El edificio Pedreira de A Coruña

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El edificio Pedreira de A Coruña

Situado en la Ronda de Outeiro a su encuentro con la avenida de los Mallos, esta obra de Santiago Rey Pedreira construida en la década de los cincuenta es un ejemplo del racionalismo coruñés. Pero, además, creo una tipología que era capaz de construir áreas urbanas completas.

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Una pequeña decisión puede crear grandes cambios. Hay pequeños detalles que terminan creando grandes transformaciones sin marcha atrás. Y es que una decisión es una afirmación que resulta de la conclusión de un conjunto de pensamientos, es aquella que se elige de entre todas las posibles. No tiene por qué ser la correcta, solo es una más. Quizás, ahí radica el miedo a seleccionar una de entre todas las posibles, porque en torno a ella orbita un halo de responsabilidad que trascenderá las palabras y las acciones.

“No soy un moralista (aunque trato de mantener mi conciencia en equilibrio) ni un sabio; tampoco soy un esteta ni un filósofo. No soy más que un hombre nervioso, por las circunstancias y por mis propios actos; pero soy observador. Como dijo una vez mi querido Ryunosuke Akutagawa, no tengo principios; lo único que tengo son nervios” - Joseph Brodsky

Así que, frente a la decisión y la ansiedad previa y posterior, solo es posible observar, porque la vida solo se mueve hacia adelante. El contexto es complejo y algunas decisiones no solo son biográficas, sino que afectan a la construcción del lugar y por tanto al soporte del hábitat. La visión, en este caso, oscila entre la de un erizo y un zorro siguiendo el ensayo “El erizo y el zorro” de Isaiah Berlín (1933). El zorro es “aquel que tiene una visión dispersa y múltiple de la realidad y de los hombres, que no integra lo que existe en una explicación u orden coherente, pues percibe el mundo como una compleja diversidad”, mientras que el erizo “posee una visión central, sistematizada, de la vida, un principio ordenador en función del cual tienen sentido y se ensamblan los acontecimientos históricos y los menudos sucesos individuales, la persona y la sociedad”. La construcción de la ciudad, en realidad no es etiquetable en una u otra mirada, al menos a lo largo de la historia, sino que mezcla ambas miradas.

Cualquier ciudad se construye sobre la base de una realidad compleja, pero no es una improvisación. Su construcción responde a un conjunto de normas u ordenanzas que permiten leer en qué momento se produjo el crecimiento. A lo largo de la historia, las normas se han ido adaptando a cada coyuntura, extendiendo cada vez más su importancia y definición. El 25 de junio de 1935 se aprueba en España Ley de previsión contra el paro, conocida como Ley Salmón, siguiendo el nombre del ministro que la ideó, Federico Salmón Amorín. Si bien esta ley presentaba un carácter social dirigido a la mejora de las condiciones de acceso a la vivienda de las clases sociales más desfavorecidas y a la creación de una clase media consolidada. Con el estallido de la Guerra Civil, la Ley Salmón se paraliza, pero algunos de sus aspectos se retoman años después de manera separada e integrados dentro de la normativa de vivienda. El 25 de noviembre de 1944 se promulga una ley sobre viviendas bonificadas que tiempo después se perfecciona y reestablece de manera definitiva en la “Ley de Renta Limitada” del 27 de noviembre de 1953. Aunque esta Ley finalmente se derogó en 1954. Aunque todo este recorrido normativo pueda parecer una sucesión de repeticiones y cambios, se produce en un momento de posguerra y reconstrucción, lo que genera el desarrollo de numerosos barrios. El edificio Pedreira es una de esas obras que de desarrolló durante dicho periodo.

El edificio Pedreira

Situado en la Ronda de Outeiro 145, este edificio se integra dentro de los planes de crecimiento urbano proyectados por Jacobo Rodríguez-Losada y Pablo Iglesias Atocha y posteriormente por Santiago Rey Pedreira. Rey Pedreira es el autor de la mayor parte de obras de esta área de Os Mallos, muchas de las cuales, como el edificio Pedreira aún se conservan hoy en día. Este tipo de edificaciones se caracterizan por su construcción sencilla, estética racionalista y funcionalismo. El edificio Pedreira fue el primero en construirse de todo el conjunto urbano al que pertenece (1954-1956). El volumen ocupa la parcela 17 y cuenta con cuatro alturas y bajo, incluyendo tan solo una vivienda por planta de unos 90m2. La organización del programa dentro de la planta es sencillo: las comunicaciones verticales (caja de escalera) se llevan hacia la parte posterior de la parcela, cerca del futuro patio de manzana. De esta forma, la escalera puede iluminarse naturalmente, y todos lo usos del edificio que necesitan de una conexión vertical, fundamentalmente las estancias húmedas como baños y cocina, se sitúan cerca de este punto.

