Fotograma de la película 'Parásitos', donde aparecen las patatas Bonilla de César.

Fotograma de la película 'Parásitos', donde aparecen las patatas Bonilla de César.

Reportajes

El Oscar de César Bonilla: la venta de sus patatas fritas se dispara tras aparecer en ‘Parásitos’

El director coreano incluyó su snack en un fotograma de la mejor película del año. "Estamos vendiendo un 140% más", reconocen a EL ESPAÑOL. 

13 febrero, 2020 03:06

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La familia Kim, al completo, tirada en el suelo, bebiendo y disfrutando; aprovechando la ausencia de los Park para ‘okupar’ su mansión, para ‘vivir’ –al menos por un rato– como ricos. Todos, reunidos en una imagen icónica, en un fotograma para la historia y, sorprendentemente, con un bote de patatas fritas gallegas en el suelo, las Bonilla a la vista. ¿Casualidad? “Del todo. No teníamos ni idea de que iban a salir. Nos lo empezaron a decir y hasta hoy”, reconocen, encantados, en la compañía, a EL ESPAÑOL. Y no es para menos: sus ventas se han multiplicado desde que aparecieran en el filme y, sobre todo, desde que Parásitos recibiera, entre otros, el Oscar a la mejor película del año.

César Bonilla, a sus 87 años, ha ‘recibido’ su primer ‘Oscar’ sin ni siquiera ser consciente de que se encontraba entre los favoritos para ganarlo. El dueño de Bonilla a la Vista ni intuía que sus patatas pudieran aparecer en un fotograma de Parásitos. Ni vio la película en su momento ni lo ha hecho después. “Lo tiene previsto”, bromean desde la compañía. Lo hará, aunque sea, por intentar comprender el fenómeno que ha llevado a su empresa a multiplicar sus ventas. “Han crecido entre un 130% y 140% on line en los últimos 15 días”, aseguran.

Su aparición, aunque no sea buscada, no es del todo casual. César Bonilla Velázquez lleva desde 2016 exportando patatas a Corea del Sur. “Vendemos del orden de 40 toneladas al año. Es el país que más nos compra en todo el mercado internacional. Allí gustan mucho”, cuentan. De hecho, su consumo se ha ido incrementando exponencialmente desde que llegaran. Y, ahora, después de aparecer en Parásitos, lo será mucho más. “No sabemos a cuánto pueda llegar, pero creemos que este año podemos batir récords”, aventuran.

César Bonilla, dueño de patatas Bonilla, ha incrementado sus ventas después de que sus patatas salieran en 'Parásitos'

César Bonilla, dueño de patatas Bonilla, ha incrementado sus ventas después de que sus patatas salieran en 'Parásitos'

Compañía familiar

La empresa no ha parado de crecer desde que la fundara Salvador Bonilla –abuelo de César, el actual propietario–, en el año 1932. “Primero fue una churrería que también vendía patatas. Lo hacía en Ferrol”, recuerdan en la compañía. Pero, en 1949, decidió expandirse por primera vez. Cerró su tienda y abrió otra en A Coruña con un permiso especial para vender 24 horas. “Entonces, las patatas se distribuían por la ciudad en bicicleta o moto”, prosiguen.

Su éxito derivó en la apertura de una fábrica en Arteixo, de donde salen cada día 25.000 churros y 6.000 kilos de patatas. Muchas de ellas, al extranjero. Las Bonilla se venden ya en más de 20 países. En 2013, llegaron a Estados Unidos; en 2014, a Francia; y en 2016, a Corea del Sur. “Es el país donde más vendemos y donde más les gustan. Hacemos 540 toneladas al año y exportamos el 10% de la producción (60 toneladas). De estas, 40 van a Corea”, explican en la compañía.

De su aparición, se enteraron por las redes sociales, por comentarios de amigos y conocidos. “Nos empezaron a decir: ‘¡Oye, que salen vuestras patatas en la película!”, cuentan. Desde entonces, su actividad se ha ido incrementando a todos los niveles. “Mediáticamente, ha sido increíble. Acabamos enero con 75 referencias y ya llevamos 55 en febrero”, prosigue. Y eso, a su vez, ha derivado en el aumento de las ventas. “Los distribuidores nos piden más porque se están acabando e internacionalmente lo estamos notando”, celebran.

Patatas Bonilla.

Patatas Bonilla.

¿Por qué Bonilla?

¿Cómo llegan los coreanos a la fábrica de Arteixo? Realmente, por otra casualidad. “Son los que más patatas consumen. Llegaron a España buscándolas, visitaron nuestras instalaciones hasta en cuatro ocasiones, fueron a otras empresas y, al final, se quedaron con las nuestras”, explican. En su primer envío, las patatas se agotaron en apenas unas horas y tuvieron que volver a llenar los camiones con más latas de medio kilo –tanto el envase como la medida forman parte de sus señas de identidad.

¿Su secreto? “En realidad, ninguno en concreto”, confiesan. “Se pelan, se fríen con aceite de oliva y se les pone sal; salen muy crujientes. Eso sí, hay una máquina que quita todas las que no dan ‘la talla’. Así de simple”, finiquitan. Parásitos, ahora, las ha puesto de moda. Las Bonilla, desde esta semana, son patatas de película y, próximamente, estarán en todas las salas de las casas españolas, coreanas, estadounidenses...