César había nacido en Paraguay, pero vivía en Santa Pola desde hace más de dos años.

César había nacido en Paraguay, pero vivía en Santa Pola desde hace más de dos años.

Reportajes

Conmoción por la muerte de César, la joven promesa del fútbol alicantino ahogada en una cala

Falleció al tirarse por una cala en la Isla de Tabarca. Llegó desde Paraguay hace dos años para jugar en el filial del Santa Pola. 

11 julio, 2019 20:28

César era bueno jugando al fútbol. A sus 18 años formaba parte del Santa Pola CF y despuntaba como central del equipo alicantino. Pero el pasado 9 de julio perdía la vida tras saltar en una cala en la Isla de Tabarca. El joven se encontraba con otros amigos, que intentaron socorrerle. Pero a César se lo tragó el mar. "Ese día no queríamos ir, pero él insistió", explica un amigo a EL ESPAÑOL. Los especialistas no pudieron dar con él hasta cuatro horas más tarde, cuando su cadáver se encontraba a 20 metros de profundidad. 

El joven nació en Paraguay, pero llegó a Santa Pola hace dos años junto a toda su familia. Su madre, embarazada de ocho meses, tuvo que ser ingresada cuando se enteró de la fatal noticia. Sus amigos y compañeros de equipo están destrozados. Han pedido al club que retiren el dorsal '3' en honor a César. Todavía no se lo pueden creer. "Mi corazón es tuyo, hermano", le comentaba uno de sus más fieles en las redes sociales. Santa Pola llora la muerte de César, con un futuro más que prometedor en el mundo del fútbol. 

César iba a ascender al primer equipo el próximo año

César llegó con su familia hace poco más de dos años a Santa Pola. El municipio, situado en la costa de Alicante, aún sigue consternado. Venían desde Paraguay para encontrar una vida mejor. Junto a ellos también estaba su padrastro. Ambos habían sido un gran apoyo para César en su carrera como futbolista. Residía en la zona alta del municipio, en El Palmeral: "Le recuerdo jugando con otros chicos de su edad", explica un vecino a EL ESPAÑOL. En Santa Pola, César vivió los mejores años de su vida. Había hecho nuevas amistades, que, tras su fallecimiento, no se lo pueden creer: "Te amo y nunca dejaré de hacerlo", le comenta una amiga en su perfil de Instagram. 

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El joven, de 18 años, jugaba como central en el equipo de fútbol Santa Pola. La próxima temporada estaba previsto que ascendiera al primer equipo. En su tiempo libre, se sacaba unos ahorrillos en una cafetería del municipio, donde también era muy querido. "Trabajaba para ayudar en casa", explica un amigo a EL ESPAÑOL. Desde hacía unos meses, se había aficionado al boxeo. Pero nada que ver con lo que sentía cuando tocaba la pelota.

César sabía que su pasión era el fútbol. Con el balón se desfogaba, olvidaba todos sus problemas de adolescente y se sentía libre. Sin presiones, sin prisas. Tenía un gran futuro por delante. Se le daba bien regatear, defender su portería y sus colores. Estaba orgulloso de su trabajo y seguro de que podía hacer carrera en el fútbol. Es más, estaba convencido de que en unos años podría dejar su trabajo como camarero para ganarse la vida como futbolista. Había puesto todo su empeño, todas sus ganas. 

César estaba muy unido a su familia. Por ellos, estaba dispuesto a dar lo mejor de él. "Solo te puedo contar que tenían un gran vínculo, él era un ser humano con un corazón muy grande", comenta un compañero a EL ESPAÑOL. Todos coinciden en lo mismo: lo más característico de César era su sonrisa. Siempre feliz. "Siempre nos decía: César, el mejor del mundo, papá", explica a este medio. "¿Y eso de papá?" "Es una palabra que se usa mucho en Latinoamérica y él la llevaba por bandera", cuenta. 

Su capitán, Juanpa, lo recordaba como una buena persona "y mejor amigo". Desde el equipo han propuesto retirar el dorsal '3', el que siempre llevaba en el pecho y en la espalda. Solo quieren hacerle un pequeño homenaje a César, demostrarle que nadie podrá reemplazar ni nadie podrá defender el equipo como lo hacía él. 

Pudo morir por un ahogamiento por inmersión

El martes 9 de julio, César y sus amigos decidieron ir a tomar el sol y a disfrutar de la Isla de Tabarca, muy cerca de Santa Pola. "No solíamos ir mucho a esa playa, pero ese día César insistió", explica un amigo a EL ESPAÑOL. No era la primera vez que iban. El joven estaba disfrutando de su día libre, tenia tiempo para descansar del bar. Hasta allí habían acudido años anteriores. Les encantaba. Les gustaba saltar desde las altas rocas y zambullirse en el agua. 

Los bomberos buscan al joven en la Isla de Tabarca. Foto: Europa Press.

Los bomberos buscan al joven en la Isla de Tabarca. Foto: Europa Press.

Según el relato de amigos y testigos, el joven saltó al vacío desde una altura de algo más de tres metros. Había bastante distancia, pero César quería sentir la adrenalina. Quería saltar y sumergirse en el mar. Disfrutar de su día libre, con sus amigos, con los de siempre. El joven se adentró en el agua, sin miedo, y volvió a salir. Sería la última vez que le verían con vida. Tras esto, se volvió a ocultar en el mar y desapareció. Se lo tragó el agua. Muchos de sus compañeros no dudaron en socorrerlo, pero no había ni rastro de César. Los Servicios de Emergencia acudieron al lugar de los hechos y acordonaron la zona. 

Su cuerpo fue localizado a última hora de la tarde, a unos tres metros de profundidad y a 20 de donde se le perdió la pista. El cadáver fue trasladado al Tanatorio de Alicante para que se le practicara la autopsia que determinará la causa de la muerte. Un avance de la misma confirma que el óbito se había producido por un ahogamiento por inmersión y que no presentaba golpes que pudieran haberle hecho perder el conocimiento dentro del agua.

Sus amigos están desolados. El grupo que había formado a su llegada a Santa Pola se encuentra destrozado. Todos le van a echar de menos. Su risa, sus bailes y, sobre todo, su buena compañía. Siempre estaba ahí para cualquier problema, con la solución adecuada. Su familia vive uno de sus peores momentos, cuando deberían estar celebrando la llegada de su hermano, que nacerá en los próximos días.