
Trini Falcés, en la imagen a la derecha, en una marcha reivindicativa en Barcelona en los años setenta.
Trini Falcés: la lucha de una activista gallega por la libertad sexual que hoy sigue viva
La exposición con un armario y pertenencias ya ha terminado en A Coruña y dignifica la figura de una mujer reivindicada por el colectivo LGTB como impulsora de los movimientos en defensa de sus derechos. "Su legado no debe quedar oculto", proclaman los promotores del homenaje
Más información: El armario de Trini, una reivindicación de la lucha LGBTIQA+ en A Coruña
Un pequeño armario, toda una vida en unos pocos objetos y documentos. Un traje, un abrigo de piel, un cinturón, un bolso, joyas, fotografías, recortes de prensa y revistas. Es el armario de Trini, mueble de recuerdo y reivindicación, de cariño y orgullo, que constituye la exposición que desde hace unos días rememora a la activista trans coruñesa Trini Falcés (1942-2022) en la Biblioteca Municipal de la calle Durán Loriga de A Coruña, impulsada por la Diputación.
La muestra ya ha finalizado, pero mantiene para siempre el mensaje de lucha por una sexualidad libre que encabezó Trini y que hoy sigue en combate.
"Nós non temos medo, nós somos". Este texto está escrito en rojo en el espejo del armario. Junto al mueble hablan de Trini, de su vida y de esos objetos que la describen, Sergio Marey, comisaria de la muestra y firmante de la biografía É mellor loitar que morrer de fame, y Fito Ferreiro, miembro de la Asociación Palestra y amigo próximo a Falcés en los últimos años de su vida, cuando regresó a la ciudad que le vio nacer y de la que pronto se marchó.
"Este traje de chaqueta y pantalón lo compró para un congreso de memoria diversa en el pazo de Mariñán. Iba toda empoderada, radiante, no paraba de hablar. Era muy coqueta, siempre iba bien vestida y peinada. Una mujer como ella, que hizo la calle, y que la inviten a hablar en un sitio tan señorial... Para ella fue algo importantísimo", recuerda Ferreiro.

Sergio Marey y Fito Ferreiro junto al armario de Trini Falcés en la Biblioteca Municipal de Durán Loriga.
Junto al traje cuelga un abrigo de piel "que Trini vestía cuando era prostituta" y un puñado de joyas que guardaba en cofres y cajas. "Siempre te regalaba una pulsera, un colgante, un anillo, y si lo rechazabas tenía una técnica para meterte las joyas en el bolsillo cuando te marchabas de su casa".
Hay fotos de una fiesta del grupo de artistas del dibujante Nazario y el pintor Ocaña a comienzos de los ochenta, del Molino de Barcelona donde actuaba haciendo performances, de cuando se reencontró con su madre en A Coruña y fueron a ver un espectáculo de Moncho Borrajo, de la entrega del premio Marcela y Elisa en 2019. Hay un fotograma con su imagen en un documental de una televisión extranjera y una entrevista en un periódico, ambas de la época en la que a las prostitutas las echaban las autoridades de la zona del estadio Camp Nou antes de los Juegos Olímpicos.
Y varias fotos de marchas LGTB en Barcelona, alguna del archivo de la fotógrafa Colita, como la histórica de 1977, antes de que esta sigla compuesta representase, visibilizase y dignificase a los colectivos de diversidad e identidad sexual. "No tenemos miedo, ya estamos muertas", proclamaban gays, lesbianas y transexuales en aquellas concentraciones a finales de los setenta. "Era un mensaje para defender a quienes veníamos después", resalta Sergio Marey.

Joyas y fotografías de Trini.
"En los últimos años de su vida intentábamos acompañarla. Charlábamos, salíamos a tomar un café, un pulpo, un paseo. Trini se movía en la silla que utilizaba tras su operación de cadera, salía de su apartamento en la zona de Las Esclavas e iba por el Paseo Marítimo. Nos contaba cosas de su vida", repasan Ferreiro y Marey.
Una "reactivación" de la lucha
"Ella no se consideraba una activista, pero fue una activista. Luchó por unos derechos que ahora, gracias a ella y a otras muchas personas luchadoras anónimas, todos y todas tenemos; una gran parte, no todos. Esa lucha no puede quedar oculta", defiende Fito Ferreiro, emocionado con su tarea de recuperar fragmentos de su vida y reunirlos en esta exposición, Relembrando a Trini. "Descubrir lo importante que ella ha sido para el colectivo me ha llenado el corazón".
"Ella no se consideraba una activista, pero lo fue. Luchó por unos derechos que ahora, gracias a ella y a muchas personas luchadoras anónimas, ahora tenemos"
Coincide Sergio Marey. "Para mí esta muestra es una reactivación de su lucha, que sentó las bases de los derechos LGTB. Trini es una representación no solo del colectivo, también del feminismo, porque como mujer sufrió violencia machista. En tiempos de auge de la extrema derecha y con discursos de odio que siguen calando hoy, su lucha y su legado no pueden caer en el olvido", destaca.
La vida de un referente LGTB
Pero en la historia de la homenajeada hay episodios perdidos, escenas que ella nunca contó y de las que no hay más testigos; zonas difusas u ocultas que alimentan las figuras de los mitos porque sobre ellos arrojan sombras de duda y misterio. Trini Falcés nació como hombre en A Coruña y fue un bebé robado a su madre biológica de cuya crianza se encargó el matrimonio de un policía secreto franquista de Sevilla destinado en Galicia con su aragonesa. El niño emigró a Andalucía, luego a Aragón y terminó en Barcelona, donde hizo la mili y trabajó como sastre mientras convivía con amistades que eran prostitutas y transexuales.

Un bolso y la imagen de una concentración LGTB en Barcelona de hace 40 años.
En la España de Franco había dos campos de concentración para homosexuales, uno para pasivos y otro para activos, y a los dos fue a parar Falcés con la aplicación de la Ley de Peligrosidad Social, una evolución de la Ley de Vagos y Maleantes. Trini se relacionaba con activistas y estaba involucrada en movimientos sociales, como el Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), que en junio del 77 convocó la primera manifestación de homosexuales y trans que se celebró en España.
Barcelona fue su ciudad: actuaba en clubes nocturnos, ejercía la prostitución. "Era perseguida, como muchos otros, y no tenía otra forma de vivir con dignidad", recuerdan hoy quienes la homenajean. Era querida por la comunidad LGTB, en ella veían una amiga y una combatiente, una razón por la que luchar por la libertad.
"Trini sentó las bases de los derechos LGTB. Es una representación no solo del colectivo, también del feminismo"
En el invierno de su vida cogió billete para el lugar donde nació, A Coruña. En la ciudad se arrimaron a ella Ferreiro o la escritora Eva Mejuto, que la acompañaban, que la escuchaban. Sufrió en la cadera, fue perdiendo la movilidad y se desplazaba en una silla de ruedas motorizada. Alas Coruña se acordó de Trini Falcés para dedicarle el premio Marcela y Elisa. Y a los 80 años falleció. Vivía con los recuerdos de una vida y una lucha que hoy se recogen en su armario.