Vía Condecórate

Vía Condecórate

Lo que resulta más destacable de esta obra, es su estética. Ésta es la resultante de la precariedad de recursos del momento, que motiva una construcción sencilla y un programa funcional que el arquitecto aplica siguiendo principios higienistas. La fachada se pliega creando las características ‘bow windows’, esta organización le permite multiplicar la iluminación natural. La fachada se compone, siguiendo la normativa, en tres secciones, por una parte, la planta baja y primera que se sitúan en el mismo plano, por otra el cuerpo central de las viviendas que sobresale respecto al plano inferior, y, por último un frontón retranqueado sobre el límite que marca la cornisa. El volumen es modesto y sencillo de aspecto, obtiene su contundencia formal a través de una forma sólida.

Planimetría original via Condecórate

Planimetría original via Condecórate

Planimetría original via Condecórate

Planimetría original via Condecórate

Planimetría original via Condecórate

Planimetría original via Condecórate

Racionalismo

La estructura del edificio, ejecutada en hormigón, es sólida, pero en cierto modo resultante de la precariedad de medios del momento, ya que en aquellas circunstancias un material único para resolver el conjunto del edificio abarataba y aceleraba el proceso. Fue el hormigón el que permitió el desarrollo de esta morfología. Como contrapunto, la ornamentación es casi inexistente, y únicamente se manifiesta a través de cornisas, recercados y pequeños canecillos o ménsulas realizadas con mortero. El hormigón no permitía en aquel momento elementos ornamentales meticulosos, por lo que, para reforzar el lenguaje estilístico de la casa las carpinterías de madera incorporaron una composición geométrica de eco Art-Dèco. Las carpinterías originales del edificio utilizaban junquillos de madera describiendo un dibujo en cruz en la hoja superior, y dos líneas horizontales en la inferior, de tal manera que se creaba una interesante superposición al abrir la guillotina. La combinación de la sencillez formal del hormigón, junto con la decoración sencilla y el funcionalismo del programa, crean una obra típicamente racionalista. Este estilo arquitectónico, común en la posguerra española construye grandes áreas urbanas desarrolladas a finales de la década de los cuarenta y cincuenta.

Vía Condecórate

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A Coruña cuenta con numerosos edificios racionalistas, muchos de ellos alterados con el paso del tiempo. El edificio Pedreira es un magnífico ejemplo de conservación y mantenimiento del patrimonio de una época modesta, pero también representa una tipología que es posible repetir para generar nuevas áreas urbanas, siguiendo el mismo modelo que siglos atrás con otros lenguajes, otras composiciones y otros estilos.

Fotografías de su estado original via Condecórate

Fotografías de su estado original via Condecórate

Fotografías de su estado original via Condecórate

Fotografías de su estado original via Condecórate

Equilibrios

Una pequeña decisión, o un pequeño edificio, puede transformar la ciudad. Quizás no de manera llamativa, pero sí como el inicio de una pequeña revolución. Cuando se plantea un proyecto dentro de la ciudad, este mira hacia fuera y hacia dentro. Busca relacionarse con el exterior, pero también que el entorno mejore con la presencia de la nueva obra.

Vía Condecórate

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“La ciudad tiene unas reglas. A nosotros nos gusta pensar que definimos leyes con edificios y con calles, que establecen relaciones. A lo mejor, que una planta baja tenga ventana significa que quiere tener una relación más contenida con el exterior, o si esa planta tiene gran apertura es porque quiere volcarse a la calle y quiere que la calle entre en ella” Pablo Martínez y Mar Santamaría. La ciudad que queremos

La arquitectura tiene la capacidad de construir el hábitat del ser humano, da forma a sus ideas, se adapta a su cultura y se convierte en un hogar compartido cuando se transforma en ciudad. Las pequeñas decisiones, son el resultado de una forma de observar porque, como decía Brodsky, al final la única forma de mantener el equilibrio en el mundo que habitamos solo consiste en estar y mirar.