18 noviembre, 2023 02:00

Las primeras palabras de Alejo Vidal-Quadras a los investigadores de la Policía Nacional en el hospital Gregorio Marañón de Madrid señalaron al largo brazo del régimen de Irán detrás del intento de asesinato que había sufrido horas antes. No lo hacía en vano: el político está relacionado con un importante grupo opositor iraní en el exilio y conoce la forma de actuar de los ayatolás contra sus adversarios.

A las 13:30 del 9 de noviembre, festivo en la capital, el expresidente del PP catalán y fundador de Vox salió de casa a dar un paseo, como de costumbre. Entonces, un hombre ataviado con casco y abrigo negros, y pantalones vaqueros le disparó en la cara. El agresor huyó en una moto junto a un conductor que le esperaba a escasos metros de la escena del crimen, mientras Vidal-Quadras quedó en pie y malherido. Se salvó de milagro.

Transcurridos nueve días desde el crimen, no hay ni rastro de los que intentaron matar al político. Ni una sola pista, más allá de una moto carbonizada que apareció el mismo día en un descampado de un polígono industrial de Fuenlabrada (Madrid). Tampoco han trascendido informaciones de la investigación sobre el quid de la cuestión: la autoría intelectual detrás de lo que todo indica que es un acto terrorista, como lo investiga la Audiencia Nacional.

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El día del intento de asesinato, Vidal-Quadras no tenía dudas al respecto: con la escasa capacidad verbal que tenía después de que la bala le destrozara la mandíbula, desde el pómulo derecho al izquierdo, señaló a la trama iraní. No iba desencaminado, según una fuente de la comunidad de inteligencia consultada por este periódico: “El BND alemán alertó de un ataque sobre un político europeo dos semanas antes del atentado de Vidal-Quadras”.

Lo que se desconoce es si el aviso del Servicio Federal de Inteligencia alemán procedía de otras fuentes con información sobre operaciones de la Fuerza Quds, la división especializada en inteligencia y acciones de guerra asimétrica de la Guardia Revolucionaria de Irán en el exterior. Este es un extremo que el Gobierno de Irán ha negado en todo momento. Pese a la advertencia alemana, “era imposible saber quién era el objetivo”, añade la fuente.

El ‘modus operandi’ de los agresores de Vidal-Quadras hizo pensar desde un primer momento a los investigadores que quienes lo perpetraron formaban parte de una oficina de cobro, el nombre informal por el que en el mundo del crimen organizado se conoce a los sicarios: asesinos a sueldo que matan por encargo.

Pero la cuestión, nuevamente, radica en quién los contrató. Algunos analistas dudaron de una conexión iraní por el empleo de este tipo de sicarios. Pero nada más lejos de la realidad. “Existe la creencia de que el régimen de los ayatolás actúa directamente a través de su servicio secreto, el Vevak [Ministerio de Inteligencia y Seguridad Nacional de Irán]”, dice la fuente de inteligencia. “La Fuerza Quds dirige operaciones de este tipo en el exterior, siempre a través de terceros”, dice.

Soldados de la Fuerza Quds en un desfile.

Soldados de la Fuerza Quds en un desfile. Archivo

Asesinos de Irán

Como se ha visto recientemente, Teherán apoya a milicias y grupos terroristas como Hezbollah en el Líbano o Hamás en Gaza. De la misma manera, el régimen cuenta con otro tipo de colaboradores: una red de asesinos a sueldo que actúan en suelo europeo y estadounidense –o en cualquier país del mundo– para intimidar, secuestrar y asesinar a cualquier opositor al régimen como Vidal-Quadras.

El nexo de unión entre estos actores secundarios que actúan en nombre de Irán es la Fuerza Quds, compuesta por entre 7.000 y 10.000 hombres distribuidos por todo el mundo que son la élite del ejército de la República Islámica. Nació en el contexto de la guerra entre Irán e Irak de 1989 como una unidad especial de la Guardia Revolucionaria. Se le asignó la misión de “liberar” las tierras musulmanas, especialmente Al-Quds, el nombre en árabe y farsi de la ciudad de Jerusalén. De ahí toman su nombre, que literalmente se traduce del farsi como “Fuerza Jerusalén”.

