Despedimos un 2025 lleno de lanzamientos, novedades, virajes en los modos de consumo, bajas de marcas históricas, lanzamientos de proyectos innovadores con terminaciones GPT, cobrandings edición Deluxe y uno de los mayores cambios en la forma en la que los usuarios buscan, y entienden, el contenido.

Algoritmos que cambian, audiencias que se fragmentan. Una fidelidad líquida en un escenario tan saturado que el 2026 aparece como una oportunidad para aquellos que estén dispuestos a cuestionarlo (casi) todo y empezar desde la raíz.

Los planes estratégicos a 5 años se quedan obsoletos tras dos revisiones. ¿Y si empezamos por preguntarnos el por qué, el para quién y el cómo llegar a esos quiénes?

Las marcas que sobrevivieron el año anterior sin revisarse pueden no tener tanta suerte esta vez. Los hábitos de consumo cambian cada mes, las plataformas se transforman a una velocidad pasmosa y las generaciones más jóvenes consumen con una mezcla de cinismo, exigencia y velocidad que no admite errores.

Nada trágico, preocupante en su justa medida. Más bien una oportunidad para hacer temblar la estructura, reformularse y salir más vivos que nunca.

2026 puede ser el año en el que las empresas dejen de correr detrás de lo inmediato y se atrevan a (re)construir lo importante.

El futuro no lo dictan las herramientas, ni los KPIs, ni los trends. Lo dictan las empresas con la capacidad de mantenerse actualizadas sin perder su core, y su “cuore”.

¿Le pedimos a los Reyes Magos un ejercicio de reflexión e ilusión? Feliz navidad, y ojalá (seguro) próspero año nuevo.