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Cierra No Importa: Adiós al espacio de San Andrés donde vive la creatividad

Este taller creativo, impulsado por 9 creadores gallegos en un antiguo edificio de San Andrés, cierra sus puertas el 1 de junio. Charlamos con algunos de los "no importeños".
Miembros de No Importa en las puertas del edificio
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Miembros de No Importa en las puertas del edificio
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Convertir un edificio en ruinas en el centro de A Coruña en un espacio de trabajo creativo. Esto es lo que ha conseguido un grupo de 9 creadores que en plena época de crisis económica decidieron dar el salto y crear su propio espacio. Su nombre, No Importa.

A los artistas que integraban esta iniciativa se les hacían pequeños los talleres donde desarrollaban sus actividades artísticas. Esta fue la principal razón por la que pensaron que mudarse a un espacio más grande y compartir gastos con otros compañeros era la alternativa más viable.

Hoy en día cada vez son más los espacios compartidos de trabajo y colaboración que abren sus puertas en nuestra ciudad. Los populares coworking están en auge, pero no siempre fue así. Allá por el año 2012 este grupo de jóvenes, entre los que se encuentra el pintor Óscar Cabana y el arquitecto Fernando Martínez, abrieron el que sería el primer coworking en A Coruña, aunque en realidad ellos prefieren llamarlo taller creativo.

En diciembre de 2012 estos profesionales abrieron lo que se convirtió en su "segunda casa". Pero no lo hicieron en cualquier ubicación, escogieron un edificio de 400 m2 en la céntrica calle San Andrés. Allí abrieron No Importa, un local que por diversas causas cierra sus puertas esta misma semana, el 1 de junio.

Antes de bajar definitivamente la verja, hablamos con algunos "noimporteños"- así se denominan estos profesionales-. Con ellos recordamos sus mejores momentos en este espacio único que, como ellos mismos nos recuerdan, nació "cuando no había ningún coworking en la ciudad".

Una charla entre colegas

Este espacio surgió el mismo día que Óscar y Fernando se conocieron. Pese a estudiar en la misma escuela, la idea surgió un día tomando unas cañas. Los dos querían un espacio de trabajo más grande. Se lo comentaron a varios amigos y ahí comenzó esta historia.

Tardaron algo más de un año en encontrar este edificio. Pero en el momento que lo vieron, no dudaron en que allí tenían que montar su espacio creativo, pese a que ya tenían otro local apalabrado.

No Importa se adapta a las distintas necesidades de los profesionales cowokers. Así, la planta baja, de acceso a pie de calle, es la zona polivalente que acogía ideas y proyectos del entorno, de intercambio social e intelectual así como propuestas de promoción (pop up, showrooms, presentaciones) y formación (talleres, cursos, charlas). Después, cada una de las plantas está dedicada a un espacio de producción propia.

"El concepto no era coger un local para alquilar, como hacen los coworking, sino que alquilamos una planta porque se fue un socio. Lo hicimos para abaratar gastos", explica Cabana, que puntualiza cuál es la filosofía con la que nació este espacio del que ahora se despiden.

"El nombre No Importa"

Interior de No Importa

Su apariencia estética, que se aprecia tanto en el exterior como en el interior del edificio, va acorde con el nombre. Al igual que el concepto del espacio, su nombre también fue fruto de un par de cervezas. Hablando sobre los gastos que tendría el local, los socios empezaron a darle vueltas al tema del nombre del espacio... Cuando de repente uno de ellos, sin ningún tipo de intención, dijo una frase que lo cambiaría todo: "El nombre no importa". Dio en el clavo. "No Importa" gustó al resto de socios. Rápidamente le encontraron sentido a esas dos palabras.

Este nombre respondía a la filosofía de este concepto: "Todos somos autonómos o creativos y en plena crisis nos aventuramos a montar este espacio, así que está claro: no importa nada", dice Fernando.

A lo largo de estos siete años, más de una treintena de profesionales han pasado por No Importa. Personas de diferentes sectores pero siempre vinculadas con la creatividad, entre las que se encuentran Mónica Borrás y Alex Sánchez, que llevan años formando parte de No Importa.

Ilustraciones en la planta baja

Mónica, además de tener su empresa de diseño web rasgoweb, se encargaba de organizar todo tipo de eventos en la primera planta del edificio, donde todavía podemos ver laminas de ilustración. De hecho, durante nuestra charla entró una chica interesada en estas láminas. Por cierto, cada cual más bonita.

Alex, por su parte, llevaba unos cuatro años trabajando allí para Bevel, su empresa dedicada al entrenamiento de habilidades. "Realmente no necesitaba un espacio pero quería trabajar en un espacio con más gente. Cuando vine, me enamoré. Me encantó", asegura esta "norporteña".

Todos ellos coinciden en destacar la experiencia vivida en estas paredes. Algo que nunca olvidarán. "La inauguración fue uno de los mejores días de mi vida. Aquí crecí profesionalmente y me ayudó a posicionarme", nos cuenta Cabana.

"Aquí crecí profesionalmente. No Importa me ayudó a posicionarme"

Óscar Cabana

"Somos una familia", así lo siente Fernando, que lo que más valora de su paso por No Importa es toda la gente que ha conocido: "He hecho amigos muy importantes que me acompañarán el resto de mi vida".

¿El "nuevo" No Importa?

¿Y ahora? Se cierre una etapa. La familia, la subida del alquiler y una mayor competencia de coworkings han motivado el cierre de este espacio único en la ciudad.

Cada uno se va a un nuevo lugar de trabajo, pero hay alguien que tiene el privilegio de llevarse consigo una parte de la esencia de No Importa. Mónica tiene previsto abrir un nuevo local en la zona del Orzán. Aunque no es la filosofía de No Importa, allí también se organizarán eventos de diversa índole y tiene previsto reservar una zona de trabajo para alquilar a aquellos profesionales que, como hicieron en su día los noimporteños, buscan crear sinergias en un ambiente de trabajo común.

La vida son etapas y ahora los "noimporteños" empiezan una nueva. Mucha suerte, chicos.

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