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Para Alejandra, 43 años, todo comenzó con un accidente que su marido Nacho, también 43, sufrió haciendo snowboard. Sucedió en el año 2000. No había demasiada esperanza: se iba a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas, con nula movilidad de la cintura para abajo. Años después, ambos estaban en el hospital de parapléjicos de Toledo cuando, en una de aquellas interminables jornadas de tratamiento y de cuidados intensivos, alguien les dijo que una famosa doctora daría allí una conferencia, y que les podía interesar. Decían que aquella mujer estaba haciendo volver andar a las ratas, que obraba milagro tras milagro, que estaba logrando muchos avances en el ámbito de las lesiones medulares. Que lograba que la gente se levantase de su silla y volviese a la vida normal después de quedarse parapléjico, como si nada hubiera ocurrido. “Mi marido se quedó impresionado y pensó después en buscar información de ella”. Esa doctora era Almudena Ramón Cueto.

Descubrieron su web a finales de 2015. No vieron nada raro y pidieron una consulta. Aquello pintaba bien. El primer desembolso fue de 180 euros, el pago previo para poder asistir a la consulta de aquella doctora cuyos métodos parecían más propios de la taumaturgia que de la medicina.

-“Allí tuvimos una consulta con la doctora. Nos lo explicó de una manera que cualquiera sale ilusionado de allí. Mi marido salió esperanzadísimo… Contaba que la médula era como la electricidad de una casa, que imaginásemos que un camión la golpea y se carga los cables, y hay elementos que dejan de funcionar, la tele, la nevera... ¿Qué haces? ¿Tiras la nevera y la tele o llamas a un electricista para que lo arregle? Decía que ella era ese electricista”.

Alejandra y su marido son algunas de las centenares de víctimas de la doctora Ramón, ex investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), reputada científica en lesiones medulares y, desde hace algo más de una semana, detenida por estafar más de un millón de euros tratando de curar lesiones de médula utilizando pura homeopatía en lugar de medicamentos, dando falsas esperanzas a los enfermos.

La doctora Ramón fue detenida en Valencia junto a su marido en el marco de la operación “Summas” de la Guardia Civil. Ellos dos, más un tercer investigado, están acusados de estafa agravada y de delitos contra la salud pública contra, al menos, más de cien personas. Entre ellas hay cuatro menores, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL.

Su gran momento llegó cuando, en el año 2000, devolvió la movilidad a ratas a las que les había seccionado la médula espinal. Lo logró implantando células, llamadas glía envolvente, situando en el bulbo olfatorio un grupo de neuronas de la zona de la masa cerebral conocida como cerebro anterior. No estamos, por tanto, ante una científica cualquiera. Gozaba de cierto prestigio.

Los productos incautados a la doctora Ramón Cueto durante la operación Summas eran pura homeopatía.

Los productos incautados a la doctora Ramón Cueto durante la operación Summas eran pura homeopatía. Guardia Civil

Para Alejandra y para Nacho todo pintaba, de primeras, bien, demasiado bien. Hasta que se enteró de la detención de esta mujer hace apenas una semana. Entonces empezó a indagar, se puso en contacto con la Guardia Civil para contarles el caso de su marido. Mientras tanto, cuenta a EL ESPAÑOL que fue dando con otras personas también víctimas de la presunta farsante a través de las redes sociales. Ahora conforman un pequeño grupo de todo el mundo (presuntamente, llegó a estafar a pacientes incluso de México y Argentina) que se van comunicando a través de Facebook. Entretanto, Alejandra habla con este diario para contar su caso por primera vez y el de otros afectados con los que ha entrado en contacto a raíz de que se conociera la noticia. Son las víctimas de la doctora Ramón Cueto.

En la consulta de la doctora Ramón

“Nos dijo que, a través de empalmes, iba a unir lo que estaba mal”. Para saber si Nacho era apto para ese tratamiento, la doctora Almudena Ramón les dijo que tendrían que irse a la clínica unos ocho meses al año. La clínica estaba en Elche, con lo que a ellos les suponía un gasto de unos 700 euros cada viaje. Después de ese análisis previo, al paciente supuestamente se les realizaría la operación principal.

"Pero para saber si era apto para ese tratamiento, que no nos explico en qué consistía, solo nos dijo que tendríamos que irnos a Elche unos 8 meses, que es lo que duraba, y después de eso, cuando ya no se llegaba a más es cuando venía el transplante de células glía olfativas, transplante que nunca ha realizado en humanos", explica Alejandra. Ellos no lo supieron entonces, pero cuando la Guardia Civil se puso a indagar en los falsos métodos de la investigadora se halló con una falsa terapia. En conversación con EL ESPAÑOL, agentes que han estado al pie de la investigación relatan cómo el supuesto método milagroso consistía en cuatro fases que empezaban con un pago de 4.000 euros.

