- Buenos días. Estaba interesada en bajar cinco kilos en un mes porque tengo una boda. Mido 1,70 y peso 63 kilos. Me diagnosticaron diabetes hace tiempo, pero ahora está bastante controlada. ¿Me podría ayudar?-

Si alguien lanza esta pregunta al aire en las redes sociales recibirá miles de respuestas de personas que afirman estar “formadas y preparadas para asesorar nutricionalmente a las personas que lo necesiten”. Así lo ha asegurado uno de esos asesores nutricionales a EL ESPAÑOL en una conversación telefónica. ¿Su solución a mi consulta? “Tendrás que hacer un programa más agresivo. El desayuno y la cena los sustituirás por un batido saciante bajo en calorías y, por supuestísimo, necesitarás un quemagrasas hecho con un té que no sé muy bien de dónde viene. Todo es natural. No te cobraré la consulta, solamente los productos. En total serán 135 euros”, responde este asesor de 51 años que trabaja para la compañía estadounidense Herbalife. 'El plato sano y equilibrado', así define su plan de alimentación.

Él en Jaén y yo en Madrid. ¿Cómo nos veremos? Las consultas serán vía online. “Necesitaré que rellenes un formulario con tus hábitos alimenticios y que me mandes tu peso todas las semanas”, añade. ¿Y la diabetes? Tampoco ha querido darle mucha importancia. Se fía de mí. ¿Y yo de él? "Toda la información es fiable y real. Tenemos formación continua vía online y asistimos continuamente a eventos formativos para estar actualizados", asegura el asesor con un acento muy andaluz. No añade nada más. Tras 20 minutos, la llamada termina. Durante una milésima de segundo me viene a la mente esos "y si..." que siempre aparecen en los momentos de indecisión. “¿Cinco kilos en un mes? Milagroso”, pienso. Me manda por Whatsapp algunas fotos que muestran el antes y el después de un hombre que pasó de ser rellenito a tener un par de abdominales escondidos tras su vello corporal. Aún así, algo me huele mal.

Asesor nutricional de Herbalife no tiene ninguna formación sanitaria para mandar dietas

Cuatro años como mínimo tarda un estudiante del grado de Nutrición y Dietética en cualquier universidad española en sacarse una titulación, la única válida y legal para mandar un plan de dieta a un paciente. Aitor Sánchez es dietista-nutricionista, aunque su amplio currículum le otorga otros tres títulos universitarios relacionados con el mundo de la alimentación. Es el autor del famoso blog 'Mi dieta cojea' que además tiene 160.000 seguidores en Instagram e investiga y divulga sobre alimentación en distintos medios de comunicación. “No se puede prescribir consejo dietético personalizado ni asesoría nutricional si no se tiene una carrera sanitaria. Es un delito de intrusismo. Es como si voy a quitar una contractura y no soy fisioterapeuta”. Ni farmacéuticos, ni psicólogos, ni graduados en Ciencias del Deporte. Sólo los dietistas licenciados pueden mandar planes dietéticos.

Y por si fuera poco, este asesor nutricional estaría incumpliendo un doble delito porque "no se puede otorgar propiedades adelgazantes a ningún producto ni sustitutivo alimentario", asegura el nutricionista, quien además tiene un centro de nutrición llamado Aleris en Madrid donde trabajan 20 nutricionistas licenciadas que pagan sus impuestos y están dadas de alta en la Seguridad Social. Por eso, Aitor advierte sobre otro peligro mayor con este tipo de asesoramientos. “Tampoco se tiene un seguro médico. El paciente queda desprotegido ante cualquier tipo de reclamación legal o sanitaria”. Estos 'falsos' nutricionistas se hacen los suecos en el caso de que haya algún problema. Otra cosa es dar consejos nutricionales por las redes sociales, porque ¿cuántos influencers suben fotos de sus desayunos detox o aconsejan a sus miles de seguidores sobre cómo tener el cuerpo 10? Aunque divulgar no sea exclusivo de la profesión de nutricionista, "hay cuentas que meten la pata constantemente", reclama Sánchez, e insiste en que muchos de esos influencers lo único que hacen es promocionar productos.

Entonces, ¿dónde está el truco? Para María Sanchidrián, compañera de Aitor en el Centro Aleris, es todo un juego. "Se venden como asesores nutricionales. Hacen juego con las palabras para que no sea ilegal", afirma la nutricionista con una voz angelical que remata con su acento granadino con el que delata el lugar donde descubrió hace más de una década que su sueño era animar a la gente a cambiar sus hábitos alimenticios. En la Universidad de Granada fue donde hizo su sueño realidad al diplomarse en Nutrición Humana y Dietética. Pero no todo el mundo tiene las mismas buenas intenciones que María. Además de jugar con las palabras, estos asesores también lo hacen con la salud de la gente porque “hay personas con patologías que no son tratadas según su enfermedad”, lamenta la andaluza. Y no exagera. Al falso nutricionista de Herbalife no parecía importarle mucho que fuese diabética.

