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A Tixola en A Coruña: Un cuarto de siglo con raciones "de toda la vida" y los mejores callos

Mari Ventureira y Manolo Castro son un matrimonio que lleva 25 años al frente de este clásico coruñés con clientes fieles que ya son familia y que ni una pandemia ha podido parar la buena cocina casera que ofrecen
Mari y Manolo en A Tixola (A Coruña).
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Mari y Manolo en A Tixola (A Coruña).
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El tradicional Mesón A Tixola es uno de los pocos locales "de siempre" que sobrevive en el centro de A Coruña, algo que tiene aún más mérito tras los peores meses de la pandemia que empezó en marzo de 2020. En agosto el establecimiento cumplirá 25 años y al frente está el matrimonio conformado por Mari Ventureira y Manolo Castro, que gracias a su buen hacer, sus abundantes raciones de comida tradicional y cocina casera han logrado fidelizar clientela, a la que gran parte consideran ya como familia.

Los dueños del mesón ubicado en la pequeña calle Florida 37, no podían imaginar cuando se conocieron tomando un café en un bar de casualidad hace décadas, que eso uniría sus caminos, tanto a nivel personal como profesional y a día de hoy hasta su hijo de 22 años, que acaba de terminar diseño gráfico, echa una mano de vez en cuando para servir las mesas, algo que lleva haciendo desde que era muy pequeño. Ventureira y Castro tuvieron otros negocios en común antes, como una cafetería en el barrio de Monelos durante ocho años, pero hoy en día con sus callos (que ganaron el Premio Picadillo), raxo (con receta de un antiguo cocinero de la familia), oreja a la plancha, parrochas (servidas limpias y sin tripa), navajas de Fisterra, vieiras o chipirones fritos conquistan a coruñeses y gente que viene de visita a la ciudad herculina, que cuando vuelve, repite.

Premio Picadillo y éxito del Albariño y Godello (con tapa)

Ventureira está al frente de los fogones y confiesa que "el secreto es dejar cada producto en su punto para que cuando llegue a la mesa esté jugoso y se destaquen todos los sabores". En 2018 el Mesón A Tixola se presentó al popular concurso de tapas Picadillo y se hizo con la victoria, gracias en gran parte a la insistencia de sus clientes que por propia convicción, según reconocen.

La dueña rememora que "nunca se imaginaron que ganarían con la receta que venían haciendo desde que abrieron y sobre todo porque participaban restaurantes muy reconocidos y eran duros competidores". "Reconozco que nos presentamos por no llevar la contraria a los clientes y amigos, al parecer ellos tenían más claro que nosotros lo buenos que son los callos", afirma entre risas. Curiosamente este plato lo elabora Castro y su origen se encuentra en una receta heredada de su abuela cuyo ingrediente principal es el tiempo "para que todo esté en su punto y así se impregnen los condimentos y potencien los sabores".

Estos callos junto a otras especialidades como la oreja a la plancha, los empezaron a servir como tapa con los vinos del mediodía o de la tarde y entre os platos a elegir también se incluyen: berberechos, pimientos de Padrón, pulpo, almejas a la marinera, mejillones rellenos, langostinos a la plancha, calamares, solomillo de cerdo con patatas, delicias de ternera, chorizo al vino o croquetas de jamón ibérico, entre otros. "Tenemos que competir con los locales de la zona con la calidad porque no es lo mismo esta calle en la que estamos que la de la Franja, somos como el afluente y el río", ejemplifica Castro.

Éxito de Godello y Albariño y trato cercano y personalizado

Entre las últimas novedades que han introducido en la carta se encuentra el salpicón por aclamación popular tras un encargo aislado de unos clientes, un plato que se puede acompañar con la diversa oferta de vinos de A Tixola, que comprende desde Godello y Albariño, que son los más demandados, hasta Ribeiro, marcas seleccionadas de Mencía o Rioja (Marqués de Cáceres). Para los más cerveceros está disponible toda la gama de Estrella Galicia y para aportar un toque dulce los postres pueden ser: tarta de almendra, de Santiago, de queso, de orujo, lazos de hojaldre, queso con membrillo y flanes en algunas ocasiones.

Una de las fortalezas de este negocio de toda la vida es que pueden permitirse licencias como trato muy personalizado de los clientes, y no dudan en cumplir ciertos caprichos que les piden de vez en cuando en cuanto a productos, sobre todo los fines de semana, momento en el que se concentran decenas de clientes en la amplia terraza de la que dispone el local. Ventureira es la encargada de la cocina y Castro de la barra, su hábitat habitual desde que comenzó a trabajar de camarero con 14 años y hasta hoy, con 57 y su propio negocio familiar. La calidad-precio es asequible para todo tipo de públicos, con raciones de entre 7 y 16 euros (lo más caro es el pulpo), además de que los dueños calculan que cuatro personas pueden comer bien por aproximadamente 12 euros por cabeza con varias raciones abundantes y de la mejor calidad.

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