Rocío, “hace algo más de un año”, llegó a las Ventas de Retamosa (Toledo), una localidad de poco más de 3.000 habitantes. Lo hizo con su padre, un conocido guardia civil del SEPRONA –según los vecinos–, y su madre. Se instalaron en una casa a menos de un kilómetro del centro del pueblo, cerca de la farmacia y al lado de un piso “lleno de okupas”. Hasta ahora, nadie sabía en exceso de la familia. “No llevaban mucho tiempo aquí”, espetan, todos. Esta semana, sin embargo, no paran de contestar preguntas sobre ellos. La detención de la joven de 19 años por matar presuntamente a Denisa en Alcorcón (Madrid) ha armado un revuelo al que no están acostumbrados. Perdón, toca precisar, últimamente sí: en mayo, en un tiroteo, Mercedes, una mujer de 41 años, falleció. “¡Anda que la que se lío!”, recuerdan. Pero esa es otra historia… 

Rocío, enviada a prisión por el asesinato de Denisa en Alcorcón.

En Ventas de la Retamosa, el desconocimiento sobre Rocío es general. “Yo la he visto alguna vez con los chiquillos de aquí”, “yo no le puse cara hasta que no la vi en la tele”… Vivía allí, sí, pero “pasaba más tiempo en Madrid”. Las opiniones son unánimes. Sólo los más jóvenes, “muchos de ellos fuera del pueblo”, tienen alguna idea de cómo era la Golosina, su apodo en Alcorcón. “¡Era problemática!”, comentan, la mayoría, en conversación con EL ESPAÑOL. Entre los dimes y diretes, pocos buenos: “En las fiestas dicen que la lió bastante y se metió en una pelea. Siempre estaba con historias...”, cuenta uno de los vecinos, aunque evita dar su nombre. 

El runrún ha ido creciendo conforme han ido avanzando los días desde la detención de la joven. Dos amigos, conocidos, no dudan al hablar de mal de ella: “Estuvo saliendo con un chaval que vivió en el pueblo”. ¿Y qué tal? “No muy bien. Un día llegó con la cara arañada, le pegaba… Le daba a todo (en referencia a las drogas). Era una buena pieza”, espetan. Todos los comentarios van en la misma línea. Pocos hablan bien de Rocío. Es la tónica general, entrelazada entre opiniones, exageraciones y cotilleos varios fruto de las circunstancias.  

¿Entre las certezas? Que el padre, desde hace tiempo, estaba preocupado. “A mí me contó alguna vez que tenían problemas familiares (en referencia a lo de Rocío)”, cuenta algún compañero de cafés en el pueblo. Él era el más reconocible de la familia, al que más conocían en Ventas de la Retamosa. A la otra que ponen cara es a su madre, de “comprar fruta o ir al supermercado”. Pero poco más se atreven a decir. Todas las conversaciones culminan con el mismo resultado: “No llevaban aquí demasiado tiempo… y pasaban mucho tiempo en Madrid”.

En Alcorcón, precisamente, fue donde creció Rocío. Allí es donde adquirió el sobrenombre de la Golosina. Y allí, también, donde conoció a su actual novio, Mario, del que estaba embarazada –aunque después tuvo un aborto natural, como ha explicado su pareja–. Es el lugar donde la conocían (para bien y para mal). Y donde, estos días, no han parado de criticarla indignados por lo que supuestamente ha hecho, pero también por su pasado. “Todos sabíamos que no se llevaba bien con Denisa. Estaba zumbada. Yo no entiendo nada. Cada una tenía su novio”, cuentan en conversación con EL ESPAÑOL. 

Mario, novio de Rocío, la presunta asesina de Denisa.

Rocío, antes de asesinar, presuntamente, a Denisa, habría acosado también a otras jóvenes del barrio. Silvia, amiga de la asesinada, según la investigación, también habría recibido amenazas en su móvil. La tónica, cuentan sus conocidos, era habitual. Aunque nadie, ni los más allegados, creen que aquello fuera a acabar en tragedia. Por eso, nadie denunció ni lo puso en conocimiento de las autoridades. Los padres de todas ellas estaban informados. Pero, claro, de ahí a pensar que pudiera apuñalar a alguien... Eso es otra cosa. 

Mausoleo en el centro de Alcorcón

En menos de una semana, el lugar del crimen se ha convertido en un mausoleo en el centro de Alcorcón. La puerta del bajo donde vivía su novio, Iván, sigue cerrada. A sus pies, cientos de velas alumbran una vía oscura, casi sepulcral, sin ruido, fría, gélida y silente. Sólo el trascurrir de los curiosos rompe la quietud. “¿Aquí es dónde murió? Qué pena”, espetan unos y otros. Los conocidos, los del barrio, lamentando el no volver a verla recorrer sus calles; y los ajenos, afectados por una tragedia que ha mantenido a Alcorcón en vilo en la última semana. 

