Federica, artesana

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Una artesana decide abandonar el mercado navideño de A Coruña: "Perdía dinero por todas partes"

Siguen llegando críticas del poblado navideño de María Pita, esta vez desde dentro del propio recinto. Federica, que tenía una caseta en este, tan solo pudo abrir tres días y al segundo le voló el techo

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Tres días le bastaron a Federica para darse cuenta de que el mercado navideño de A Coruña no estaba hecho para ella. Tener un puesto ahí le salió caro. "He perdido dinero", confiesa la artesana, que con toda la ilusión del mundo abandonó por unos días su tienda de la calle Alcalde Canuto Berea, en pleno centro, para atender a nuevos clientes en la plaza de María Pita.

"No es lo que me vendieron". Las palabras de Federica recuerdan a las que pronunció la alcaldesa Inés Rey hace exactamente una semana, tras recibir un aluvión de críticas por el resultado del mercado navideño. El retraso en el montaje por culpa del mal tiempo dejó una imagen desoladora durante toda una semana en la plaza y provocó bastante descontento entre la ciudadanía, incluida a la propia regidora, que no dudó en cargar contra la concesionaria que se hizo cargo del poblado.

Dos semanas después, y tras varios toques de atención, este puente de diciembre ya empezaba a oler a Navidad en el mercado. La concesionaria había terminado por fin de colocar la luminaria y la decoración necesaria para que este tuviera un aspecto navideño. Además, ordenados por el Concello, tuvieron que cambiar algún que otro puesto —como el de sartenes— por otros de contenido festivo.

Incluso desde la propia organizadora NC7 Events lamentaron el resultado. En declaraciones a Quincemil, echaron la culpa al mal tiempo y prometieron cumplir con las expectativas de lo que se esperaba realmente del mercado. Unos días después, lo cumplieron. O eso parecía.

Para Federica eso no fue suficiente. La luminaria y la decoración eran lo de menos. "A mí me vendieron un mercado artesano", cuenta. Nada que ver. A pesar de la decepción, no se frenó. Esperó ocho días a que le montaran la caseta —el mercado abrió con algunos puestos cerrados por culpa del mal tiempo y el retraso en el montaje— y, cuando ya tenía todo por fin arreglado, vino lo peor.

El miércoles por la noche le voló el techo de la caseta: "Para solucionar el problema lo han atado simplemente con cables de la electricidad y cuerdas que parecen las de los zapatos". "No podía arriesgarme a que le cayera a alguien en la cabeza", explica. Mientras tanto, cuenta, la concesionaria le estaba pidiendo que pagara la mitad que faltaba del coste del puesto: "Cuando es evidente que no ha cumplido con el proyecto que nos ha vendido".

Eso, sumado a que tuvo que cerrar su tienda ubicada a tan solo 300 metros del mercado para mudarse al puesto: "Estaba perdiendo dinero por todas partes". El cúmulo de inconvenientes la llevó a cerrar su caseta el 12 de diciembre, sin llegar siquiera a Navidad. Y no se quedó callada: quiso grabar todo el proceso de la mudanza para visibilizar lo que la animó a irse.

Un vídeo que publicó en su cuenta de Instagram @ondatelier y que en tan solo 18 horas ya suma más de 3,5 mil me gustas y más de 133 mil visualizaciones. En un minuto explica el motivo de su decisión: "Las casetas, un desastre; las críticas llovían y el mercado prometía Navidad y entregó… otra cosa".

Ahí cuenta además lo que adelantaba ayer a Quincemil, donde explicó que la empresa le pidió el dinero que quedaba por pagar "cuando lo que me había vendido brillaba por su ausencia (y no por las luces que tenía que poner)".

Ahora, podemos encontrar a Federica en su tienda Onda, en la calle Alcalde Canuto Berea, donde está realmente feliz y de donde, piensa, no debería haberse ido.