Luis Díez-Picazo.

Luis Díez-Picazo. CGPJ

Reportajes

El juez del lío de las hipotecas no tiene hipotecas: Díez-Picazo, su vida de viajes y buenos padrinos

  • Luis María Díez-Picazo, sin apenas vida social, no tiene ningún inmueble a su nombre ni deudas conocidas. 
  • Considerado un profesional muy solvente, es hijo de uno de los grandes maestros del Derecho Civil de España.
  • Su voto a favor para que sea el ciudadano de a pie quien pague el impuesto de las hipotecas le ha supuesto un grave deterioro de su figura. 
10 noviembre, 2018 03:12

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Luis María, como se le llama en el ámbito más próximo, o el hijo de Dios como se le conoce en el ámbito judicial por el apelativo con el que se conocía a su padre, es el nombre más pronunciado y, quizá, más denostado por muchos a lo largo de esta semana. El sentido de su voto -cambiado a última hora- fue decisivo para librar a la banca de pagar el impuesto de las hipotecas. Una decisión contra el ciudadano de a pie que le ha supuesto un grave deterioro contra su figura, además de destapar la caja de los truenos contra la Justicia y el Tribunal Supremo. Sea como sea, esta postura del juez le ha señalado de por vida y ha cuestionado una larga trayectoria como uno de los juristas de mayor prestigio de España.

A ese mazazo inicial por su decisión se sumó el de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, que poco después de la decisión del Supremo, aprobó un decreto ley que modificará la norma que regula el impuesto de actos jurídicos documentados, el de las hipotecas, para que "nunca más" tengan que pagarlo los consumidores (y sí lo hagan los bancos). Justo lo contrario de lo que el Tribunal había votado. 

“Él no pensó nunca en las consecuencias que se le podían venir encima, porque nunca se contamina en las decisiones que toma. Y si la tomó así fue porque la consideró ajustada a Derecho”, afirman personas de su círculo más íntimo, al cuál es muy difícil penetrar. Es como un búnker. Se trata de un hombre alejado de las redes sociales, sin apenas vida social, sin deudas aparentes y sin hipotecas, ya que no tiene en España ningún inmueble a su nombre como así atestigua la nota registral solicitada por EL ESPAÑÓL al Registro Central.

Fue el pasado 6 de noviembre cuando la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo tomaba la decisión sobre quién debía pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados de las Hipotecas: si el banco o el hipotecado. Fueron dos días maratonianos de deliberación. Y cuando llegó el momento final, la votación era muy apretada: 14 votos a favor de que el coste recayera en el ciudadano y 13 en contra. Faltaba un último voto, el más importante. No solo porque podía llevar al empate, sino porque correspondía al presidente de la Sala Tercera de lo Contencioso-Aministrativo del Tribunal Supremo, Luis María Díez-Picazo, el personaje sobre el que se depositaban las miradas de millones de españoles. Un jurista que ha "mamado" el derecho desde la cuna.

Luis María Díez-Picazo Giménez (Madrid, 1958) es hijo del gran maestro y uno de los mejores civilista y magistrados del siglo XX Luis Díez-Picazo y Ponce de León, fallecido en 2015. Cuando el nació, su padre era ya doctor universitario y juez de primera Instancia y Instrucción. Los primeros años de la vida de Luis María estuvieron marcados por el ir y venir de su padre. Primero como catedrático de Derecho Civil en Santiago de Compostela (1963) y luego en Valencia (1964). Allí, en la ciudad del Turia empezó a estudiar Luis María en las Escuelas San José pertenecientes a la orden de los Jesuitas. Siempre sus estudios estuvieron marcados por la carrera profesional de su padre. Así, tras ser nombrado su padre Catedrático de la reciente creada Universidad Autónoma de Madrid regresaron a Madrid. Y Luis María acabó sus estudios secundarios en el que por entonces se consideraba el mejor Instituto de la capital de España, el Ramiro de Maeztu.