Por ello, sus actividades se desarrollan siempre en el exterior. Sus operaciones más conocidas tienen lugar en conflictos satélite donde Irán cuenta con intereses: la Fuerza Quds interviene en Yemen a través de los rebeldes hutíes, en Gaza a través de Hamás, en Líbano por medio de Hezbollah; y en Siria, Afganistán e Irak, entrenando y armando a milicias chiíes.

Al mando de la división está el general Ismail Ghaani, un comandante “que se hizo con la gloria cuando dirigía las operaciones de castigo contra las organizaciones opositoras en el extranjero”, según la fuente de inteligencia. “Dicen que sabe mucho de Israel y del Mossad”, prosigue.

Ismail_Ghaani, principal comandante de la Fuerza Quds, en 2019.

Ismail_Ghaani, principal comandante de la Fuerza Quds, en 2019. Wikimedia Commons

Ghaani ocupó la máxima dirección de la Fuerza Quds apenas dos días después de que un dron israelí eliminara, en un asesinato selectivo con información de la CIA, al general Qasem Soleimani, el anterior comandante. La operación fue una de las últimas de la administración Trump: se produjo el 3 de enero de 2020 en suelo iraquí.

En un vídeo publicado en la cuenta de X (antiguo Twitter) ‘@Sepahcybery’ –ya suspendida– la Fuerza Quds hizo un despliegue propagandístico sobre su faceta más secreta y desconocida: la de los asesinatos por encargo. La inquietante secuencia intercala imágenes de armas y de importantes personalidades políticas y del ámbito de la Seguridad y la Defensa de EEUU, cuyas fotos aparecen en un tablero listas para ser tachadas. 

Junto a pistolas con silenciador, rifles de francotirador, navajas e inyecciones letales aparecen los rostros del actual candidato republicano Donald Trump y de otros altos cargos como el exsecretario de Estado Mike Pompeo. Como muestra al final, el vídeo es una advertencia de venganza para los asesinos del excomandante de la Fuerza Quds Qasem Soleimani.

Operación en EEUU

Los servicios de inteligencia estadounidense no minimizaron la amenaza de aquel vídeo: las imágenes no se limitaban a una acción de propaganda, sino que formaban parte de un plan real para eliminar a altos cargos de la administración Trump. Así, el servicio secreto de EEUU reforzó la escolta de varios de los amenazados, como el exsecretario de Defensa Mark Esper, el exconsejero de Seguridad Nacional, John Bolton, o el propio Pompeo. El FBI, de hecho, llegó a descubrir que la Fuerza Quds había contratado a un equipo de sicarios por 1 millón de dólares para quitarse de en medio a este último.

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El pasado domingo, apenas tres días después del intento de asesinato a Vidal-Quadras y de que éste señalase al régimen iraní como posible responsable, el prestigioso programa de investigación de la CBS, 60 minutes, emitió un episodio íntegro que llevaba por título ‘Los asesinos de Irán’.

Entre las revelaciones del programa, tras consultar a fuentes de la inteligencia estadounidense, se encuentran varios intentos de asesinato documentados, y cada vez más frecuentes, a políticos y a opositores iraníes en el exterior. Una de ellas es Masih Alinejad, una iraní que vive en EEUU desde hace 14 años y que el pasado otoño se convirtió en una de las líderes del movimiento contra la imposición del velo en Irán. Desde su casa en Brooklyn, azuzó las protestas contra el régimen tras la muerte de la joven Mahsa Amini.

En su caso, el FBI la alertó de que su vida corría peligro en el mismísimo suelo estadounidense: la Fuerza Quds había contratado a un detective privado para espiar sus movimientos con la finalidad de secuestrarla, para luego trasladarla en una lancha a Venezuela y, de ahí, ser transferida a Irán, donde recibiría un juicio sumarísimo.

Los planes de secuestro fracasaron, por lo que la Fuerza Quds ofreció un año más tarde 30.000 dólares a un ciudadano azerí con antecedentes penales y afincado a las afueras de Nueva York para matar a la activista. Según imágenes de la cámara de seguridad de la casa de Alinejad, el criminal llegó a llamar a su puerta y ella no abrió por pura casualidad. Instantes después, fue detenido por la policía al saltarse una señal de ‘Stop’: en el coche tenía un rifle AK-47 con abundante munición.

