Gabriel Ferrán (izquierda) durante su estancia en Kabul.

Gabriel Ferrán (izquierda) durante su estancia en Kabul. E.E.

Reportajes

Gabriel Ferrán, embajador y héroe: elige quedarse en Kabul hasta sacar al último afgano 'español'

Es hijo del primer embajador de España en la Unión Europea y en 2015 se enfrentó al Ministerio por la responsabilidad del atentado en Kabul.

19 agosto, 2021 18:35

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Gabriel Ferrán Carrión llegó a Kabul (Afganistán) en octubre de 2018. Pese a su dilatada trayectoria como diplomático, este fue su primer destino como embajador, es decir, como máximo responsable de la diplomacia española en el país. Ahora, Ferrán permanece en el aeropuerto más mediático del mundo a la espera de ser repatriado junto a todo el personal de la embajada, los españoles residentes en Afganistán y los afganos que han ayudado a los militares españoles desplegados durante estos 20 años de guerra. “Los capitanes son los últimos en abandonar el barco. Va a aguantar hasta el final”, asegura a EL ESPAÑOL una fuente diplomática que ha trabajado mano a mano con él.

Ferrán se ha ganado el aplauso de toda España por decidir quedarse cuando Afganistán ha caído en manos de los talibanes. El embajador se niega a irse hasta que todas las personas de las que es responsable no hayan abandonado el país. Esto es algo de lo que otros países europeos no pueden presumir. 

Mientras el embajador continúa al pie del cañón asegurándose de que nadie se quede atrás, el primer vuelo con un grupo de evacuados españoles y colaboradores afganos y sus familiares aterrizó la madrugada de este jueves en la base aérea militar de Torrejón de Ardoz (Madrid) a las 4.30 horas con medio centenar de personas. El contingente estaba compuesto por un total de 53 personas, de las cuales cinco eran ciudadanos españoles.

Parte de los primeros 53 rescatados de Kabul, llegados la madrugada de este jueves a Madrid.

Parte de los primeros 53 rescatados de Kabul, llegados la madrugada de este jueves a Madrid. EFE

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, han recibido al contingente a pie de pista. Albares se ha comprometido a "no cejar en el empeño" y "traer al máximo número de personas en el menor tiempo posible". Tras recoger a los evacuados en el aeropuerto de Kabul, la aeronave despegó desde Dubái (Emiratos Árabes Unidos) y tras unas ocho horas de vuelo, llegó a Madrid.

El gesto de Ferrán -que roza la heroicidad- se junta con el hecho de que eligió estar en Afganistán en 2018 pese a que le ofrecieron una segunda jefatura en la embajada española en Holanda, según afirman fuentes de la diplomacia española a este periódico. Es decir, prefirió ir a un país en guerra, donde es necesario llevar escolta a todas partes, que ir a los pacíficos Países Bajos.

Bronca con Margallo

Ferrán nació en Madrid hace 60 años. Su padre, Gabriel Ferrán de Alfaro, es uno de los nombres más célebres en el mundo diplomático español. Fue quien firmó el tratado de adhesión de España a la Unión Europea en 1985 y, posteriormente, el primer embajador cuando nuestro país se adhirió, en 1986. Otros de sus destinos fueron París, Rabat o Lisboa.

Gabriel hijo estudió Derecho y en el año 1990 entró en la carrera diplomática siguiendo los pasos de su padre. Sus primeros destinos fueron la segunda jefatura de las embajadas españolas del Líbano y Malasia. Posteriormente pasaría por diferentes secretarías y segundas jefaturas en San José de Costa Rica, Rabat, Bruselas y la Unión Europea.

De su vida personal se conocen pocos detalles. Uno de ellos es que es cuñado de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes. Está casado con su hermana Ana. La expresidenta ya ha mostrado su “orgullo” por la valentía de su cuñado.