Luis Díez-Picazo y Ponce de León, fallecido en 2015

Luis Díez-Picazo y Ponce de León, fallecido en 2015

Su trayectoria en la vida, como las de casi todos sus hermanos, ha estado ligada desde sus inicios estudiantiles al Derecho. “Hay personas que nacen futbolistas porque sus padres lo eran, otros toreros, otros periodistas, y Luis María y sus hermanos solo han visto en su casa libros de Derecho y sólo se ha hablado allí de Justicia por lo que todos tenían clarísimo a qué dedicarse”, afirman fuentes cercanas al presidente de la Sala Tercera. Por tanto, su paso en la adolescencia estaba fijado: el Derecho y la Facultad de la Universidad Autónoma de Madrid, donde su padre ya ejercía como catedrático. Allí comenzó su carrera universitaria en 1975, que finalizó en 1980 con Premio Extraordinario. Y aunque sus hermanos Ignacio (especialista en contencioso administrativo y profesor en el CEU) y Gema (profesora titular de Derecho Privado, Social y Económico en la Universidad Autónoma de Madrid) también son figuras importantes en el Derecho, es Luis María quién ha proseguido con más reconocimiento y boato los pasos de su padre, un reconocido jurista que fue nombrado más tarde magistrado del Tribunal Constitucional (entre 1980 y 1989), y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Santiago de Compostela y la Carlos III de Madrid.

Tras salir licenciado con premio por la Autónoma, decidió introducirse en el mundo de la enseñanza. Y lo hizo de la mano de un gran amigo de su padre, otro de los juristas españoles más importantes del siglo XX, Eduardo García de Enterría, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1985 y gran maestro del Derecho Administrativo, cuyo manual ha sido y es referencia para miles de alumnos. Luis María pasó a ser “el chico” y asistente de Enterría durante cuatro años (1980 a 1984). Allí en sus seminarios se formó y se convirtió en uno de sus discípulos más queridos, mientras preparaba su doctorado en la Universidad de Bolonia que finalizó en 1983 bajo el título Il problema dell'amministrazione degli organi costituzionali, bajo la dirección del Profesor Fabio Roversi Monaco

Su etapa en Bolonia, como becario del Real Colegio de España entre 1982 y 1983, ya marcó su devenir profesional. Con tan sólo 25 años era ya un experto en Derecho Civil (por su padre) y en Administrativo (por Enterría). Pero esta etapa en Italia también le marcó en lo personal. Según manifestó a los vocales del Consejo del Poder Judicial, “gracias a esta experiencia fuera de nuestro país tengo una forma especial de ver el mundo”. Desde entonces una de sus pasiones es viajar, habla fluidamente inglés, francés e italiano y tiene buen conocimiento del alemán. “Quizá por eso, no ve los problemas jurídicos desde una perspectiva nacional y examina los problemas de forma global para buscar una resolución justa de los mismos. Esta que podría ser una virtud se ha convertido en su “peor pecado” en la última decisión que ha tomado sobre las hipotecas”, afirman sus amigos. “Su voto en Francia no hubiera acarreado estos problemas”, indican.

Breve carrera en los tribunales

Tras lograr su doctorado Cum Laude en la cuna de Bolonia, decidió en 1983 presentarse a la oposición a Letrado del Ministerio de Justicia. Lo logró sin aparentes problemas y se integró en el Cuerpo de Abogados del Estado. Pero esa no era su vocación. Al menos en esa etapa de su vida, ya que solo un año más tarde abandonó ya su puesto de letrado del Estado para encaminarse definitivamente hacia la docencia. De 1984 a 1986 fue el encargado de curso de Derecho Administrativo en la Universidad de Málaga. Pero tras su aprendizaje con Enterría, quiso de nuevo cambiar sus destinos jurídicos y académicos. Y pasó a ser tutelado y llevado por otro de los grandes juristas del Derecho español, Francisco Rubio Llorente, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y que luego fuera nombrado vicepresidente del Tribunal Constitucional. Rubio Llorente se había formado de la mano del profesor Eduardo García de Enterría y tenía gran amistad con él, por lo que fue muy fácil que Luis María pasara a ser miembro de la Escuela de Rubio Llorente. Todo quedaba en casa.

De la mano de Rubio fue creciendo académicamente. Se fue formando como gran  experto en Derecho Constitucional, la otra pata del derecho que aún le faltaba. Así, en 1986 ya era nombrado Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Málaga, plaza que logró por concurso en 1986 y en la que estuvo hasta 1989. Pero mientras impartía la docencia compaginaba esta, gracias a las leyes gubernamentales de entonces, con la labor de letrado en ejercicio en el Colegio de Abogados de Málaga y también de Asesor Jurídico del Rectorado de su Universidad. 

