso yo me ponía turbantes a juego con el color de mi ropa y me maquillaba para salir”, cuenta. Para Rosi, sentirse bella fue fundamental para afrontar el proceso, así como recibir el apoyo de su esposo y “su niña”, que hoy tiene ya 19 años. Tras el proceso, Rosi admite que su cuerpo ha cambiado, especialmente tras tomar una medicación que le ha quitado la regla de manera temprana. “Es importante cuidarse, no coger peso. Practico senderismo, yoga, voy a la playa”, describe.

Estar en contacto con la ACCMYG le ha ayudado. Al igual que Carmen y Chity, Rosi colabora asiduamente con la organización. “A mi edad y tras superar el cáncer ya no me contratan. Aquí me siento útil”, asegura. La agrupación le da a Rosi los cuidados necesarios en el camino de su recuperación. “Tenemos un fisioterapeuta que nos da masajes una vez a la semana”, resalta. La fisioterapia es importante para que las mujeres que han sometidas a mastectomía cuiden del linfedema que les suele aparecer tras la operación. Un linfedema es una hinchazón en el brazo que toda mujer sometida a cirugía suele padecer. Impide coger pesos y suele ser dolorosa. “Siempre les digo a mis sobrinas que se cuiden, que se hagan sus revisiones”, concluye.

MAMA_ROSI_ESPEJO

MAMA_ROSI_ESPEJO

El hijo de Lourdes, rapado

Cuando a Lourdes le dijeron que padecía de cáncer de mama, no se lo podía creer. Esta joven gallega tenía algo más de 30 años cuando el cáncer apareció sin avisar. “Tras 17 años de casada, mi marido y yo decidimos tener hijos”, cuenta. Esperando un periodo de cuatro años entre hijo e hijo y cuidando ampliamente su alimentación y su salud, Lourdes quería evitar a toda costa enfermar. Parte de su familia política había fallecido de cáncer, pero en su rama familiar, donde también había casos, las enfermedades eran algo tabú. “Sabía que mi tía había sido operada del pecho y que mi abuela se había muerto de algo malo, pero no te dicen qué es”, se indigna. Los niños de Lourdes tenían seis y dos años de edad cuando a ella le diagnosticaron un tumor intraductal de 15 centímetros. “Sí, centímetros. Los médicos no entendían que estuviera viva”, expresa.

Enseguida, Lourdes fue llevada a quirófano para que le vaciaran el pecho. Varios ciclos de radioterapia y quimioterapia fueron necesarios durante meses. “No quería que mis hijos se enteraran”, comenta. De esta manera, Lourdes se cosía relleno en el pecho y se ponía un jersey por encima para que nadie en casa notase la ausencia de su mama, también llevaba gorros de lana dentro de su casa. Sin embargo, un día, su marido le ayudó a sentirse cómoda. “Me pasó la máquina para raparme delante de los niños”, rememora. “Le dijimos a mi hijo que eso me pondría más fuerte, como mi medicación. Entonces él dijo que también quería cortarse el pelo como yo y estar fuerte conmigo”, se emociona.

MAMA_LOURDES1

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Licenciada en Químicas, Lourdes reconoce que tener conocimientos científicos le ayudó a sobrellevar el trance. “El año pasado me saqué un máster. Ya tenía uno, pero con este puedo conocer mejor mi enfermedad”, resalta. “La incertidumbre es lo peor. A mí me gusta saber”, opina. “No fumo, no bebo, fui una persona sana toda la vida, practiqué la lactancia, comía brócoli una vez a la semana”, describe. A día de hoy, Lourdes se ha quitado el otro seno preventivamente y se ha reconstruido ambos pechos. “Ahora lo que quiero es que mis hijos no sufran. Tengo miedo por la niña, pero también por el niño. Hay hombres que sufren cáncer de mama, casi nadie lo sabe, pero es necesaria la prevención también para ellos”, advierte.