Luego, la doctora Almudena Ramón pedía más y más a los afectados. La Guardia Civil detectó que solicitaban abonos de 50.000 euros. Esta parte iba destinada a recuperar la función de lesionados medulares mediante el supuesto transplante de células obtenidas del propio paciente.

Nos iba a salir por un ojo de la cara. Pero Almudena nos habló de tres pacientes que estaba tratando, que habían empezado a mover las extremidades, un niño que había empezado a comer solo y a quitarle el respirador. Todo eran ilusiones y esperanzas”, explica Alejandra. En sí, el tratamiento sí que lo estaba realizando la doctora.

Almudena Ramón, en su consulta.

Almudena Ramón, en su consulta.

Sin embargo, nunca había hecho lo que venía después. Vendía el transplante de las células como su toque maestro, su gran avance. Pero aquello no era más que una ilusión. Y por eso ahora ha sido detenida por promover terapias sin base científica alguna. Poco a poco, con el paso de los meses, siguió sacándole el dinero a Nacho y a Alejandra. El tratamiento nunca llegó.

La mujer que sólo hizo andar a las ratas

Hubo un tiempo en el que Almudena Ramón (54 años) hacía andar a las ratas. Observar su carrera le deja a uno con la sensación de estar siguiendo una estela meteórica. De una joven licenciada en Medicina de la Universidad de Valladolid a una de las científicas aparentemente más punteras de todo el país. La ahora detenida por encabezar la presunta trama de estafas a pacientes con lesiones medulares ganó amplia fama por sus descubrimientos en la materia. Veamos su currículum, al que ha tenido acceso este periódico:

- Almudena se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid en el año 1987.

-Seis años después, 1993, ya era Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid.

-En el año 2000 consiguió plaza de funcionaria de Carrera del Cuerpo de Científicos Titulares de Organismos Públicos de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

- Por el camino, se sacó el Máster en Medicina Naturista, Homeopatía y Acupuntura del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia.

- También en el 2000 se convirtió en consultora Honorífica del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

- En 2017, Almudena fue Candidata Premios Princesa de Asturias, en la categoría de Investigación Científica y Técnica .

Es importante saber también que esta mujer era miembro del consejo asesor de la revista Discovery Dsalud desde enero del año 2017. Se trata de una revista en la que se promueven toda clase de métodos sin validez científica. Además de ello, dan pábulo a toda clase de bulos sobre el cáncer que ya han sido denunciados ante la Organización Médica Colegial. Uno de ellos fue un anuncio sobre el cáncer de hace unos años en el que se decía lo siguiente: “Millones de personas mueren cada año a causa del cáncer porque ¡la quimioterapia y la radioterapia no funcionan!”. Se trata de una práctica muy habitual en esta publicación.

Su momento culmen como científica le llegó en el año 2000. Fue entonces cuando logró su mayor hazaña, algo que muchos de sus colegas vieron como una proeza. Devolvió la movilidad a ratas a las que había seccionado su médula espinal. 

Aquel avance fue visto, para muchas personas cuyas vidas dependen de una silla de ruedas, como una luz al final del túnel, un halo de esperanza. La mujer les proponía a pacientes como a Alejandra y Nacho regenerar la médula reimplantando las células en el punto exacto de la médula dañada. El objetivo: recuperar la conexión nerviosa. Acaparó titulares, la invitaron a multitud de conferencias. Fue aclamada por todos. Pero allí por donde pasaba, quedaba un rastro sombrío que muchos de sus colegas no dejaron de advertir.

Almudena Ramón, en su despacho.

Almudena Ramón, en su despacho.

Además, Almudena se marchó del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia en el año 2007 por un presunto delito de apropiación indebida, falsedad y propiedad intelectual. Tenía que ver con sus inicios en la investigación en primates usando la misma técnica que había ensayado en ratas.

20 años después de sus experimentos con los roedores, el elixir que prometía como una curación salvadora sigue siendo una quimera. No ha conseguido avanzar en sus investigaciones. No ha conseguido probar en pacientes reales su tratamiento. Lo único que ha conseguido, según los investigadores de la Guardia Civil, ha sido lucrarse utilizando homeopatía con sus clientes, haciéndoles creer que era la cura de todos sus males.

“Ahora o nunca”

Según detallan los afectados, la mujer tenía su clínica en el Hospital privado IMED, en Elche.

-Ella debía de tener allí un despacho alquilado. Allí es donde hacían, al principio, las pruebas de diagnóstico. Luego se terminaron yendo a Valencia.

-¿Qué les dijo cuando llegaron por primera vez a su consulta?