Pero de nuevo, decidió marchar fuera de España. Y regresar a Italia, su otro país. Así, en 1989 ganó otro concurso. En este caso como Profesor del Instituto Universitario Europeo, situado en el distrito de la Badia Fiesolana, en Florencia. Un centro especializado en la investigación y en el que se dan cita los mejores profesionales del ámbito europeo. Allí no solo fue profesor de Derecho Público Comparado sino también director de su departamento durante cuatro años, hasta 1995. Y curiosamente, mientras ejercía de profesor en Italia, logró su plaza de Catedrático por la Universidad de Málaga. Luis María ya lo era todo en el Derecho, con tan solo 37 años.

Las dos caras de Díez-Picazo

Fue en sus viajes por Europa cuando conoció a su mujer, de nacionalidad francesa, con quien tiene tres hijos. Fue una época muy feliz para él. “No como la de ahora con la que se le ha venido encima”, afirman sus allegados. “Sus logros académicos y su cultura y formación son indudables y ya nadie los considera”, apuntan.

Díez Picazo tiene dos caras, la profesional y la familiar, a las que intenta separar drásticamente. En torno a su vida personal ha construido un muro muy difícil de penetrar. Tanto que no duda en colgar el teléfono, aunque sea una cuestión profesional,  si está haciendo la cena a sus hijos. Una barrera infranqueable que hace que sus enemigos le definan como “un ser estirado, autoritario, sin don de gentes” e, incluso, hablan de “soberbia intelectual”. Para su círculo más cercano es todo lo contrario: "Si consigues su amistad tendrás a una persona para siempre, de trato muy profesional, cercano y muy familiar. Y lo mismo que es detallista en lo profesional también es en lo personal”, afirman.

Manifestación contra la decisión del juez Picazo.

Manifestación contra la decisión del juez Picazo.

Quienes le han tratado de cerca señalan que la amistad es un concepto muy importante para él. “Si te da su palabra, la cumple, es un hombre de principios. Y por eso lleva esta apariencia imparcialidad hasta las últimas consecuencias, como ahora se ha visto”. Siempre, dicen, ha controlado muchos sus amistades y “busca que no contaminen sus resoluciones”. Dicen su amigos que por eso le ha molestado enormemente que se haya insinuado que tiene relación con la banca por dar clase entre 2015 y 2017 en el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF), que es propiedad de la Asociación Española de Banca (AEB). “El da clases allí porque es compatible con su cargo de Magistrado”, afirman sus amigos. Díaz Picazo fue autorizado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para dar clases de Derecho Constitucional en este centro universitario con la condición de hacerlo mientras la docencia no impidiese "el cumplimiento de sus deberes judiciales" ni comprometiese "su imparcialidad e independencia". Para sus allegados, “es su gusanillo de docente lo que le hace seguir dando clases en la Universidad. Es una persona muy académica y no tiene afinidad pública manifiesta”. Dicen que siempre se muestra en público con un perfil moderado y muy profesional. “En el que no se le conoce ni ser de derechas ni de izquierdas”, indican.

En esa búsqueda de lazos con la patronal bancaria también se ha intentado relacionarle con el hecho de que el bufete familiar que fundado en 1964 por su padre y que actualmente está dirigido por su hermano Ignacio y que representó a Cajasur en un recurso de casación contra la sentencia de 21 de mayo de 2013 de la Audiencia de Córdoba, que confirmó una sentencia que declaraba la nulidad de las cláusulas suelo. Sin embargo, las investigaciones de El Español confirman que Luis María no forma parte oficialmente de la sociedad “Díez Picazo SLP”. Nunca ha aparecido en el historial registral con ningún cargo. De su familia, además del bufete controlado por su hermano Ignacio, otro de sus hermanos, José María es director General de Arteria Promociones Culturales SL; y su hermana María Teresa tiene dos sociedades, una de asesoramiento llamada Diez-Picazo & Fernandez Portero SLP y otra de inversión temporal en empresas y proyectos medioambientales de nombre “2050 Life Investments SL”. 

Las investigaciones de EL ESPAÑOL también han intentado buscar propiedades e hipotecas a nombre Luis María Díez-Picazo, pero consultado el Registro de la Propiedad y el Registro Mercantil no figura propiedad a su nombre y tampoco tiene ninguna empresa a su nombre. “Ser imparcial hasta las últimas consecuencias es lo que le ha llevado a este linchamiento mediático, no otra cosa” afirman sus allegados. 