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Estos asesores también se aprovechan de la inmediatez que tanto caracteriza al mundo en el que vivimos. Muchas veces lo que queremos es bajar de peso aquí y ahora, por eso “respiran mucho en esa línea, que puede ser efectiva a corto plazo pero no a largo”, explica María. ¿Y quién nunca ha buscado en Google dietas milagro? Error. La situación parece alarmante. Tal vez su vecino del quinto esté detrás de todas esas recetas milagrosas que tanto buscó tiempo atrás. Para María, cualquiera puede ponerse a vender planes dietéticos. "Es más probable encontrarse a personas sin ningún tipo de formación a que encuentres a un dietista con carrera". A Sanchidrián le gusta mucho cuidar a sus pacientes. Por eso, muchas veces puede llegar a estar con ellos tres horas para conocerlos en profundidad, recabar sus datos personales y elaborar una dieta adaptada a ellos. La relación con estos asesores nutricionales es puramente virtual. Se creen más listos que los demás y lo resuelven todo con un simple email con tus datos personales, tu peso, tus medidas, alguna que otra foto y listo.

Conversación por Instagram en la que el asesor reconoce que no tiene ninguna formación sanitaria.

Para confirmar mis sospechas también me puse en contacto con otros asesores nutricionales. Todos dicen lo mismo. Todos siguen el mismo programa. Todos son “expertos en asesoría online". Uno de ellos vive en Sabadell, Barcelona. En su perfil de Instagram se define como asesor físico, pero se ve capaz de asesorar también nutricionalmente. En sus 34 publicaciones lo único que hay son fotos suyas posando a lo hulk en las que enseña su tableta de chocolate. También intenta convencer a todo el que se meta a stalkear en su cuenta con vídeos en los que se chulea levantando pesas de más de 100 kilos. “¿Cuál es tu formación?”, le pregunto. Él, al menos, es sincero. “No tengo formación, si es lo que quieres saber”. Pero confía en sus “conocimientos". “Un papel no avala mis conocimientos. Si quieres a alguien que te enseñe su titulación no soy el adecuado (...) Pero llevo leyendo, informándome y probando en mi propia carne entrenos y dietas mucho tiempo”.

Así me responde a través de un mensaje directo. Me pide el teléfono y la consulta sigue vía WhatsApp. Todo muy profesional. “Necesitaré tu edad, peso, altura, cuántas comidas haces al día, los alimentos que más te gusten, los que odies y dos fotos”. Eso es lo único que me pide a través en una nota de voz. ¿Y mi diabetes? Le da igual. Este catalán se enrolla y me hace una pequeña rebajita. Baja de 30 a 25 euros. Gracias, supongo. Finalmente le digo que no estoy interesada. Pero probablemente alguno de sus más de 3.000 seguidores sí que confíe en sus conocimientos. 

La doctora Laura Shack no se fía de ninguna consulta online. Es española de padre alemán y tiene una consulta privada en Madrid, donde lleva enseñando a comer a la gente más de 30 años. Ella sí está formada. Cuando le cuento que ninguno de los asesores con los que he hablado le dan importancia a mi problema de diabetes se queda en shock. Hay un pequeño silencio y me dice directamente: "Están engañando a la gente y pueden hacer mucho daño". Para Shack es fundamental tener una analítica del paciente para ver cuál es el problema real. “Van probando un poquito de todo, pero no tienen ninguna base científica ni ningún medio en el que vean que esta persona tiene un problema médico y por eso está engordando”, me cuenta la doctora a través del teléfono mientras me da unos minutos entre consulta y consulta.

Muchos de estos falsos nutricionistas intentan ganar un poco más de credibilidad vendiendo productos naturales. Pero Shack tiene respuesta para todo. “El veneno también es natural. Hay setas en el campo que te pueden matar”. Punto para la alemana. Para ella no son más que un “dispensador de medicamentos al tuntún que consiguen pasar sin ningún control sanitario”. ¿Dónde está el sello farmacéutico en todos estos productos? ¿De dónde vienen? Muchas veces son traídos de algún lugar del extranjero donde a lo mejor están incluso prohibidos. Laura también coincide con la joven María Sanchidrián, “el tema del peso es un tema muy delicado y hay gente que está dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de adelgazar”. Esa obsesión por estar perfectos puede llegar a costarnos la salud.

¿Y por qué nadie le para los pies a estos asesores nutricionales? No es tan fácil. El Ministerio de Hacienda es consciente del mercado negro que existe detrás. Pero tienen muchos trucos. No domicilian los pagos y suelen pedir transferencias de no mucha cantidad para pasar desapercibidos. "Los asesores pueden estar en cualquier sitio del mundo. Tendrían que demostrar que están en España para declarar aquí”, han confirmado fuentes del Ministerio. Las ventas online se controlan cuando tienen una cuantía superior a 3.000 euros. Por eso, estos asesores fraccionan los pagos. No hay capacidad para controlar tantas transacciones. Es un mundo muy difícil de controlar. "No hay 100.000 inspectores de Hacienda. Es un campo muy oculto”, expresa una inspectora. Otras veces, pueden poner que son una empresa de 50 personas cuando solo hay una detrás. “Es un asesoramiento ciego. No sabes quién está detrás, ni para el consumidor ni para los organismos públicos. Te pueden vender desde viagra falsa hasta criptomonedas. Poco a poco intentamos que todos los espacios de Internet estén controlados”. En definitiva, no es tarea fácil.

Todos tenemos un nutricionista dentro en el siglo XXI. Todo el mundo se atreve a hablar en Instagram sobre la buena alimentación. Pero podemos ser más listos que estos falsos nutricionistas. Podemos evitar caer de lleno en las garras de estos asesores exigiendo el número de colegiado, solicitando citas presenciales o no creyendo todos los consejos alimenticios que dan en las redes sociales. 

 

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