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#Talento15000 Tony Le Brand: Gamberros petándolo en publicidad

Hablamos con Alfonso Molinelli, ‘Moli’ para el mundo, que ha logrado vivir de vender ideas y convertir por el camino a su agencia Tony Le Brand en referente gallego de creatividad.
Pablo Anllo, socio fundador de la agencia, con Rosa, administrativa, y Moli
Clara Vilar
Pablo Anllo, socio fundador de la agencia, con Rosa, administrativa, y Moli
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“Esto no es un trabajo, esto es Vietnam. Aquí huele a napalm por las mañanas”. “La creatividad siempre sale. Si no, seríamos artistas”. “¿Atraer talento? Lo atrae Inditex y yo lo repesco”. Moli dixit. Y podríamos seguir. Este hombre es una máquina de hacer frases, citas o eslóganes. Tanto da. No en vano este caballero de negro, barba, pendientes y sombrero ha creado de la nada y en 7 años una agencia de publicidad que ya es referente de creatividad e ideas frescas en Galicia. Talento con un toque de desenfado e irreverencia, como este creativo publicitario con pinta de rockero que está detrás del logo de Coruña (la C con el palito de la ñ) o Join Life, la marca de sostenibilidad de Inditex.

Moli con una pizarra de ideas y campañas colgadas en la actual sede de Tony Le Brand

A Moli tanto le da vender una naranja como una lavadora o un político. Son productos, y los productos le dan un poco igual. Lo importante es la marca y la actitud que está detrás de ella. Eso es lo que exprimen en Tony Le Brand. “Creo que una marca es una idea y una actitud. Los productos le dan por culo a la gente, es la actitud lo que me gusta vender”, nos explica sentados en el bar O’Lionardo, renombrado como segunda oficina y debe ser cierto, porque con la consumición nos enchufan dos huevos fritos y una sonrisa. La fábrica de ideas de Moli, formada actualmente por 21 trabajadores más 4 freelance, está aquí al doblar la esquina como quien dice. Es aquí donde muchas veces el equipo se baja de cena y acaban arriba la pelota coreando el nombre de la empresa. Enfermos de la publicidad y la creatividad, los define, con él mismo a la cabeza.

Su propia nave con perros, billares y biblioteca

“Pasa algo aquí, la gente lo vive, se conectan vínculos fuertes interpersonales. Aquí el ego es la empresa, la marca y eso es la hostia. Es lo que marca la diferencia”, admite entre orgulloso y alucinado. Sobre todo, contento. Antes, mientras paseábamos entre ordenadores y la veintena de trabajadores de la agencia, nadie coreaba -claro que aún no era ni hora de comer- pero si trabajaban entre pizarras garabateadas y pantallas donde minimizaban pestañas para la foto. Gente levantándose, comentando y enviando temas por mail. Tienen 19 grandes proyectos vivos actualmente para clientes como Estrella Galicia, R, Universal o Albo. La oficina, dividida en varias salas, se le ha quedado pequeña a Tony Le Brand.

Moli y parte de su equipo, sin cánticos por ahora pero con mucho trabajo

“Es divertido pero son 20 tíos en el espacio de cinco. Cuando hay buen ambiente vale, si no se corta la tensión en el aire”, confiesa. Así que en los próximos meses, se mudarán a una nave en la zona del Orzán, una vez que consigan la licencia para empezar la obra. Por comodidad y salud mental del equipo, para poder crecer -calcula que necesita otros 10 trabajadores para asumir proyectos de calado e interés- y también por imagen. Un piso tipo start-up vs una espaciosa nave en el centro de la ciudad con perretes, billar, biblioteca, sala de visuales y bar. “Todavía estamos llegando a la línea de salida y queremos ser player a nivel nacional. Necesitamos la imagen”.

De patrón de barco a montar una agencia

Moli estaba estudiando Artes y Oficios en Coruña cuando se hizo un viaje a Madrid a ver la feria de arte contemporáneo ARCO. Nunca volvió. Consiguió engañar, según sus palabras, a una agencia y entrar en la cuenta de Microsoft. Y ya no salió de la publicidad. De hecho, pese a haber sido freelance muchos años, recorriéndose el mundo por el camino, Tony Le Brand no es su primera agencia de publicidad. Con veintipocos años, cuando dejó Madrid y se vino a Coruña para sacarse el patrón de barco para marchar a Costa Rica, acabó montando una agencia de publicidad con Segundo Souto, actual socio de Tony en Miami. Terra, se llamaba la agencia, “también de publicidad y también muy rara. Estaba llena de músicos, escritores, gente que llevaba guiones de cine.. hacíamos chat en vivo con Suso del Toro, trabajábamos con el Festival de Ortigueira, conciertos de Siniestro Total… era una locura. Éramos muy jóvenes y aquello nos penalizó en su momento”, recuerda. Coruña, hace 23 años, no era Barcelona. Ni tampoco la Coruña de hoy.

Portadas de discos, campañas emnarcadas y demás parafernalia en la oficina de Tony Le Brand

Tony Le Brand nació también de la casualidad, porque Moli y su socio Pablo Anllo vieron que hacían falta ideas en el sector. La agencia tiene un poco bastante de Terra, menos el nombre, que surgió como una broma huyendo de la seriedad y grandilocuencia de aquella primera agencia. “Todos los nombres eran demasiado importantes, demasiado serios. Me hizo gracia el juego de palabras”. También parece que el proyecto de Moli ha encontrado en 2019 su lugar temporal. Entre sus clientes está la Xunta, para quien hace campañas de turismo, la fábrica de cervezas con ingredientes gallegos de Estrella Galicia, R, Abanca, Oysho, 1 de 50 o Café Candelas. Amén de políticos cuyo nombre no comparten. También tienen presencia internacional, haciendo campañas para Universal en Argentina y Sudamérica, y quieren convertirse en agencia de referencia para empresas nacionales que vayan a hacer campañas de internacionalización.

La cocina central, en Coruña

A pesar de sus planes más allá de nuestras fronteras y de sus incesantes viajes, tiene claro que Coruña seguirá siendo su ancla. Aquí está la familia y aquí se quedará. “La cocina la quiero aquí. Me gusta estar fuera de la corriente. Creo que hay que estar donde no te esperas, es dónde pasan cosas”, afirma. Al final, lo importante es generar ese flujo de ideas que es la materia prima de la publicidad.

La esquinita de los premios. Tony Le Brand se ha hecho ya un nombre en el mundillo en estos 7 años

Cuando alguien entra por la puerta de la agencia, deberá ser sincero –“no intentes engañar, si vas de gracioso en una fiesta y eres aburrido, te van a destrozar”-, charlar mucho con el equipo, definir el marco de colaboración y embarcarse en lo que probablemente sea un cambio estructural en su propia empresa. “Para crear una marca de verdad necesitas pasta, tesón y trabajo. De tres años no baja, incluyendo el proceso de thinking. Una marca afecta a la estructura de la empresa”, resume.

Moli comentando ideas con el equipo

Ellos usarán las herramientas que consideren necesarias -desde las RRSS a una marquesina o una presentación interna- para que tu marca, bien empapada de tu actitud, llegue al público deseado. “Nosotros demostramos que la creatividad vende y se puede vivir de ella”. Por el momento, una veintena de profesionales lo hacen, incluyendo fichajes de grandes agencias como las catalanas BBDO o Summa, especializada en branding. Y subiendo.

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