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Cheese me: el único restaurante de "raclette" del norte está en A Coruña

Alain Hernández y Felipe Martínez abrieron hace dos años un restaurante suizo en la calle Olmos. Era una propuesta arriesgada, pero el tiempo y las buenas críticas les han dado la razón
Alain y Felipe, en Cheese Me.
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Alain y Felipe, en Cheese Me.
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Alain Hernández y Felipe Martínez se conocieron en un teleoperador francés. Ambos nacieron en el país galo. El primero, lo hizo en Marsella, en el seno de una familia andaluza: "Tengo lo peor de cada casa", bromea. El segundo, en París y sus padres son gallegos. Los dos buscaban abrir un nuevo negocio, algo con lo que establecerse en A Coruña.

Así surgió hace dos años Cheese Me, un restaurante de comida suiza en la calle Olmos. Alain y Felipe se dieron cuenta de que apenas había locales que hiciesen raclettes de queso fundido. El primero tuvo la idea y el segundo usó su experiencia en un negocio similar en París. "Esto tenía que funcionar", explican.

El pilar fundamental sobre el que se asienta Cheese Me es sobre la raclette. Acompañada de embutido, patatas y pan, el queso fundido se derrama directamente en el plato. Son los clientes los encargados de proceder a preparar su comida. El local está decorado con toques de madera para recordar a los restaurantes suizos. Las mesas están personalizadas con grabados de quesos o el propio logo del negocio y sobre todas descansan las máquinas que se encargan de calentar el queso. Un pequeño local suizo en pleno centro de A Coruña. Hablamos con Alain y Felipe para que nos cuenten cómo ha sido su adaptación a la ciudad.

El queso, si es fundido, mejor

¿Cómo han sido estos dos años?

Nos va bastante bien. Es verdad que funciona muy bien en redes sociales. Estamos muy contentos por ello. Es verdad que los fines de semana si no se reserva estamos casi completos.

¿Cómo surgió la idea de montar este restaurante?

Alain: En el resto de Europa hay un montón de restaurantes de este estilo, que hacen raclettes de queso. Sin embargo, nos sorprendió que aquí no hubiese ninguna parecido. El queso fundido le gusta a todo el mundo, así que nos animamos a abrir.

¿Cómo funciona la idea de la raclette?

Alain: Es nuestro plato principal. En muchos sitios se vente por gramos el queso, pero nos pareció un poco coñazo y podía acabar liando al cliente. Nosotros recibimos el queso en ruedas de 7 a 8 kilos. El sabor no se pierde. Lo colocamos en una máquina que lo calienta. Además, viene con embutido ibérico. Se trata de una barra libre de queso y fiambre por 18 euros por persona. Al cliente le gusta bastante eso.

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¿No tuvisteis miedo de que no funcionase?

Alain: Cuando hicimos el estudio de mercado para abrir el local nos dimos cuenta de que mucha gente había emigrado a Suiza. Pensamos que era una buena señal. De hecho, tenemos muchos clientes que emigraron y se sorprendieron cuando vieron un restaurante suizo. En general, tenemos un buena aceptación. Incluso tenemos otras opciones para quienes no les gusta el queso, como la carne a la piedra.

¿Sabéis si hay más sitios en los que se hagan raclettes?

Alain: Hay uno en Madrid, pero no es exactamente lo mismo. Hay en Andorra hay otro y en Sierra Nevada. Pero cerca no hay otro sitio igual. Podemos decir que prácticamente somos únicos en España.

Es raro que no haya otros negocios similares, con lo que gusta el queso fundido.

Alain: La mayoría de nuestros clientes llegaron algo asustados su primera vez y después les encantó. A los diez minutos de entrar ya están sonriendo y pasándolo bien. Intentamos que haya un ambiente familiar. Y parece que lo hemos conseguido, por lo que se puede leer en TripAdvisor o El Tenedor.

"En el resto de Europa hay un montón de restaurantes de este estilo, que hacen raclettes de queso. Sin embargo, nos sorprendió que aquí no hubiese ninguna parecido"

Alain Hernández

¿Le dais mucha importancia a la opinión en las redes?

Alain: Exacto. Es Felipe quien se ocupa más de las redes sociales y parece que están funcionando muy bien. Tenemos más de 1 millón de visitas en un vídeo de Instagram.

Felipe: ¡No! 100.000 visualizaciones. Como se nota que es de familia andaluza...

