Antonio López con redes y cuerdas de pesca en el almacén de Efectos Navales Burela.
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El almacén para el arte de la pesca en A Coruña: "Tenemos los mejores clientes que puede haber"
La flota se reduce, no hay relevo en los barcos y en las tripulaciones falta titulación. Pero los veteranos negocios de efectos navales, como Burela en Cuatro Caminos, suministran todo lo necesario para que la pesca se practique en las mejores condiciones
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"El problema más grande que tiene hoy en día la pesca es la falta de titulados, tanto en máquina como en puente". El sector conoce mejor que nadie su situación, pero debe seguir su curso en las mejores condiciones posibles, bien preparado y suministrado, con el capital concurso de las empresas de efectos navales. Como Burela.
El resumen que encierra el entrecomillado corresponde a Antonio López, propietario con Carolina Leal de la tienda Efectos Navales Burela, abierta en 1981 en la calle Nicomedes Pastor Díaz, no muy lejos de la dársena de Oza donde reposa la flota pesquera a la que surte de artículos y maquinaria para su actividad.
Redes, cuerda, hilo, grilletes, aguja y equipos de protección personal para la cubierta; motores, filtros, mangueras y productos de limpieza para las máquinas. El 90% de su stock se destina a la pesca tradicional, de litoral o del Gran Sol; el 10% restante es material de pesca deportiva o recreativa.
Suministros de pesca en el interior de la tienda Efectos Navales Burela.
La escasa titulación de las tripulaciones y la falta de relevo generacional en el sector van de la mano en la descripción de la pesca en Galicia. "Quitando tres armadores de 40 años, el resto son de 60 o 65 años. Hoy todos son muy serios, antes había más informalidad. Pero en cinco años se jubilarán muchos, ¿quién vendrá después de ellos?", comenta Antonio López.
En las cubiertas, la mano de obra joven apenas se ve, y parte de ella la componen "marineros de África o Indonesia" que cubren vacantes, acumulan experiencia en barcos gallegos, son itinerantes o en algunos casos acaban viviendo en la ciudad, solos o con sus familias.
"Un punto de encuentro familiar"
Burela recibe su nombre del lugar de origen de la familia López, topónimo de la costa lucense con el que dos armadores locales le pidieron a Ramón López que bautizara su negocio hace más de cuatro décadas. "Si no, no te compramos nada", le amenazaron en broma a Ramón, también armador, entonces asentado en A Coruña desde los años setenta.
"Había tenido varios barcos y vendía filtros de motores, pero como en aquel momento tenía solo un buque decidió montar el negocio y vender para la flota", recuerda su hijo Antonio, que empezó en la tienda con 20 años junto a su hermano Benigno.
Acceso a Efectos Navales Burela en la calle Nicomedes Pastor Díaz de A Coruña.
"Era un bonachón, tenía don de gentes y trabajaba muchísimo, todos los días", destaca Carolina de su suegro, remitiendo a un tiempo en el que la tienda "era muy familiar, un punto de encuentro como una cafetería".
"Tenemos los mejores clientes que puede haber", deja claro Leal. Manolo, también con 40 años de horas dedicadas a Burela, completa la plantilla de un negocio donde "casi nada ha cambiado" en el interior del establecimiento de Cuatro Caminos, y que justifica la necesidad de mantener activa y actualizada una tradición productiva y cultural de Galicia.