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    La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en un pleno de la Asamblea de Madrid a principios del mes de febrero. Aún no habían saltado a los titulares ni su 'affaire' con Ignacio González ni el escándalo del máster.

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    En la ceremonia de los Goya 2018, Cifuentes charla animadamente con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. En apenas dos semanas, Francisco Granados la acusaría de controlar dos campañas en 'b' de “refuerzo” para Esperanza Aguirre en 2007 y 2011.

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    Mientras, la baronesa madrileña mantenía tranquilamente su agenda pública. En la imagen, junto al piloto Carlos Sáinz.

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    El 15 de febrero, Cifuentes presentó una querella criminal contra Granados, quien también aseguró ante el juez de la Audiencia Nacional que mantenía una relación sentimental con Ignacio González.

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    Cinco días después de querellarse contra Granados, la presidenta de la Comunidad de Madrid celebraba la medalla de oro del patinador Javier Fernández en los Juegos Olímpicos de Invierno.

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    Otra de sus grandes polémicas tuvo lugar en torno al 8 de marzo, día internacional de la mujer. Cifuentes dijo que era una "chorrada" y que ella haría "huelga a la japonesa". El presidente del PP y del Gobierno, Mariano Rajoy, se desmarcó de sus palabras y la dejó sola.

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    En la imagen, junto a Manuela Carmena, en el 14º aniversario del 11-M. Aún retumbaba el descrédito sufrido por la líder.

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    El 19 de marzo, se llevó otro varapalo judicial. El juez tumbó la declaración de Granados al aceptar el incidente de nulidad presentado por los letrados de Granados contra esa misma querella. El exconsejero de la Comunidad de Madrid no tuvo que declarar y puede que nunca lo haga.

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    Sólo 24 horas más tarde, el 20 de marzo, Cristina Cifuentes tuvo que personarse en el Congreso de los Diputados en la comisión de investigación de la supuesta financiación ilegal del PP. La baronesa llegó arropada por todos los grandes pesos pesados populares. Ella era el primer cargo en activo del partido en comparecer.

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    Al día siguiente de que saltara el escándalo de su máster, Cifuentes tuvo que personarse en un Pleno ordinario en la Asamblea de Madrid. Todas estas informaciones cayeron con cierto regocijo en Génova. "Aquí no hay unos más limpios que otros", afeó en privado un compañero de partido de la presidenta del PP madrileño.

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    No volvió a aparecer ante los medios hasta el 4 de abril, en el Pleno extraordinario convocado por la Asamblea para que explicara las presuntas irregularidades de su máster. Ese mismo día se conoció que dos de las firmas del acta de la defensa de su TFM eran falsas.

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    Y Cifuentes se monta en el tren. Destino: Sevilla, a la convención del PP. Era el viernes 6 de abril. Allí, se enrocó. Muy poca gente en el Partido Popular creía a Cifuentes, aunque la versión oficial la brindó la secretaria general del partido nada más inaugurar el congreso: "Hay que defender a los nuestros".

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    La estrategia seguida por la presidenta era tratar de desviar el foco. Dirigirlo al origen de la filtración, al profesor de la URJC. En definitiva, abonar la tesis de la conspiración y buscar pistas que ayuden a esclarecer el presunto "montaje".

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    Este miércoles 11 de abril se ha conocido que "Cifuentes se irá en el minuto uno si Rajoy se lo pide", asegura el PP de Madrid.