Voluntarios de BoanoiTe en la actividad de los viernes por la noche en las calles de A Coruña
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Sara Alvar, presidenta de BoanoiTe: "Cada vez hay más personas viviendo en la calle en A Coruña"
La asociación coruñesa señala que uno de los principales factores que afecta al sinhogarismo en la ciudad son los problemas de acceso a la vivienda
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El derecho a la vivienda digna, reconocido por la ONU en su Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, sigue siendo una asignatura pendiente. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística recogen que en Galicia hay unas 2.387 personas sin hogar (el 8,36% del total en España), y en A Coruña la falta de acceso a una vivienda asequible obliga a algunas personas a vivir en la calle. Frente a esta realidad —no tan nueva—, la Asociación BoanoiTe trabaja para ofrecer acompañamiento y comida caliente a estas personas en la ciudad.
Esta entidad, presidida por Sara Alvar desde su fundación en 2008, nació de la idea de un grupo de amigos vinculados a la parroquia de San Francisco de Asís de los Franciscanos. "Veníamos de hacer un voluntariado en Marruecos y queríamos hacer algo en nuestra ciudad", explica la joven. Empezaron colaborando con Padres Rubinos y en la Cocina Económica, hasta que, un invierno, se les ocurrió acercarse ellos mismos a las personas en la calle. Finalmente, esa idea se convertiría en BoanoiTe.
Hacer que no se sientan solos
Su primera iniciativa fue la que llevan a cabo todos los viernes por la noche. Un grupo de voluntarios se reúne, entre las 21:00 y las 22:00, en la parroquia de San Francisco de Asís para preparar la comida y las bebidas calientes para dárselas a las personas sin hogar. Después salen en grupos de ruta por diferentes zonas de la ciudad: "Vamos a puntos en los que sabemos que hay gente, como el centro, la zona de las estaciones de tren y de autobús, el parque de Santa Margarita o Os Rosales".
Sara explica que la idea principal es hacer que estas personas se sientan visibles, conocer sus historias y que no se sientan solas. "Suelen ser muy agradecidos, en los años que llevamos apenas hemos tenido problemas", apunta. La joven, que ejerce como médica de familia, destaca la importante labor que llevan a cabo los voluntarios que de manera altruista dedican un poco de su tiempo, al margen de sus vidas profesionales, a ayudar a los demás.
"Las mujeres en situación de sinhogarismo están expuestas a una mayor violencia sexual"
También cuentan con el 'Hogar BoanoiTe', una casa en la que viven ocho hombres, acompañados por una educadora social, una técnica de apoyo y voluntarios, con el objetivo de dar el paso hacia una vida independiente. "Hacemos actividades como una cena semanal y tratamos de crear un ambiente familiar porque muchos de ellos carecen de esa red de apoyo", explica la coruñesa. Además, dentro de este hogar, situado en la antigua sede de Padres Rubinos, ponen en práctica otras iniciativas como un huerto urbano y talleres de carpintería.
Todo este trabajo, desde las rutas nocturnas hasta las actividades en el hogar, requiere recursos y organización. Además de contar con socios y donantes particulares, la Asociación BoanoiTe mantiene un convenio con el Concello y otras entidades, que se ha convertido en un pilar fundamental para su funcionamiento. Y, este año son entidad beneficiaria de los ingresos que se recaudarán durante el Festival Intercentros. "Nos va a ayudar a poder hacer reformas en el hogar para aislar mejor las habitaciones", dice.
Dejar atrás la imagen de vagabundo
Desde siempre la imagen de las personas que viven en la calle ha estado rodeada de estigmas y estereotipos. Sara cuenta que, por lo general, esa imagen se ha centrado en la de un hombre de mediana edad, con problemas de alcohol y de salud mental. Una percepción que, señala, dista bastante de la realidad: "Ahora mismo el perfil es muy variado. También han empezado a aparecer mujeres migrantes, gente joven con o sin consumo de alcohol y drogas, y personas que simplemente no encuentran trabajo y no pueden acceder a una vivienda".
De hecho, desde BoanoiTe han notado un especial aumento desde principios del verano en el número de personas que viven en la calle de la ciudad. "Rondamos las 70 personas, en un momento llegó a haber unas 90, cuando lo habitual era unas 40", dice Sara, que achaca el principal problema de su aumento al problema de la vivienda, aunque aclara que también influyen otros factores: la salud mental, el sexo o la estructura familiar de la que proceden.
"Tratamos de crear un ambiente familiar porque muchos de ellos no tienen esa red de apoyo"
Otro hecho que sorprende a la asociación es el aumento del número de mujeres que viven en la calle. "La inmensa mayoría son hombres, pero las mujeres están creciendo, y no necesariamente son emigrantes", indica. Además, Alvar pone sobre la mesa el problema de que las mujeres en situación de sinhogarismo están expuestas a una mayor violencia sexual.
Por último, Sara invita a todo aquel interesado en aportar su granito de arena a hacer voluntariado con la asociación y a ponerse en contacto con ellos a partir de sus redes sociales o de la página web. "Tenemos gente de todas las edades a partir de los 16 años, pero especialmente estudiantes universitarios", concluye la presidenta.