-La impresión al entrar fue muy buena. La secretaria que tenía en aquel entonces nos dijo que teníamos mucha suerte porque nos iba a atender directamente la doctora. Decía que normalmente no era así. Todo lo contaban como si fuera una cosa fantástica. Ella era muy simpática, muy cercana. Mi marido es muy deportista, así que bromeaba diciendo “tenemos aquí un deportista de élite con nosotros”. Le decía que, aunque llevara tanto tiempo en silla de ruedas, si se cuidaba mucho tendría posibilidades. Salimos de allí muy contentos. Aquella prueba costó unos 6.000 euros.

Siempre por correo electrónico, a Alejandra y a Nacho les mandaron el presupuesto, la forma de pago, a qué hoteles podían ir. Todo parecían facilidades. Luego empezaron a suceder cosas raras. Tardaban muchísimo en contestar a los correos. Cuando quisieron retomar las pruebas, después de pagar la primera parte, Almudena y los responsables de la clínica tardaron meses en contestar.

Luego les escribió uno de sus lugartenientes en la clínica. Les dijeron que no se preocupasen. Les mandaron ir a Valencia, a la nueve clínica. “Le metieron primero en un examen con una psicóloga. Le tuvieron tres horas de entrevista. Le hicieron todo tipo de preguntas, salió medio desquiciado. Le interrogaron preguntándole que si no funcionaba el tratamiento como se lo tomaría, le preguntaron por su vida personal, por su relación con la familia, con sus amigos, conmigo…”, dice Alejandra.

Almudena Ramón, en sus días en el CSIC.

Almudena Ramón, en sus días en el CSIC.

Al día siguiente, le hicieron más pruebas, más análisis de sangre, de orina, “pruebas cognitivas”. Fueron dos días seguidos de mañana y de tarde. Luego venía una de las pruebas importantes, una resonancia con una máquina, dijeron, muy avanzada. “Una de las pruebas más importantes era una resonancia en Quiron, creo que era de las que ahora tienen potencia de 3 teslas. Nos dijo que de esas hay muy pocas en España. Cuando íbamos a hacer la prueba, nos dijeron que no, que se había estropeado por una tormenta y que iban a venir desde Alemania a arreglarla”.

El último día de las pruebas, Almudena se reunió con Nacho. Le dijo que había visto cosas positivas. Tanto él como Alejandra quedaron llenos de esperanza. Volvieron a casa. Pasaron 15 días, un mes, dos meses. Llamaron al secretario de Almudena, le escribieron un correo, seguía sin contestar. Pasó otro mes, nada de nada.

-Mi marido se indignó de tal manera que les enviamos un email pidiendo explicaciones, recriminándoles que solo habían buscado nuestro dinero, que a un paciente así no se le trataba, que nos habían cobrado y se habían desentendido de nosotros. Entonces sí que contestó. Nos dijo que cogiéramos el vuelo y el hotel, nos lo pagaron y volvimos a la clínica. Al final le hicieron la resonancia. Almudena nos dijo que ya tenía parte de los resultados pero que hasta que no tuviera la resonancia para contrastar, no podría decirnos nada. Que todo eso lo mandaban a Barcelona a analizar, no sabemos a dónde. Nos dijo que en unos 6 meses nos mandarían un email encriptado con los resultados, y si era apto o no. Aquello me dio muy mala espina.

Esto sucedió en julio del año pasado. A día de hoy, Nacho sigue en silla de ruedas, sin el tratamiento prometido, sin saber si podrá curarse alguna vez como la doctora le prometió. “No nos han mandado nada. No sabemos si era apto para la operación o no”.

Cuentan otros pacientes que no quieren revelar su identidad que Almudena decía que no contasen nada, que si lo hacían, se acababa el tratamiento. “Todas las ilusiones y esperanzas a la basura. Y ya sin dinero en el bolsillo”.

Desde la Guardia Civil explican a EL ESPAÑOL que la mujer siempre contactaba a través de su página web. “Solía acudir a ella gente con bastante dinero. Hay quien ha perdido hasta 50.000 euros. Hay más de 200 víctimas. Hay cuatro menores. Gente de México, de Argentina. Mujeres que han tenido accidentes. Madres que llaman para curar a su hijo. Ella decía que podía curar a esa gente. Los productos que ella daba a los enfermos no hacían nada. Pero desde luego, tampoco curaban”.

Cuentan los agentes de la Guardia Civil que la doctora Almudena Ramón, su socio y la enfermera que han sido detenidos por la Guardia Civil utilizaban muchas veces una frase muy concreta para dirigirse a los pacientes. Hacían uso de ella cuando querían advertirles de que ellos eran los únicos que podían curarles. “Ahora o nunca”. Que no dieran un paso atrás, que siguieran pagando. Que no dudasen de ellos.

Almudena Ramón Cueto, durante una conferencia.

Almudena Ramón Cueto, durante una conferencia.