Antonio Torres, durante 10 años, jugó en el Sabadell, en el Gimnástico Mercantil y en el Terrasa. Disfrutó con las botas puestas, las calcetas ceñidas y el cuero pegado al pie. Fue su primera incursión en el mundo del fútbol. Pero, tras cumplir la mayoría de edad, cambió de tercio: ejerció 18 años como colegiado –seis de ellos, en Segunda división B– y puso punto y final a su carrera deportiva. Hasta ahí, todo bien. No tuvo ningún percance. Pero, tras la retirada, intentó dar el salto a la Federación Catalana de Fútbol como candidato. Entonces, llegaron los problemas. “Me discriminaron por charnego”, denuncia en conversación con EL ESPAÑOL. “No nos presentamos en igualdad de condiciones a las elecciones ganadas por Joan Soteras el pasado mes de septiembre”, añade. ¿Por qué? ¿Con quiénes? Toca ir por partes…

Joan Soteras, el actual presidente del ente federativo, fue la mano derecha de Andreu Subies durante su presidencia en la Federación Catalana de Fútbol (entre 2011 y julio de 2018). Este último detenido el martes como vicepresidente económico de la RFEF en el marco de la operación Soule, que investiga el desvío de, al menos, 45 millones de euros durante el mandato de Ángel María Villar. 

Andreu Subies junto a Gerard y Sergio, ambos exjugadores del Barcelona.

La Guardia Civil, en esa misma operación, este martes, también detuvo al exdirectivo de la Federación Catalana de Fútbol José C. A., cuya empresa se encargó de las obras de reforma de la sede del ente con un sobrecoste respecto al precio fijado. Una de las muchas “irregularidades” que se han dado en los últimos tiempos, según denuncia Antonio. 

El otro proceso en cuestión es el electoral, que culminó el pasado mes de septiembre con el nombramiento de Joan Soteras como máximo mandatario del ente catalán. Tanto Antonio como el otro candidato, Iván Carrillo, denunciaron esas “irregularidades”, llegando impugnar las elecciones. 

Iván Carrillo, presidente del Gavà, reunió un total de 130 avales (suficientes para que se aprobara su candidatura). Sin embargo, la junta electoral no le dejó comparecer. Estimó que en torno a 50 papeletas no eran válidas. Por ese motivo, acusó a Soteras y a su ‘corte’ (entre la que se encuentra Subies) de “pucherazo”, en declaraciones al diario As.  

Discriminación por charnego

El caso de Antonio Torres es diferente. Él nunca llegó a presentar los avales por verse imposibilitado. “No estábamos en igualdad de oportunidades”, reconoce en conversación con este periódico. “Antes del 7 de septiembre no se podían presentar avales. El periodo se abría el viernes y finalizaba el 12. ¡Con el puente de la Diada de por medio! Los clubes cerraron lunes y martes. ¿Cómo lograron (Soteras y su candidatura) 900 avales en cuatro días, algunos de ellos en festivos, con la firma del presidente y los Dnis?”, cuenta, indignado.

Algunos de esos avales, continúa, “ya estaban preparados para dárselos al candidato Soteras”, heredero directo de Subies, detenido ahora. De ahí, sus quejas y las de el otro candidato, Iván Carrillo. 

Pero, más allá de los problemas meramente técnicos, Antonio Torres cree que la diferencia de trato de debe a su origen: “Soy charnego”. Es decir, es hijo de padres no natos en Cataluña. Su madre Josefa nació en Molina de Segura (Murcia) y su padre Francisco es natural de Almería. Él nació en Sabadell (Barcelon), y se siente catalán, pero también español. Pero, por su origen, los acusa de discriminarlo. “El ser hijo de emigrantes supone un claro obstáculo para prosperar como candidato a la Federación Catalana de Fútbol. Me hacen la vida imposible”, denuncia. 

Pero, ¿en qué se basa? Según sus propias palabras, en que, por ejemplo, “no le dieron acceso al censo electoral para saber los teléfonos y correos electrónicos de los 1203 presidentes de los clubes y a dos representantes de jugadores entrenadores y árbitro”. Esa es una de sus quejas, que ha puesto en manos de la justicia. “Tengo dos recursos en el Tribunal Catalán del Deporte”. En ellos, ratifica que “se encuentra en total indefensión y que no está en las mismas condiciones de igualdad de publicidad”. Se siente “discriminado” y piensa que no se le ha tratado “correctamente”. 

Su batalla todavía no ha terminado. Confía en que la justicia declare nulas (como ha pedido) las elecciones de la Federación Catalana de Fútbol.