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Las panaderías alimentan a A Coruña durante el apagón: "Por lo menos que no falte el pan"
Los coruñeses sobrevivieron a las más de 12 horas de sin luz entre linternas, radio y mucho, pero mucho, pan
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En la pandemia fue el papel higiénico. En el apagón, el pan, las linternas y la radio. Mientras los comercios textiles cerraban sus puertas, los de alimentación registraban largas colas que daban la vuelta a la manzana, especialmente las panaderías. "Por lo menos que no nos falte pan", decían los clientes a los trabajadores tras el mostrador.
A oscuras y abasteciéndose únicamente de luz natural, los comercios de alimentación agotaban en una mañana las existencias de toda una semana. "La gente venía con una moneda de dos euros y nos pedía todo lo que les alcanzara con eso... o incluso con un billete de diez", cuentan en Tahona de la plaza de Lugo.
El pan y la empanada fueron los productos estrella: lo ideal para sobrevivir a un día sin luz para dar salida al embutido que queda en la nevera sin necesidad de recurrir a la cocina. "Nos pilló desprevenidos. Se agotó todo", explica María Jesús Sánchez, de La tienda de la Food Tribu, en Rúa Nova. De hecho, cuando se le terminó el pan del día, tuvo que sacar el del día anterior: "La gente se lo llevaba igual". Aun así, tuvo que cerrar a primera hora de la tarde, ya sin nada que ofrecer.
A pocos metros, en la Tahona de Rúa Nova pudieron aguantar hasta la noche. Cuando ya no les quedaba pan, la gente seguía entrando a consumir bebidas. "Al mediodía solo quedaban pasteles. Ni pan ni salado. Abrimos con pan, pero sin bollería, porque tuvieron que priorizar", cuenta Pilar Cartemi, trabajadora de la panadería.
Parte del equipo de Tanoha de Rúa Nova
En Farinarium, lo relatan como algo "caótico". "La gente venía con miedo e incertidumbre. Tuvimos que cerrar a las 16:00 porque ya no teníamos nada que vender", explican. Todo se pagaba en efectivo, y lo que más salía, de nuevo, era el pan. Sin embargo, al llegar la noche y funcionar su obrador en horario nocturno, no les dio tiempo a reponer la mercancía para la jornada siguiente.
Mostradores vacíos
Lo mismo ocurrió en otras panaderías de la cadena Tahona. En el caso de la de la plaza de Lugo, esta mañana tenían el mostrador prácticamente vacío. "El panadero llega a las nueve de la noche, pero no pudo hacer nada hasta que volvió la luz de madrugada", explican. En la de Pilar, optaron por priorizar la elaboración de pan, así que hoy apenas hay dulces.
Mostrador vacío en Tahona de la plaza de Lugo
Aun así, se les ve satisfechos. La de ayer fue una mañana para recordar. Nunca antes se habían visto en una situación semejante. Y jamás imaginaron que, en un contexto de catástrofe, su oficio se sentiría tan esencial y valorado como ocurrió ayer.