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La primera línea del ferrocarril gallego nació en Santiago de Compostela

Conectó Compostela con el mar y puso la primera piedra hacia la red que conocemos hoy en día
Arquivo do Reino de Galicia
Arquivo do Reino de Galicia

La llegada del ferrocarril marcó un hito transcendental en la historia de la humanidad. A mediados del siglo XIX, el mundo fue testigo de una revolución social, económica y cultural.

Este tejió una red de conexiones que unió continentes, acortó distancias y aceleró el progreso industrial, aunque su expansión no fue la misma en todas partes. El ferrocarril llegó a Galicia muy tarde, cuando ya hacía 36 años que circulaba por casi toda España sumando cerca de 6.000 kilómetros.

Aun así, su aterrizaje marcó un antes y un después en la historia de la comunidad gallega, ya que el sonido de las locomotoras transformó la forma en que las personas se movían, comerciaban y se comunicaban en Galicia.

La importancia del ferrocarril fue más allá de su función como medio de transporte, pues representó el progreso y la modernidad. Tomás Cavanna, autor de El tren de Rosalía, asegura que “antes del ferrocarril Galicia vivía encerrada en sí misma, ya que también por vía marítima las comunicaciones no eran nada fáciles”.

Cómo llegó el ferrocarril a Galicia

El ferrocarril llegó a Galicia un 15 de septiembre de 1873, hace 150 años. Los 42 kilómetros de la primera línea gallega, que unían a Santiago con el mar, iban de Cornes (Conxo) hasta Carril (Vilagarcía de Arousa). Por aquella época, todo el país mantenía una estructura agraria medieval, controlada por hidalgos y eclesiásticos. Algo que, unido a la convulsa situación política y social de la segunda mitad del XIX, con guerras como las de África y Cuba, hacía que las regiones más pobres, como Galicia, no pudieran soportar las exigencias de los recaudadores de impuestos.

Se trató de una iniciativa de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago y su Ayuntamiento, que quisieron dar un impulso a la ciudad. Sin embargo, desde el principio todo fueron dificultades para Villamarín y Fontán. La falta de recursos, los errores de cálculo en los presupuestos y los bulos convirtieron la llegada del tren en una pesadilla.

Vía del tren en Elviña.

El principal factor que barajaron los promotores de aquel ferrocarril fue el económico, aunque finalmente no fue así. Como aquella línea no conectaba con la nacional, no interesaba a los inversores extranjeros, así que el esfuerzo en sacarla adelante acabó obedeciendo más al interés de los intelectuales que al de capitalistas o ingenieros.

Qué implicó la llegada del ferrocarril

Tomás Cavanna lo tiene claro, “la llegada del ferrocarril a Galicia supuso progreso”. El proyecto del primer ferrocarril pretendía ser un pequeño paso para, una vez demostrada su rentabilidad y sus ventajas, facilitar el pleno acceso de la sociedad gallega a la civilización ferroviaria.

Pero, ya desde el día de la inauguración el proyecto tuvo deficiencias. Conseguir la financiación y resolver una obra tan compleja como la planteada supuso un calvario para sus promotores, pero peor fue descubrir el resultado.

La escasez de presupuesto obligó a contratar una compañía de mala calidad y totalmente arruinada que, incapaz de sostener el servicio, dejó caer el primer ferrocarril gallego en manos de una compañía inglesa.

La locomotora antigua expuesta en la estación Intermodal.

Aunque, el verdadero lastre del proyecto fue que la red estaba aislada de la nacional: “Mientras el ferrocarril estuvo aislado de la red nacional no supuso mayores cambios en el día a día de los compostelanos, salvo la ventaja de poder ir a la playa y volver en el día, o la de comprar pescado más fresco y más barato”, explica Cavanna.

Al no haber verdadera conexión entre el tren gallego y el del resto del país, la concepción del ferrocarril como puerta al mundo se disipó.

El ferrocarril en Galicia, un tema lleno de críticas

No sólo el desarrollo y la implementación del primer ferrocarril, sino todos los pasos que se han ido dando en Galicia en relación con este, han sido tema de juicio y crítica a lo largo de su historia. Si bien el ferrocarril ha traído consigo ventajas innegables para la región, también ha sido objeto de críticas.

Una de los mayores debates ha sido la falta de una infraestructura ferroviaria moderna y eficiente que permita una conexión fluida dentro de la región y con el resto de España y Europa. Además, la falta de inversiones adecuadas en la expansión y mantenimiento de las vías férreas ha llevado a retrasos, interrupciones y limitaciones en la capacidad de transporte.

Un Alvia moderno en la estación de Santiago

Otra crítica se relaciona con la accesibilidad y la equidad en el acceso al transporte ferroviario. Las áreas rurales y remotas a menudo carecen de conexiones adecuadas, lo que dificulta la movilidad de las personas que dependen del tren como medio de transporte.

Tras 150 años de la llegada del ferrocarril a Galicia la comunidad sigue buscando mejorar el servicio y convertir la región verde del noroeste de España en un lugar más accesible y conectado con el resto del país. Algo que, con la reciente llegada de la alta velocidad, empieza a parecer posible.

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