José Javier, asesino de Patricia, su mujer (arriba a la derecha); y de Rebeca, su abogada (abajo a la derecha).

José Javier, asesino de Patricia, su mujer (arriba a la derecha); y de Rebeca, su abogada (abajo a la derecha).

Reportajes

El reguero de sangre de José Javier: de los nueve tiros a su esposa en 2003 a matar a su abogada

Fue condenado a 18 años de prisión por el primer crimen. En prisión provisional, ha asesinado a la magistrada con la que tenía una relación. 

18 enero, 2019 13:03

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José Javier Salvador Calvo no es la primera vez que mata a una mujer. Ya lo hizo en 2003. Entonces, asesinó a su esposa. Cogió una escopeta de caza y le pegó 11 tiros. Acabó con su vida. Lo reconoció y fue condenado a 18 años de prisión y a indemnizar a cada uno de sus tres hijos, todos ellos menores de edad, con 120.000 euros. Cumplió condena y fue puesto en libertad condicional en 2017 –su pena cumplía en 2021–. Pero, antes de que lo dejaran salir de prisión definitivamente, ha vuelto a reincidir y después se ha suicidado arrojándose a un viaducto en Zaragoza.  

Precisamente, esta vez ha asesinado a la que fue su abogada en 2003, Rebeca Santamalia Cáncer, la persona que lo defendió de aquel crimen. El marido de la fallecida denunció la desaparición de Rebeca el jueves por la tarde y, de madrugada, la Policía la encontró muerta en casa de José Javier, con el que mantenía una relación sentimental, según apunta la primera hipótesis de los agentes investigadores. Se trataría, por tanto, de un crimen de violencia de género. 

Su ex pareja, candidata del PP en un pueblo de Teruel

A la espera de que se ratifique esa hipótesis, lo cierto es que José Javier se suicidó después de asumir la autoría de un segundo crimen. En 2003, mató a la que por entonces era su mujer, Patricia Manuel Conde, de 29 años y candidata del Partido Popular a la alcaldía de La Puebla de Híjar (Teruel). El asesino, entonces, presionó el gatillo hasta en nueve ocasiones. Ella recibió dos tiros en la cabeza, tres en el pecho, uno en el brazo izquierdo, otro en la clavícula y dos en la zona dorsal. 

José Javier, tras cometer el crimen, recorrió 180 kilómetros –los que separaban su pueblo de Teruel capital– y, ensangrentado, entró en el hospital San José.  Malherido, le contó al personal sanitario que había matado a su mujer, con la que tenía tres hijos –dos niños de ocho y seis años; y una niña de tres–, y que se dirigía a prisión para entregarse. Fue detenido. Dio pistas de dónde se encontraba el cuerpo de Patricia y la Policía halló el cadáver casi a las dos de la madrugada. Caso cerrado. 

Entonces, se barajó como principal móvil del asesinato los celos. Ella, horas antes de ser asesinada, había estado con sus compañeros del Partido Popular preparando cosas de cara a las elecciones que se iban a celebrar unos días después. Allí, habló con su marido, que acudió a recogerla en su coche. Fue la última vez que se vio a Patricia con vida. Después, él la mató. 

Una vez entregado, Rebeca Santamalia fue la magistrada encargada de defenderlo. José Javier, finalmente, fue condenado a 18 años de prisión y a indemnizar a sus hijos, todos menores de edad, con 120.000 euros. Pero la relación de ambos, a juzgar por lo ocurrido, no había finalizado. Su cuerpo apareció en la casa de José Javier, que era su amante, según barajan fuentes de la investigación. El móvil del crimen se desconoce. 

Es el segundo convicto que reincide en los últimos meses. Bernardo Montoya, asesino confeso de Laura Luelmo, también mató a la profesora meses después de salir de prisión y tras cumplir más de 18 años de cárcel. Ahora ha sido José Javier el que, con su asesinato, ha incrementado el número de mujeres fallecidas en este enero negro de 2019. En total, han muerto ocho mujeres –aunque algunas está por ver si es por violencia de género–: Rebeca, Leonor, Romina, una anciana de 95 años, Stefani, Miriam, una niña muerta en Bilbao y, en última instancia, Rebeca