
Una marcha del 8M.
No ocupamos el sitio de nadie
La alcaldesa de A Coruña pone en valor la lucha por el liderazgo femenino y muestra su rechazo a la desigualdad en este 8-M
Cada 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer nos recuerda la lucha por la igualdad, los derechos y la representación en todos los ámbitos de la sociedad. Y, sin embargo, aún hoy, cuando las mujeres alzan la voz o ganan espacios en la política, en la ciencia, en la cultura o en cualquier sector históricamente dominado por hombres, todavía se escucha la misma cantinela: que si estamos ocupando lugares ajenos, que si avanzamos a costa de otros, que si esto es una competencia donde unos ganan y otros pierden. Pero la realidad es otra: no ocupamos el sitio de nadie, estamos recuperando el que siempre nos ha correspondido.
Soy la primera mujer alcaldesa de la democracia en esta ciudad, una ciudad que lleva nombre de mujer y que ha sido cuna de grandes referentes femeninos a lo largo de la historia. Pero para que yo esté aquí hoy, antes hubo muchas otras que fueron las primeras en abrir camino. La primera alcaldesa, la primera concejala, la primera diputada, la primera ministra, la primera portavoz, la primera secretaria de Estado. Mujeres que desafiaron los límites impuestos, que rompieron techos de cristal, que enfrentaron prejuicios dentro y fuera de sus propios partidos y que, con su esfuerzo, hicieron posible que hoy haya más mujeres en política, en los gobiernos y en los espacios de decisión. A ellas les debemos estar aquí. A su valentía y a su lucha.
Pero no podemos quedarnos en el pasado, sino mirar también el presente y el futuro. Nosotras hemos llegado hasta aquí, pero nos corresponde también allanar el camino a las que vienen detrás. Para que nunca más una mujer tenga que justificarse por aspirar a un puesto de responsabilidad, para que ninguna tenga que demostrar lo que a un hombre se le presupone, para que ninguna tenga que cargar con la culpa de estar donde le corresponde estar. Porque las mujeres no ocupamos el sitio de nadie, estamos. Estamos porque somos un poco más de la mitad de la población y porque la democracia solo es real si nosotras estamos representadas.
A pesar de los avances, las cifras siguen mostrando la desigualdad. La brecha salarial persiste, la representación femenina en los espacios de poder sigue siendo insuficiente, y la violencia de género continúa siendo una amenaza constante. No se trata de una lucha terminada, ni de una victoria asegurada. Todavía queda mucho por hacer para que la paridad no sea una meta, sino una realidad incuestionable.
Cuando una mujer ocupa un cargo de liderazgo, cuando alza la voz en una asamblea, cuando demanda derechos o exige respeto, no está arrebatando nada. Está haciendo valer su derecho a estar ahí. Las oportunidades deben dejar de ser privilegios para convertirse en garantías reales para todas y todos. No se trata de competir, sino de compartir. No se trata de desplazar, sino de sumar. No ocupamos el sitio de nadie, simplemente tomamos el que nos corresponde, el que nos negaron demasiado tiempo, el que nos pertenece por derecho.
Este mensaje es para ellas, pero también para las que vienen por detrás, para las que van a tomar el relevo para que no se sientan culpables nunca. Las mujeres no ocupamos el sitio de nadie, estamos. Estamos donde tenemos que estar.
Por ellas, por las que estuvieron, por las que tenemos el reto de estar ahora. Para seguir avanzando en igualdad y para las que vienen. No somos ni un colectivo ni una minoría. Estamos aquí y siempre vamos a estar.