Velas para recordar a Denisa en el lugar del crimen.

Ha pasado el tiempo, pero las lágrimas todavía no se han secado. El pasado domingo, a las 22:00 horas, Denisa, en ese mismo lugar, en casa de su novio, hablaba con su amiga Silvia. Lo hacía tranquila, sin prisa, hasta que escuchó la puerta. Entonces, sin colgar el teléfono, se acercó. Abrió. Silvia, entonces, escuchó el nombre de Rocío. “No hagas eso”, dijo. Y, después, pidió auxilio: “Ayúdame, me han acuchillado”. Salió del local, intentó subir las escaleras y gritó. La escucharon, pero no pudieron hacer nada por ella. 

Su amiga, Silvia, bajó de su casa para ayudarla. Cuando llegó, era demasiado tarde. Denisa, en el suelo, tumbada, intentaba sobrevivir mientras los servicios sanitarios trataban de agarrarla a la vida. Murió en el hospital, horas después. Entonces, comenzó la búsqueda. ¿Quién la había apuñalado? Se preguntaban unos y otros. 

Los padres, desde el primer momento, apuntaron a Rocío. La madre de la víctima, Daniela, como confirmó a EL ESPAÑOL, que le mandó a la Policía un mensaje de WhatsApp que le había reenviado su hija. En él decía que iba a “rajarla hasta la muerte”. Y su padre certificaba su preocupación. “Siempre comentábamos eso. Yo le dije que si quería hablaba con su padre, guardia civil, para mediar. Pero ella, ese mismo sábado, me dijo que no, que estaba loca”. Ninguno denunció. Antes del entierro, ambos se lamentaban. 

A Rocío, sin embargo, tardaron más de 24 horas en localizarla. La Policía la detuvo en Ventas de la Retamosa. “Llegaron aquí, la sacaron por la puerta y se la llevaron. Ahí acabó todo”, reconocía una vecina en conversación con EL ESPAÑOL. Fue detenida, pero se declaró inocente. La jueza, sin embargo, la envió a prisión por matar presuntamente a Denisa en esa noche gélida del domingo, sin tener en cuenta la coartada de Mario, su novio, que reconoció haber estado con ella dando vueltas por Alcorcón, aunque sin precisar dónde.

Denisa María, joven de 17 años asesinada en Alcorcón.

La principal hipótesis que se maneja como motor del crimen son los celos. Denisa había sido novia de Mario hasta junio de este año. Después, este había empezado a salir con Rocío. Pero las idas y venidas, los jugueteos… “Habían hablado de volver”, reconoció Daniela, la madre de la fallecida, a EL ESPAÑOL. Todo eso habría devenido en un triángulo amoroso fatal que terminó con la muerte de Denisa el pasado domingo. 

Desde entonces, el ruido de los primeros días ha devenido en silencio. Daniela, la madre coraje de Denisa, ha acallado su voz después de afrontar la situación con una entereza memorable. Ella ha sido la portavoz de la familia, la que ha contado lo que ocurrió –o lo que ella piensa que sucedió–. Su voz quebrada y sus lágrimas sirvieron hasta para ‘exculpar’ a la asesina (“pensamos que eran cosas de chiquillos”), ofrecerse a los padres (“lo han tenido que pasar fatal; tienen mi teléfono para lo que quieran”) y advertir (“si amenazan a sus hijos, denuncien”). 

En el gesto de Daniela, entereza y heridas de guerra. El asesinato de su hija es la punta del iceberg de una vida quebrada por la emigración. Hace más de una década, junto a su marido, Emil, llegó a España. Con ellos, una niña rubita de cuatro años llamada Denisa. “¡Era preciosa!”. Todos se instalaron al sur de Madrid, en Alcorcón, y empezaron a echar raíces. Ella, trabajando en lo que podía hasta acabar en una fábrica de piezas de coches en Getafe. Y, de paso, viendo crecer a su niña, esa a la que le encantaba hacer gimnasia –como marca la tradición en Rumanía–. 

Después, vendría su divorcio. Emil se trasladó a Navalcarnero (Madrid) y ella se quedó en Alcorcón. ¿Y su hija? A camino entre la casa de ambos y la de su novio, Iván, hijo de un albañil. Así pasaba su vida la joven Denisa, que dejó los estudios y trataba de aprender en la peluquería de su tía. Allí construía su futuro a sus 17 años. Hasta que se topó, presuntamente, con Rocío, la actual novia de su ex pareja, Mario, y todo se fue al traste en esa gélida noche de domingo en Alcorcón. El final de una historia (vida) que ahora tan solo alumbra el germinar de las velas en la escena del crimen. 

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