Almudena, prevención

Almudena era también muy joven cuando fue diagnosticada con un tumor triple negativo, el tipo de tumoración de mama más agresiva. Tenía 35 años y varios antecedentes de cáncer de ovarios y senos en la familia cuando solicitó ser operada preventivamente. “Me extirparon los ovarios, pero la cirujana no le dio prioridad a quitarme los pechos. Meses después me dieron la mala noticia”, cuenta. Almudena tenía una vida ajetreada, como cualquier chica de su edad. Trabajaba de camarera y se levantaba cada día a las seis de la mañana para volver a las 12 de la noche. “Era un no parar”, relata. Residente en Cangas de Morrazo, pueblo de la costa gallega, Almudena quería ser madre desde hacía años.

Mujeres de la Asociación ADICAM destinada a aconsejar sobre el cáncer de mama.

Mujeres de la Asociación ADICAM destinada a aconsejar sobre el cáncer de mama.

Almudena destaca la importancia de las operaciones preventivas. “A mi hermana con 25 años le han extirpado pechos y ovarios”, cuenta. Aunque actualmente no puede trabajar, Almudena colabora junto con Lourdes en la asociación gallega Adicam, que atiende a mujeres de Cangas de Morrazo y los alrededores de la ciudad de Vigo. “Son personas maravillosas, que me han ayudado muchísimo”, agradece. Almudena intenta llevar una vida feliz y saludable. Cada año, acude a sus citas médicas. “Primero las revisiones son cada seis meses y luego cada año”, comenta. “Es importante conocer tus antecedentes y que todas las mujeres nos hagamos exploraciones y sepamos cómo y en qué fechas”, concluye.

Asociaciones 

Olga Sotelo dirige desde 2017 la asociación Adicam, organización pionera en Galicia dedicada al apoyo a personas con cáncer de mama. “Ayudamos a mujeres y hombres a tener compañía, atención psicológico y los mejores cuidados de parte de un equipo estupendo”, cuenta. Olga, se refiere a Lourdes, a Almudena y a otras chicas a las que acoge bajo su seno como “sus niñas”. Con la empatía por bandera y tras haber atravesado la enfermedad hace quince años, Olga lamenta que cada vez acuda más gente joven a su local situado en Cangas de Morrazo. “Me parte el alma ver entrar a madres, a chicas que no deberían pasar por esto a esas edades tan tempranas”, se solidariza.

“Muchas veces también viene gente que está muy sola o que ha ocultado su malestar durante mucho tiempo. Es devastador”, continúa la presidenta de Adicam. “A veces esas personas lo único que necesita es un mimo, un cuidado, que le digas de ir a pasear por la playa, de ir a tomar un café o simplemente charlar”, opina. En este sentido, Llanos Sánchez, directora de AMAC, destaca la importancia de ayudar a mujeres cuyos matrimonios se hayan roto. “Hay casos donde los maridos se han ido sin dar señales de vida. Es una de las peores cosas que te pueden pasar”, contempla esta vigilante de seguridad que también coordina la asociación más importante de cáncer de mama en Albacete.

Llanos Sánchez vivió en sus propias carnes el tener que sacar adelante a su familia completamente sola en el peor momento. “Mi marido se fue después de 32 años de matrimonio cuando enfermé, pero a mí nadie me pudo arrinconar”, describe esta madre de dos hijos. Ahora, tiende su mano a todas las personas que quieran recibir atención en su centro. “Es importante dar charlas sobre prevención. En mi familia somos 24 mujeres las que hemos padecido cáncer de mama”, comunica. Tanto Olga Sotelo como Llanos Sánchez mandan un mensaje esperanzador. “La medicina ha avanzado muchísimo en los últimos años, los tratamientos son menos invasivos”, asegura Olga. “Es importante defender que la sanidad pública es tan buena en Albacete como en Madrid. Eso es un privilegio”, sentencia Llanos.

Venta de productos para recaudar dinero para investigar el cáncer de mama.

Venta de productos para recaudar dinero para investigar el cáncer de mama. EL ESPAÑOL