Alain: Cierto, cierto. Bueno, en cualquier caso, estamos muy contentos con la acogida. Prueba de ello es que seguimos abiertos tras dos años, como que no pasa siempre.

Lo cierto es que estáis muy bien valorados en TripAdvisor. ¿Es clave para un local que acaba de empezar?

Alain: Sobre todo que haya una cosa tan diferente. Al principio pensamos que sería difícil que la gente nos aceptase, pero fue una gran sorpresa encontrar tantas valoraciones positivas. Ya te digo que mucha gente vienen con dudas. Lo pasas mal hasta que Felipe entra en la cocina y dice: "Ya está. Ya comieron y ya están sonriendo".

Felipe: A veces entran incluso con desgana. Y al final salen súper contentos. El poder de la raclette (risas).

¿Cómo funciona la preparación de la raclette?

Alain: Metes la media bola de queso dentro, se va calentando y después la separas con la palanca y lo echas en el plato con una espátula.

Felipe: Hay otra técnica en la que ya metes el embutido a calentar y sale todo junto.

Alain: Sí, es algo que hacen los suizos alemanes. El chorizo y el resto del fiambre cogen el gusto del queso y se tuestan. También hay gente que mezcla la raclette con la carne a la piedra.

Y hasta que te aburres...

Alain: Exactamente. Es a voluntad. Puedes comer 40 kilos de queso y otros tanto de embutido o pan.

Será el plato estrella, imagino.

Alain: Sí, por supuesto. El 90 % de nuestros clientes vienen por la raclette. Después tenemos otros platos, como la carne a la piedra, que la pueden hacer los propios comensales en la mesa. Se puede pedir pollo, cerdo o ternera. También hacemos fondue. Nos centramos en esas tres cuestiones.

¿También hay queso en el postre?

Alain: Efectivamente. Tenemos nuestra tarta de queso casera. La gente cuando nos preguntan por el postre y les decimos que hay tarta de queso se quedan bloqueados con tanto queso (risas). De todos modos, tiene buena recepción.

¿Cómo fue instalaros en la calle Olmos, con tanta tradición de bares y restaurantes?

Felipe: Yo creo que teníamos que abrir por el centro. Como era una comida nueva aquí, si abres en un barrio la gente no te va a conocer. Había otras opciones más grandes, pero preferimos empezar por un lugar más pequeño.

Alain: Nos gustó este sitio, además, por sus cristaleras, que permiten ver todo desde dentro y viceversa.

¿Le choca a la gente encontraros aquí rodeados de tanto restaurante gallego o más tradicional?

Alain: Todavía hoy se sorprenden. No entienden el concepto, así que entran y preguntan. Nosotros les explicamos todo y ya van asimilándolo. La raclette es algo muy novedoso aquí, no es típica. Queríamos meternos en medio de todo esto y dar una propuesta diferente.

Al final, lo más importante se hace en la mesa: la raclette, la carne a la piedra... ¿Cómo funciona la cocina?

Alain: Exactamente. Al final es el cliente el que se lo hace todo. Tenemos una cocina abierta. Me gusta que la gente vea todo limpio y como trabajamos. Se crea un ambiente muy familiar con el simple hecho de que ellos hagan su comida a su gusto.

"A veces [los clientes] entran incluso con desgana. Y al final salen súper contentos. El poder de la raclette (risas)"

Felipe Martínez

¿Nunca acabó el queso fundido por el suelo?

Alain: Nosotros siempre les enseñamos cómo hacerlo. Nos pasó dos o tres veces al principio, pero nunca más.

Felipe: Hay que estar atento. Además, el local es pequeño.

¿Os gustaría seguir en este local o cambiar a otro más grande?

Alain: Ya empezamos a notar que este local es demasiado pequeño. Tenemos que rechazar a mucha gente los fines de semana y es una pérdida de dinero bastante grande. Así que esperaremos un tiempo y buscaremos otro más grande.

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Como buenos hosteleros...

¿Con qué queso, que no sea el de la raclette, os quedáis?

Alain: Roquefort y fribourgeoi vacherin.

Felipe: Yo soy más de gorgonzola.

¿Un vino para acompañar?

Alain: Yo diría un Ribera del Duero. Es el que mejor sienta.

Felipe: Yo también.

¿Cuál es vuestro plato sin queso favorito?

Alain: Yo un chuletón de vaca de ternera gallega.

Felipe: Yo un boeuf bourguignon, que es un estofado de ternera típico de Francia.

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