Durante el Gobierno de Mariano Rajoy, Ferrán fue Presidente de la Junta de Personal del Ministerio de Exteriores, un organismo de carácter sindical. Allí, vivió uno de sus episodios más duros y, curiosamente, relacionado con Afganistán.

Ferrán (derecha) junto al embajador checo en Kabul.

Ferrán (derecha) junto al embajador checo en Kabul. Embajada de la República Checa

En 2015, la embajada española en Kabul sufrió un grave atentado. Un coche bomba reventó la puerta y al menos cuatro asaltantes entraron en el interior del complejo por una brecha en el muro sembrando el terror durante la noche. Dos policías españoles fueron asesinados en el ataque, que se prolongó durante 12 horas, entre el 11 y el 12 de diciembre del citado año. Los agentes muertos eran Jorge García Tudela e Isidro Gabriel Sanmartín.

Tras el ataque, el Ministerio controlado por José Manuel García-Margallo se quiso “lavar las manos”, según recuerda una fuente diplomática, y achacar la vulnerabilidad de la embajada a una decisión del embajador de entonces, Emilio Pérez de Ágreda. Ferrán no se quedó callado. “Sacó un comunicado interno, que en el Ministerio no gustó, defendiendo a sus compañeros y poniendo los puntos sobre la íes sobre el atentado”, explica esta fuente.

“El asunto fue muy desagradable porque el Ministerio se quería lavar las manos y cuando denunciaron a nuestros compañeros, sacó el comunicado que decía los siguiente: Que ningún embajador, por muy embajador que sea, tiene la potestad de decidir, por ejemplo, si hacer obras o no hacer obras, o manejar el dinero sin autorización de Madrid. Es decir, el embajador no era responsable de que la embajada estuviera en una zona muy peligrosa. Y, además, se sabía”. La delegación diplomática de entonces se encontraba en el barrio de Sherpor. Tras el ataque fue trasladada.

“Fue el Ministerio quien decidió tener la embajada en una zona no segura de Kabul, en unas condiciones peligrosísimas. Y además, el Ministerio lo sabía… Al final, absolvieron a los compañeros”. En parte, gracias a Ferrán. “Es un diplomático de los de verdad. Se ha ido a Afganistán cuando le daban la segunda jefatura en Holanda. Es una persona muy comprometida con el servicio público”.

Esta fuente aprovecha para rememorar otro episodio heroico de la diplomacia española: “Juan Fernández Trigo, actual secretario de Estado para Iberoamérica, estuvo en el terremoto de Haití de hace 20 años y casi lo paga con la vida. Casi se le cae la embajada encima y tuvo una lesión grave. Pues no quiso ser evacuado hasta saber que todo el mundo estaba bien”.

La huída de Holanda

Como hemos dicho anteriormente, no todos los países europeos se han comportado así. El personal de la embajada de Holanda abandonó Kabul con nocturnidad y alevosía la noche del sábado al domingo, según ha denunciado la reportera Imane Rachidi en un hilo de Twitter.

“Se marcharon con sus cosas a la espera de que les den luz verde para subirse a un avión que les saque de Kabul. Cuando amaneció, el personal afgano, sus COLEGAS de la embajada a los que veían a diario, se encontraron las oficinas vacías. Ni un mensaje. Ni una llamada”, denuncia la periodista.

“Nadie se preocupó por avisarles o llamarles tampoco, hasta el martes. Gracias al personal afgano que dejaron tirado en Kabul, los intérpretes lograron recuperar ayer su pasaporte (y otros documentos personales) en secreto y los "sacaron de contrabando" lidiando con los talibanes”.

Mientras tanto, las últimas informaciones confirman que, además de Ferrán, también el embajador francés y el británico siguen en el aeropuerto de Kabul. “Gabriel Ferrán no se va a subir al avión hasta que se haya ido todo el mundo o hasta que le saquen a la fuerza”, zanja la fuente que mejor le conoce.