Camino al Tribunal Supremo

Su llegada a la presidencia del Tribual Supremo, donde ahora su cuidada figura inmaculada se ha puesto en entredicho, fue un camino de rosas. Desde Florencia volvió a España, en concreto a Barcelona, donde estuvo dos años a finales de los noventa. Allí ejerció como profesor “ordinario” de Derecho Constitucional en la Escuela Judicial (Barcelona) y como profesor asociado en la Universitat Pompeu Fabra. Durante su estancia en Barcelona fue consultor de alcalde socialista de la Ciudad Condal, Joan Clos, luego nombrado ministro de Industria, Comercio y Turismo con Rodríguez Zapatero, quien lo eligió para elaborar la “ordenanza de civismo”. En 1999 volvió a su querida Málaga, donde, por fin, ejerció su cátedra de Derecho Constitucional.  Pero sólo lo hizo solo dos años, en una carrera, más bien vida, marcada por su idas y venidas. Sus salidas y regresos. Y siempre buscando un algo más.

Fachada del Tribunal Supremo./

Fachada del Tribunal Supremo./ Efe

Así, sorprendentemente para sus amigos y colegas, después de tantos años en la docencia dejó su puesto de Catedrático en 2002 para trasladarse a Madrid y ejercer de abogado hasta el año 2008. Su registró como abogado ejerciente en el Colegio de abogados de Madrid. Pero mientras, como el gusanillo le llamaba compaginó esta tarea como profesor en el Instituto de Empresa (2001-2003) y como profesor visitante en la Universidad de Castilla-La Mancha en su Campus de Ciudad Real.

Fue otra figura contrastada del Derecho español, Eduardo Espín Templado, codirector y catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien le rescató para esta universidad pública manchega, señalada por algunos como muy unida a las tesis socialistas. Espín facilitó de nuevo la llegada de Luis María a la UCLM, donde allí curiosamente estaba ya de catedrático el ex diputado socialista Diego López Garrido, aunque este adscrito al Campus de Albacete. Díez-Picazo Giménez no tardó mucho en conseguir de nuevo otra cátedra. Así en 2007 es nombrado catedrático en la UCLM, donde solo ejerce un año. En su carrera fulgurante y variada decide dar un salto con triple mortal y lanzarse al asalto al Tribunal Supremo. Y lo consigue.

En 2008 es elegido magistrado del Supremo por el turno correspondiente “a juristas de reconocida competencia”. Sin embargo, muy a su pesar y a lo que ha marcado toda su vida, sus primeros años en el Alto Tribunal no fueron muy destacados. Fue en 2012 con la llegada del PP al poder y de Alberto Ruiz Gallardón al Ministerio de Justicia cuando fue elegido presidente de la comisión encargada de la Revisión Integral de la Ley Orgánica del Poder Judicial, donde coincidió con Carlos Lesmes, que pasó a ser ahora su  gran valedor. Su carrera siempre ha estado marcada por ilustres personajes del Derecho español.

Fue gracias al actual presidente del Tribunal Supremo como se promociona y consigue su apoyo para alcanzar la presidencia de la Sala de lo Contencioso. Lesmes quería quitar de en medio al magistrado José Manuel Sieira Miguez, con quien había mantenido una seria disputa por el indulto del conductor kamikaze que el ministro Alberto Ruiz Gallardón aprobó. Las maniobras de Carlos Lesmes lograron elevarle a la presidencia en septiembre de 2015. Desde entonces ha controlado sin problemas esta aparente tranquila Sala, donde algunos magistrados ni van físicamente a los plenos y toman la decisión de casa.

Sin embargo, la sentencia sobre el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados de las Hipotecas le ha llamado a una fama que nunca buscó, ni en un sentido ni en otro. Hoy, una de las grandes figuras del Derecho Constitucional, al que guardan respeto todos sus compañeros, con aplausos e incluso fotos en todos los congresos de España se ha convertido en el enemigo de los hipotecados y ha “hipotecado” su futuro. En una vida jurídica y una carrera docente trepidante, donde siempre los cambios repentinos han marcado sus rápidos pasos y en la que nunca han faltado a su lado gran valedores e introductores. Hoy, Díaz-Picazo será para siempre el magistrado que dio la razón a los bancos y la espalda a los ciudadanos. “Algo que el nunca ha querido ni buscado”, aseguran sus amigos.