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    Socorro Pérez, la devota que murió asesinada cuando salió a correr

    A Socorro se le perdió la pista el sábado 2 de mayo de 2015 en Ourense. Esta mujer, de 43 años, se había aficionado en los últimos años al footing. Por ello, esa tarde decidió salir a hacer deporte a orillas del río Miño. Un mes más tarde, un hombre que paseaba por los aledaños del repetidor de telefonía de Seminario encontró el cadáver de una mujer. El cuerpo estaba desnudo de cintura para abajo, cubierto por la maleza y con un fuerte golpe en la cabeza. Socorro era una mujer metódica, que trabajaba como limpiadora, con muy buena relación con sus padres y que no mantenía ninguna relación sentimental por aquellas fechas. cuatro años después, su homicidio sigue manteniendo en jaque a la Comisaría de Policía de Ourense, que no ha conseguido dar con ninguna pista fiable y mucho menos con algún sospechoso claro.

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    Anabel Segura y Socorro Pérez, dos mujeres que salieron a correr y nunca volvieron

    Anabel fue secuestrada y asesinada hace más de 25 años. La joven, que residía en una de las zonas más lujosas de Madrid, salió a correr una mañana de noviembre. Dos hombres, que conducían una furgoneta, se la llevaron y la asfixiaron. Los padres, dispuestos a hacer lo imposible por su hija, ofrecieron una buena recompensa a quién pudiera dilucidar su paradero. Días más tarde, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz fueron detenidos y confesaron que el cadáver de Anabel se encontraba entre los restos de una fábrica de cerámica. Ambos crímenes guardan gran relación; tanto Socorro como Anabel salieron a correr, sin ninguna preocupación y sin saber que sería la peor decisión de sus vidas. 

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    Era una mujer tranquila, viajera y con una excelente relación con sus padres

    Socorro Pérez tenía 43 años y residía sola en un tranquilo barrio de Ourense, O Couto. Sus padres, con los que mantenía una excelente relación, vivían a escasos 500 metros y les visitaba a diario. En el momento de su desaparición, Socorro no mantenía ninguna relación sentimental. Aun así, la mujer era muy reservada con su vida personal y su familia no descartaba que pudiera tener alguna aventura que ellos desconocieran por completo. Socorro tenía una vida totalmente normal, trabajaba como limpiadora en la Universidad Laboral de Ourense; su turno comenzaba muy pronto por la mañana y finalizaba al mediodía, momento que aprovechaba para descansar. Le encantaba viajar, a veces sola o a veces con el grupo vinculado a la iglesia parroquial de su barrio. Además, era una apasionada de la cultura y acudía a la biblioteca municipal varias veces a la semana. En los últimos años, se había aficionado a un modo de vida más saludable y disfrutaba de largos paseos por los alrededores de su casa, entre bosques verdes y el sonido del Miño.

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    El día de su desaparición comió con sus familiares, descansó y salió a hacer footing

    El 2 de mayo comenzó para Socorro sin sobresaltos. Después de realizar varias tareas en su domicilio, se dirigió hasta casa de sus padres, donde los tres comieron juntos, como siempre hacían. Después, regresó a su casa y se echó una siesta. Tras el descanso, se vistió con un chubasquero rosa y unas mallas deportivas y volvió a la calle, pero esta vez a hacer 'footing'. En su casa dejó todo preparado; la cena de ese mismo día y su móvil, cartera y documentación, en una mesa. Solamente portaba las llaves de su buzón, ya que había dejado ahí las de su casa.

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    El deporte y los hábitos saludables se habían convertido en su nueva pasión

    El footing es una de las últimas rutinas -y pasiones- que Socorro había incorporado a su vida. En sus rutas deportivas solía recorrer el Paseo de las Ninfas, a orillas del río Miño. Cerca de donde ella vivía, se estaban celebrando las fiestas en el conocido barrio de Vistahermosa, por lo que había gran ambiente en la zona. En otras ocasiones, Socorro tomaba otros caminos para correr, como la pista que se dirige al municipio de Piñor o por las proximidades de Seminario, situado en la periferia de la ciudad de As Burgas.

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    Socorro no volvió nunca a su casa; la cartera, las llaves y el móvil seguían ahí

    Poco se sabe de lo que le sucedió a Socorro en las horas posteriores. No cenó en su casa como tenía previsto y lo único que estaba claro es que la mujer no había pasado por su domicilio, por lo que la vivienda no podía ser la escena de ningún suceso. Se encontraba perfectamente ordenada y como la mujer la había dejado tras salir de ella, horas antes. Las llaves, la cartera, el móvil y la cena seguían en el mismo lugar.

