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¿De dónde viene el nombre de Santiago de Compostela? El origen del topónimo

El origen del topónimo de Santiago de Compostela, igual que el de la propia ciudad, está a caballo entre la historia y la leyenda y, pese a que es una creencia muy extendida, no tiene nada que ver con 'campus stellae', campo de estrellas.
La Catedral de Santiago de Compostela.
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La Catedral de Santiago de Compostela.
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Los orígenes de Santiago de Compostela, como cabría esperar por su condición de lugar sagrado, discurren a caballo entre la historia y la leyenda. Así, el nacimiento de la que hoy es la capital gallega se sitúa a principios del siglo IX, con el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago.

Con el paso de los siglos se fue consolidando su topónimo, con dos partes bien diferenciadas: Santiago, de origen muy claro, y Compostela, una palabra alrededor de la que aún existe debate y que, generalmente, se atribuye erróneamente a campus stellae, "campo de estrellas".

Otros topónimos

Vista general de Santiago de Compostela, la Cidade da Cultura y el Pico Sacro.

Aunque en el terreno que actualmente ocupa la ciudad se asentó hasta el siglo V un poblado romano denominado Aseconia, este nombre no tuvo influencia en el topónimo que conocemos a día de hoy.

Tampoco lo tuvo liberum donum, el nombre con el que se denominaba a los terrenos cedidos por la reina celta Lupa a los discípulos de Santiago para enterrar su cuerpo tras transportarlos en una barca de piedra desde Tierra Santa.

Este término latino haría referencia a un terreno "libre de señor" que, con el paso de los años y con el uso, fue evolucionando hasta "Libredón", un nombre que, más allá de su uso en diferentes narraciones, no se puede encontrar en la toponimia de la ciudad.

Una vez trasladados los restos a esta zona, los discípulos del apóstol lo habrían enterrado en un sepulcro que no fue descubierto hasta el siglo IX. Fue entonces cuando se dice que el ese sepulcro, que contaba con una bóveda de mármol, pasó a ser conocido como arcis marmoricis, arco de mármol.

Santiago

El emplazamiento del 'locus sancti iacobi'.

El descubrimiento de los restos de Santiago el mayor llevó a convertir el sepulcro y los terrenos colindantes en un lugar de culto, de modo que se fueron construyendo edificios destinados a tal efecto, creando así un complejo que pasó a ser denominado locus sancti iacobi, "el lugar de Santiago".

Esta zona se corresponde con la primera muralla de la ciudad, levantada en el año 968 por el obispo Sisnando II y destruida en 997 por Almanzor, que rodeaba la iglesia situada en el emplazamiento actual de la Catedral, la Praza da Quintana, el convento de San Paio y algunas calles de los alrededores.

Así, el uso fue convirtiendo sancti iacobi en Santiago, aunque su uso siempre estuvo circunscrito a la zona situada junto al sepulcro del apóstol y no al conjunto de la ciudad.

Compostela

La Catedral de Santiago vista desde el Paseo da Ferradura, en la Alameda (Dreamstime).

A la población que fue creciendo alrededor del sepulcro y fuera de los límites del locus sancti iacobi se la comenzó a citar ya desde el siglo X como Compostelle o Compostella.

El supuesto origen más extendido de este nombre es el de campus stellae, "campo de estrellas", en referencia a las estrellas fugaces que habrían conducido al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, al emplazamiento de los restos del apóstol.

Los textos más antiguos, sin embargo, no hablan de este concepto de campus stellae: no es hasta siglos más tarde, cuando se intenta relacionar el nombre ya consolidado de la ciudad con el hallazgo del sepulcro.

Así, el origen que genera un mayor consenso es el de composita tella, "tierras hermosas", un eufemismo para referirse a cementerio. Otras teorías apuntan a la suma del sufijo diminutivo -tella a las palabras componere, "enterrar", o composta, "cementerio".

De este modo, la etimología, sea cual sea el correcto de estos tres supuestos, sitúa el nacimiento de Compostela en una referencia a su condición de cementerio, no al campo de estrellas de sus orígenes legendarios.

Aunque Compostela fue la denominación más común para el conjunto de la ciudad durante siglos -dejando Santiago para el templo y sus alrededores-, su uso terminó por derivar en el topónimo compuesto que utilizamos a día de hoy: Santiago de Compostela.

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