“Así actúa Irán, contratando a personas del crimen organizado para eliminar a sus ciudadanos”, dijo Alinejad a Lesley Stahl, una de las presentadoras estrella de ‘60 minutes’. Tanto el sicario contratado para acabar con su vida como el detective no eran iraníes. Esto es una parte esencial para entender las operaciones de la Fuerza Quds en el exterior, la cual, en caso de que los planes se tuerzan, pueda desvincularse con facilidad.

La conexión Vidal-Quadras

El intento de asesinato de la opositora Alinejad y el de Vidal-Quadras, con la información que se conoce sobre este último, presenta paralelismos: los sicarios, aún a la espera de saberse su identidad, actuaron como lo hacen oficinas de cobro relacionadas con el narcotráfico latinoamericano. Habían estudiado previamente los movimientos de su víctima y desaparecieron, en este caso, sin dejar rastro.

El político es un objetivo del régimen iraní desde que comenzó a colaborar con el Consejo Nacional de Resistencia Iraní (CNRI), el grupo en el exilio al que Teherán considera tapadera de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán. Ésta es una organización guerrillera conocida como MEK, por sus siglas en farsi. Es uno de los principales enemigos históricos de los ayatolás en el exterior. 

Vidal-Quadras tuvo su primer contacto con el CNRI en Bruselas en 2001, cuando era eurodiputado del PP tras abandonar la política catalana por exigencia de Jordi Pujol a José María Aznar, en el contexto de los Pactos del Majestic. Según reconoció en una entrevista a El Confidencial en 2019, Vidal-Quadras tenía una estrecha colaboración con el grupo opositor.

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“Les conozco perfectamente, tengo amistad personal con muchos de ellos (...) He hablado con centenares de miembros del CNRI, he visitado su campamento actual en Albania y el que tenían en Irak en el año 2009, he hablado con todos ellos con total libertad dentro del campo, y te puedo asegurar que es gente absolutamente comprometida”, dijo a ese periódico.

A finales de 2013, por nuevas diferencias entre el PP y el eurodiputado, Vidal-Quadras no iba a revalidar su candidatura en la Eurocámara. Fue entonces cuando el CNRI se puso manos a la obra para no perder a uno de sus mayores abogados en Bruselas. Los opositores recaudaron cerca de un millón de euros para impulsar un nuevo partido del que Vidal-Quadras fue fundador –Vox– y así mantener su influencia en Europa.

Hace un año, en noviembre de 2022, en el contexto de la oleada de protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini, el régimen puso a Vidal-Quadras en la lista negra acusándole de "apoyo al terrorismo y grupos terroristas y propagación de la violencia y el odio". Tras el intento de asesinato, el CNRI emitió un comunicado señalando al régimen como el responsable.

Pero esta estrecha colaboración con el CNRI y su inclusión en la lista negra no parecen motivos suficientes para que Vidal-Quadras se convirtiera en uno de los objetivos prioritarios de la Fuerza Quds. Más en el contexto político español en el que sucedió el intento de asesinato.

Vidal Quadras con Mariam Rajavi (centro), líder del CNRI, en el Parlamento Europeo.

Vidal Quadras con Mariam Rajavi (centro), líder del CNRI, en el Parlamento Europeo. EFE

En los casos de Alinejad o Pompeo, había un móvil claro para que la Fuerza Quds decidiera encargar su eliminación. La activista acababa de erigirse como símbolo de las protestas contra la imposición del velo, y el exsecretario de Estado formaba parte de la administración que ordenó el ataque contra el venerado Soleimani.

Por contra, Vidal-Quadras, llevaba tiempo apartado de la política activa y sus actividades con el grupo opositor no representaban una amenaza inmediata para los intereses de Teherán. “A no ser que tuviera una información particularmente sensible y quisieran acallarlo”, dice la fuente de inteligencia. “Probablemente recibiría toques de atención o amenazas pero el problema es que al final bajas la guardia”, concluye.