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    Al día siguiente, había quedado con su madre para ir a un balneario y nunca apareció

    Su ausencia no se haría notar hasta el día siguiente. El 3 de mayo era el día de la madre y Socorro había quedado con su progenitora; iban a comer juntas y a pasar el día al conocido balneario de Pantón, en Lugo. A la una y media del mediodía, su madre se dirigió a casa de Socorro y llamó al telefonillo para que su hija bajase. Nada. Silencio. No había ni rastro de la mujer.

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    El 3 de mayo sus padres interpusieron una denuncia por su desaparición en la Comisaría

    A su madre le extrañó que Socorro no se encontrara en su casa; habían quedado a una hora determinada y no se había presentado, algo que le parecía aun más raro. Su hija era una mujer previsora y nunca se habría olvidado de la cita. La mujer decidió preguntar a los vecinos si sabían el paradero de su hija, pero ninguno pudo darle respuesta. Aquel mismo domingo, los padres se dirigieron a la comisaría de Ourense y a media tarde ya estaba presentada la denuncia sobre su desaparición.

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    Los agentes calificaron la desaparición de Socorro como "inquietante"

    El Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional de Ourense se hizo cargo, en un primer momento, de la investigación. Pasó mucho tiempo -demasiado- hasta que el grupo especializado de en casos criminales, la UDEV, comenzaran sus pesquisas. Los expertos calificaron la desaparición de Socorro de "inquietante", debido a la vida metódica y responsable que llevaba. Aun así, los agentes no dejaron de lado la idea de una huida voluntaria, algo que criticarían sus familiares tiempo más tarde.

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    Los familiares estaban seguros que Socorro no se había marchado

    Los familiares de la víctima -y aquellos que la conocían- sabían que esta hipótesis no podía ser cierta. “No tenía problemas familiares, ni económicos ni sentimentales; carecía de sentido que se marchase así sin más; tampoco contemplábamos el suicidio”, reflexionaba Paula Rodríguez, prima de Socorro, para El Faro de Vigo. Y, añadía: “Tenía trabajo fijo, piso propio y todas sus cosas estaban allí; ¿por qué iba a desaparecer? Me parecía algo absurdo, no tenía nada de lo que escapar”.

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    En la Comisaría se produjeron unos hechos insólitos, propios de la ficción

    La familia de Socorro no estaba de acuerdo en cómo se estaba llevando a cabo la investigación. Quizás lo que más les preocupó fue la crisis interna que se vivía en la comisaría ourensana. Allí confluyeron una serie de sucesos que parecían sacados de la mejor película de ficción; el robo de seis armas del búnker del edificio, presuntos chivatazos a narcotraficantes o la sospechosa muerte de un agente. La familia afirmó que había "mala praxis, falta de interés, pericia y medios" y esto hizo que se demorase la investigación. Por ejemplo, el análisis del móvil de la víctima se produjo días después: "No se lo llevaron ese mismo domingo en que desapareció; y lo digo convencida porque lo utilicé yo misma para revisar sus contactos, para llamar una a una a todas las personas que tenía en su agenda por si sabían algo de Socorro", relataba su prima al citado medio. El teléfono acabó siendo analizado por los agentes, aunque este no aportó ninguna pista fiable para saber el paradero de la mujer.

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    En el momento de su desaparición, la mujer no mantenía ninguna relación sentimental

    Socorro era una mujer reservada. Por ello, su familia dudaba que tuviera alguna relación sentimental y no les hubiera hecho ningún comentario. "No teníamos conocimiento de ningún noviazgo. También es cierto que si hubiese algo, por su forma de ser, se lo hubiese callado”, explica Jesús María Pérez, portavoz de la familia. Su prima Paula fue una de las cuestiones que quiso averiguar en cuanto fueron conscientes de la desaparición de Socorro. Pero nada. No había nada.

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    Un hombre afirmó que había visto a Socorro a última hora de la tarde

    Ninguna pista arrojaba resultado alguno sobre el paradero de Socorro. Además, los agentes se empeñaron en seguir esta opción, que más tarde se demostraría que era falsa. Un hombre afirmaba que había visto a Socorro el día de su desaparición, pasadas las nueve de la noche. Se encontraba tomando algo en un bar, cuando la mujer pasó por su lado y entablaron una corta conversación. Ella le comentó que regresaba de hacer deporte. El hombre se confundía. Sí se había encontrado con Socorro, pero no el 2 de mayo, sino en días anteriores. La familia nunca le llegó a dar credibilidad.

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    El 6 de junio, unos cazadores encontraron el cuerpo de una mujer entre la maleza

    El 6 de junio, unos cazadores se encontraron, en una batida en el bosque, el cuerpo de una mujer. Los cuervos que sobrevolaban sobre el cadáver les dieron una pista de que algo malo podía haber sucedido ahí, en el frondoso verde. No había tejidos ni vísceras, solo huesos.

