El Español
Treintayseis
Cultura
|
Gastronomía

El vino vegano, una alternativa para los paladares más concienciados

El caldo favorito de cualquier comida o reunión cuenta con una lista de ingredientes reducida, pero tampoco aprueba el test. Repasamos los puntos clave para encontrar una botella que satisfaga a todos los comensales
Ofrecido por:

Un buen vino es suficiente para levantar cualquier espíritu y animar cualquier reunión o cita, pero también puede ser el foco de grandes discusiones. Especialmente si se tiene en cuenta que puede ser objeto de debate en cuanto a su composición e ingredientes. Cualquiera lo esperaría de un buen plato de carne o pescado, y sin embargo la bebida pasa desapercibida. Pero no, por mucho que lo parezca no es uva y nada más; el vino, al menos el habitual, suspende el examen y no es apto para veganos. 

El problema no es profundo, sino que se queda en los detalles más pequeños. La diferencia entre un vino común y uno vegan friendly radica en el proceso de clarificación, una técnica tan antigua como la propia actividad de embotellado de esta bebida milenaria. Sin clarificar la sustancia no obtendríamos una textura limpia, clara y estable, sino que la apariencia (y por supuesto, el sabor) sería muy diferente a lo que estamos acostumbrados. 

Sin entrar en complejidades moleculares, la clarificación logra arrastrar aquellas partículas resultantes del proceso de fermentación que dejan un líquido turbio y con aspecto más parecido al zumo que al vino habitual. Para realizar esta operación se utilizan las conocidas como sustancias clarificantes, que en su mayoría proceden de origen animal (las más comunes se obtienen del huevo, de la cola del pescado y de la leche). 

No parece quedar ahí la cosa. Si sacamos la lupa y hacemos un exhaustivo análisis del proceso de embotellado, la necesaria clarificación no es el único paso problemático en lo que a maltrato animal se refiere. Podría también debatirse el uso de cera de abejas para el sellado de las botellas, así como la fabricación de los clásicos corchos, que en ocasiones utilizan pegamentos creados a base de leche. 

Un problema con solución

Son detalles de difícil apreciación, que solo se toman en cuenta por aquellos con más mimo y cuidado por vigilar su alimentación y cuidar sus orígenes. Pero como siempre hay un roto para un descosido, existen alternativas para hacer cualquier fiesta apta para todos los públicos y evitar confrontaciones. 

Una alternativa cada vez más popular es la producción de vino ya pensada para el público vegano. Aunque comenzó siendo una alternativa minoritaria, residual y muy difícil de encontrar, cada vez son más las bodegas que apuestan por incluir pequeñas tiradas con estas características, para satisfacer a consumidores que buscan un buen vino que les permita no faltar a sus ideales.

Aunque la búsqueda puede asemejarse a encontrar una aguja en un pajar, no hay que desesperarse. La Unión Vegetariana Europea, una asociación presente en la mayoría de países comunitarios, se encarga de destacar aquellos productos que sí cumplen las condiciones para considerarse apto para veganos (o para vegetarianos) etiquetándolos de manera correcta y promocionándolos en su página web

La UVE etiqueta aquellos productos confirmados como “vegan friendly”. Fuente: v-label.com

Más allá de la UVE, existen organizaciones como The Vegan Society, una asociación de origen británico y alcance mundial a través de la cual muchos consumidores llegan al conocimiento de productos aptos para su alimentación. En esos mismos términos se encuentra Sir Vegan, una certificación vegana conocida por sus estándares exigentes y su análisis minucioso de componentes y elaboración, garantizando siempre la validez de el más mínimo detalle.

Para los dispuestos a realizar exámenes minuciosos antes de cada compra, las sustancias clarificantes que antes mencionamos no son las únicas en el mercado (aunque sí las más extendidas). Existen alternativas de origen mineral o vegetal, como las proteínas del trigo o del guisante. Incluso en algunos casos particulares, los productores más fieles a los orígenes y a lo clásico permiten que la clarificación se haga de manera absolutamente natural, ayudándose del frío presente en la época de invierno. 

Cabe destacar, aunque pueda parecer evidente, que el distintivo vegano no quiere decir que la botella ante la que nos encontramos provenga de una producción ecológica, y viceversa. En lo que a normativa se refiere la etiqueta ecológica se otorga a aquellas producciones que respetan una serie de límites en sustancias como los sulfitos, comúnmente utilizadas para la conservación del vino, así como otras dirigidas al control de plagas y desarrollo de las plantaciones. Es un análisis más extenso y exhaustivo que a lo que sustancias clarificantes se refiere; aún así, no es raro encontrar ambos etiquetados en el caso de bodegas que eligen adecuarse a ambos estándares al mismo tiempo.

Lusco es la alternativa vegana por la que apuesta La Tienda de Lino en su bodega. Fuente: latiendadelino.com

Como vemos, la producción vegana está cada vez más extendida, a medida que las preferencias y peticiones de los consumidores se afinan. En el caso de las tiendas y los intermediarios, la situación es muy parecida. Aunque hace años parecía que solo en locales especializados podían encontrarse alimentos y bebidas aptos para personas veganas y vegetarianas, ahora los negocios centrados en la venta de vino también cuentan con opciones variadas y perfectas para satisfacer los gustos más concretos.

Que sea un vino creado con estas características tan especiales no significa que no pueda competir con cualquier otro en lo que a sabor y calidad se refiere. Si lo que se quiere es dar una oportunidad a las alternativas veganas, la bebida puede ser la mejor opción. Nada se pierde por probarlo una vez, ¡y quizás no sea la última!

¡Sigue a La Tienda de Lino en Facebook!
Cultura