Rubén Botana, entre collares, pulseras y piezas de 'piercing' en su tienda, Platabaluú.

Rubén Botana, entre collares, pulseras y piezas de 'piercing' en su tienda, Platabaluú. Quincemil

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Platabaluú, un refugio de los 'hippies' en A Coruña: "Ya no hay tantos, pero siguen comprando"

Esta tienda del centro de la ciudad, abierta en 2003, tiene su origen en la calle Agar, epicentro de la cultura ‘hippie’ desde hace décadas con sus puestos de venta. Hoy, pendientes y collares de plata y sobre todo multitud de piezas de 'piercing' es lo más vendido

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Los hippies de A Coruña han tenido en la calle Agar, en un lateral del teatro Rosalía de Castro, su sede popular, el lugar en el que los ciudadanos los han localizado e identificado. Allí se han vendido, en puestos portátiles instalados durante décadas, ropa, complementos y abalorios que desde finales de los sesenta del siglo pasado han sido asociados al movimiento contracultural surgido en Estados Unidos y extendido a casi todo el mundo. En ese hábitat de Agar están las semillas de un negocio duradero que mantiene activa la moda y el espíritu hippie en la ciudad: Platabaluú.

Esta tienda de la calle peatonal Voluntariado abrió en el año 2003, aunque su bautismo fue en 1999 muy cerca, en un bajo de la calle Barrera. Rubén y Melania empezaron con el negocio y formaron pareja. Él continúa al frente, ella es hija de Chueco, uno de aquellos hippies que en 1979, llegado desde Uruguay con la intención de "recorrer Europa", empezaron a vender ropa hippie de forma ambulante en la calle Real antes de instalarse en Agar.

Cuenta Chueco, al que casi nadie conoce por su nombre, Alberto, que llegó a haber "unos treinta" vendedores de ropa y adornos hippies junto al Rosalía, "cada uno con su puesto de dos metros cuadrados". Años antes se movían por la calle Real, pero la policía les obligó a marcharse del espacio reservado a los peatones después de aquel verano de su aterrizaje en España.

Ropa, bolsos e incienso en el interior de Platabaluú.

Ropa, bolsos e incienso en el interior de Platabaluú. Quincemil

Llevaron su situación a un Pleno municipal, con Domingos Merino como alcalde de A Coruña. Este propuso pactar una reubicación y entre los grupos políticos y los comerciantes, con presencia de la Cámara de Comercio, se acordó finalmente la calle Agar. "Nosotros revolucionamos A Coruña. Venía gente de toda España a vender. Entonces ir a comprar a los hippies era como ir a Marineda hoy", compara Chueco. Ese "nosotros" eran ellos, "los hippies", se ríe el uruguayo, un artesano del cuero ya jubilado.

El collar filipino de 'Gran Hermano'

La ropa que se colgaba en las perchas en Agar empezó a venderse, con el paso del tiempo, en otras tiendas del centro de la ciudad. Una de ellas fue Platabaluú. Rubén Botana y su pareja cogieron el traspaso de un local en Barrera y aprovecharon la mercancía traída de Indonesia en un contenedor a su anterior propietario: espejos, figuras, collares, pulseras, plata... Los vendieron en la calle hasta 2005, dos años después de abrir en Voluntariado; incluso hasta 2008 atendieron otro bajo en Alcalde Canuto Berea.

Uno de los collares de Platabaluú se conoce como collar filipino. Explica Botana que en la primera edición de Gran Hermano lo llevaba un concursante, Ismael, y se hizo tan popular que "cada semana se vendían entre 100 y 200" de esos collares. "Ahora ni de coña, ni uno a la semana".

Camisetas con lemas y diseños originales, bisutería, parches para ropa con multitud de motivos, bolsos y mochilas de cuero, incienso, pañuelos, collares y pulseras de plata, adornos para piercings de acero quirúrgico... Las piezas para agujerearse la piel y los pendientes son hoy "lo que más se vende", demandadas por jóvenes y adolescentes. Sin olvidar la ropa hippie.

Entrada a Platabaluú.

Entrada a Platabaluú. Quincemil

"Deben quedar muy pocas tiendas con esta ropa, por eso mucha gente viene aquí, algunos desde hace veinte años. Ya no hay tantos hippies como antes y se vende menos su ropa, pero siguen comprando y la chavalada compra ropa hippie cómoda para los festivales", dice Rubén Botana.

Agar sigue siendo, para muchos coruñeses, la calle de los hippies. Desde los ochenta muchos se fueron, hasta quedar solo Lillian, que empezó en la zona con 18 años y lleva más de 25 y por temporadas vuelve cada año con mayor superficie en su puesto para ofrecer su ropa y sus adornos. Tuvo también su tienda fija en la calle Socorro, Tribu, un comercio más que hasta que cerró fue, como lo es Platabaluú, refugio de la cultura hippie en A Coruña.