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    Estaba desnudo y en avanzado estado de descomposición; no había ninguna duda, era Socorro

    El cuerpo estaba semidesnudo de cintura para abajo, cubierto por la maleza y en un avanzado estado de descomposición. Llevaba más de un mes a la intemperie y a merced de los animales que por allí se paseaban. Aunque todavía había que esperar a los resultados del ADN, no había ninguna duda de que se trataba de Socorro. La ropa deportiva que apareció junto al cuerpo, era la misma que llevaba la mujer ese día, además, de las llaves del buzón.

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    La víctima había recibido un golpe en la cabeza y todo apuntaba a que había sido violada

    La autopsia, realizada por el forense de guardia, reveló que la víctima había recibido un fuerte golpe en la cabeza. Además, la Policía pensaba que Socorro había sido violada antes de ser asesinada. En ese momento comenzaron las dudas para los agentes y sus familiares: ¿quién podría haber perpetrado este terrible y misterioso crimen? ¿Socorro conocía a su asesino o la había elegido al azar? ¿dónde se había producido el asesinato? ¿a orillas del río o en medio del bosque?

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    En la escena del crimen no se encontró ninguna pista que pudiera indicar quién había sido

    En la escena del crimen no se encontró ADN ni ninguna otra pista que pudieran guiar las investigaciones. La comisaría investigó a todos los agresores sexuales de la Comunidad y se analizaron todas las conexiones telefónicas de un poste cercano.

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    Los agentes investigaron a todos los agresores sexuales que se encontraban en Galicia

    Un año después de la aparición del cadáver, los agentes afirmaban que ya tenían una línea clara de investigación. Se había acotado la lista de posibles sospechosos y se había reducido a un grupo de entre 40 y 50 personas. Desde ese momento, no ha habido ningún avance que pueda esclarecer el asesinato de Socorro Pérez.

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    Los agentes afirmaron que el asesinato había sido al azar; no conocía a la víctima

    Los agentes apuntan que el asesino actuó al azar, que no conocía a la víctima y que Socorro tuvo la mala suerte de encontrárselo en su camino. Esa persona vio la oportunidad, asaltó a la mujer, probablemente la violó y finalmente la asesinó. El caso, que ya ha pasado por las manos de tres comisarios distintos, solo ha arrojado sospechas de lo que pudo suceder. Además, pocos datos se conocen sobre los avances en la investigación, ya que está bajo secreto de sumario.

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    Hoy en día, dónde se encontró a Socorro, es un lugar de tránsito para cazadores

    Actualmente, el paraje donde se encontró a Socorro sigue siendo un sitio de tránsito para la mayoría de cazadores y amantes de la naturaleza. Un lugar, rodeado por la magia que desprenden los bosques gallegos, y que todavía conserva ese mismo verdor que hace cinco años.

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    La familia afirma que se sienten "abandonados": "no puede haber víctimas de primera y de segunda"

    La familia de la víctima no se puede creer lo que están viviendo y, mucho menos, que los agente no hayan puesto fin a -parte de- su dolor. “Nos sentimos abandonados; no puede haber víctimas de primera y de segunda”, afirmaba la familia de Socorro en uno de los numerosos actos que se realizan en homenaje a Socorro. "La mayor tortura de nuestras vidas fue el tiempo que estuvo desaparecida”, afirma Jesús María Pérez, portavoz de la familia.

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    Cuatro años después, no pierden la esperanza

    Los familiares de Socorro no pierden la esperanza. Todavía les queda ese hilo de esperanza de que las pesquisas policiales sigan adelante y puedan encontrar al culpable. Muchos fueron los sucesos que entorpecieron la investigación desde ese domingo de mayo, cuando los padres pusieron la denuncia. Por la comisaría ourensana han pasado distintos comisarios, con la voluntad de poder resolver -de una vez por todas- este cruel asesinato. Aun así, sus padres nunca podrán olvidar el tiempo que se perdió durante la investigación y que no se prestara la atención suficiente a la desaparición y muerte de su única hija. Cada dos de mayo, se reúnen en la ciudad para pedir justicia.

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    Déborah Fernández y Socorro Pérez, dos asesinatos con pistas en común

    Debido a la falta de pruebas y a la confusión en la investigación, el asesinato de Socorro Pérez y Déborah Fernández guarda gran relación. La primera de ellas, desapareció en Vigo hace 17 años, también, cuando salió a hacer 'footing'. Aunque entre ambos crímenes han pasado más de diez años, muchas pistas los conectan: el asesino sigue en la calle y las investigaciones que se pusieron en marcha, en su día, "dejaron mucho que desear", según los familiares.