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Adiós a la churrería de la plaza del Humor: Se despide un histórico de A Coruña

La desaparición del popular kiosco que sirvió churros y patatas fritas a centenares de coruñeses durante décadas corresponde a la mejora del entorno de San Agustín, que cuenta con fondos europeos Eidus
Churrería de la Plaza del Humor de A Coruña.
Andrea Botana
Churrería de la Plaza del Humor de A Coruña.
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Un negocio histórico de A Coruña ha dicho adiós estos días: la churrería de la plaza del Humor. Este popular kiosco, que llevaba décadas en el centro de la ciudad y del que ahora solo queda la estructura, perdurará en la memoria de varias generaciones de coruñeses que ahora echarán de menos las apetecibles patatas fritas y los exquisitos churros que se podían adquirir allí para comer durante un paseo o simplemente por satisfacer el capricho dulce o salado del momento.

Fuente: Andrea Botana

La razón de la completa desaparición de la churrería que tendrá lugar próximamente se debe, según fuentes municipales, al proyecto de reurbanización y mejora del entorno de San Agustín, que cuenta con fondos europeos Eidus, tiene un plazo de ejecución de nueve meses y un presupuesto de 600.000 euros. La intención es darle prioridad a las personas con la creación de una plataforma única y potenciar los laterales del mercado.

Además, desde el ayuntamiento coruñés trasladan que la churrería "estaba sin concesión municipal desde hace tiempo" y la eliminación del kiosco supondrá "una mejora en la accesibilidad y visibilidad del entorno".

Punto de encuentro de campesinos

Varios lugares de A Coruña deben su nombre a su pasado, debido a los productos que en ellos se comercializaban, como Campo da Leña o la plaza de la Verdura. En concreto, el entorno de San Agustín era conocido antiguamente como la plaza de los Huevos y en este punto se concentraban a diario decenas de personas que trabajaban en el campo con sus animales para vender alimentos, principalmente huevos de corral.

El paso de los años dio lugar a la aparición en la zona de la churrería que ahora pasará a ser historia de la ciudad y de la que muchos vecinos en torno a los 40 y 50 años guardan buenos recuerdos de la infancia y adolescencia, al mismo tiempo que los más jóvenes lamentan que tendrán que recurrir a otros negocios más modernos para intentar sustituir los deliciosos churros que se podían comprar en la plaza del Humor.

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