Afortunadamente, Alejo Vidal-Quadras, vive para contarlo. Desde aquí mis mejores deseos para su pronta recuperación. El jueves 9 de noviembre, el expresidente del PP en Cataluña y fundador de Vox sufrió un atentado a manos de un sicario con la intención evidente de acabar con su vida. En el momento de escribir estas líneas, la Policía Nacional tiene abiertas varias líneas de investigación y eso obliga a la máxima prudencia y responsabilidad a la hora de conjeturar sobre los motivos detrás de este intento de asesinato.

Entre las hipótesis que se barajan, la que apunta a la autoría de la República Islámica de Irán es la que, sin menoscabo de otras posibilidades, gana fuerza y la que, desde el hospital, ha sugerido el propio Vidal-Quadras a los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía.

El lugar en el que Vidal-Quadras recibió el disparo.

El lugar en el que Vidal-Quadras recibió el disparo. Europa Press

La razón es simple y bien conocida. Desde su época como vicepresidente del Parlamento Europeo (1999-2014), Vidal-Quadras se ha distinguido por su respaldo activo a la oposición iraní articulada en torno al Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (CNRI) que cuenta con participación prominente de los denominados Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK en sus siglas en farsi o MKO en las fuentes iraníes en español). Así, Maryam Rajavi, esposa del líder del MEK, Massoud Rajavi, es a su vez la presidenta del CNRI.

El MEK es una organización peculiar con una trayectoria compleja y agitada desde su creación en 1965 como grupo militante izquierdista chií opuesto al entonces Sha de Persia y después a las autoridades surgidas de la Revolución Islámica de 1979. Desde los años 80, Irán considera oficialmente al MEK como una organización terrorista. También, desde mediados de los 90 y hasta 2012, la Unión Europea y Estados Unidos.

La organización se desarmó en 2003, en el marco de la invasión estadounidense de Irak, y en su proceso de conversión en una suerte de lobby orientado a impulsar una transición democrática y secular en Teherán hizo renuncia explícita al uso de la violencia. El MEK cuenta presuntamente con una red densa de colaboradores y simpatizantes dentro de Irán y ha jugado un papel activo desde 2002 en revelar la existencia de un programa nuclear clandestino y dos instalaciones nucleares secretas en Natanz y Arak. De ahí también la intensa animadversión hacia este grupo del Gobierno iraní.

El respaldo al CNRI ha puesto a Vidal-Quadras en el punto de mira de Teherán desde hace años. Así por ejemplo, en octubre de 2022, junto con los eurodiputados Javier Zarzalejos y Hermann Tertsch, fue incluido en una lista de doce personas y ocho entidades europeas sancionadas por Irán por, según el gobierno de los ayatolas, "apoyar el terrorismo y la incitación a la violencia".

En la web de Hispán TV, medio en español del régimen iraní, hay al menos media docena de artículos dedicados al político catalán y a Vox. Los titulares dan buena cuenta de su contenido: "Vox, financiado por un grupo terrorista que mató a 17 000 iraníes" (16 de enero de 2019); "MKO y Vox: ¿Está la extrema derecha española en deuda con el terrorismo?" (27 de junio de 2023); o "Conexión entre Vox de España e Israel: práctica de racismo y genocidio" (3 de noviembre de 2023). En este último se indica que el respaldo de Vox a Israel tras el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre se debe a las "raíces profundas" de "la relación entre Vox, Alejo Vidal-Quadras y el MKO".

Resulta por ello llamativo que Hispán TV, siempre presta a reportar malas noticias sobre España, no haya hecho aún ninguna referencia al atentado contra Vidal-Quadras. La última noticia relativa a nuestro país está fechada ese mismo 9 de noviembre, pero como casi todas desde mediados de octubre, está dedicada a la ministra Ione Belarra con el titular "Ministra española denuncia 'hipocresía inaceptable' de UE sobre Gaza".

De igual forma, el incidente no ha recibido apenas cobertura dentro de Irán. El único medio local que parece haberlo reportado es la agencia de noticias Mehr con una escueta nota en su web en la que, resulta llamativo, no se mencionan ni el vínculo del político español con la oposición iraní ni el hecho de que hubiera sido sancionado por Teherán. Más allá de una mínima descripción de lo sucedido, la nota hace referencia, quizás con intención de sugerir alguna causalidad, al último tuit publicado por Vidal-Quadras relativo a su rechazo al pacto alcanzado por el PSOE y Junts.

En claro contraste, los medios de comunicación en lengua farsi radicados fuera de Irán, sean explícitamente opositores al régimen o neutros, sí que han dedicado una amplia cobertura a lo sucedido, sugiriendo o afirmando abiertamente que Teherán podría ser responsable del atentado. Y esa cobertura ha tenido buen reflejo en la abundante actividad generada en la red social X (antes Twitter) en farsi.

Los exiliados iraníes de toda condición llevan décadas sufriendo el acoso del régimen, así que no sorprende que les resulte verosímil que Teherán pueda estar detrás del atentado contra un ciudadano español cometido en el centro de Madrid a plena luz del día.

De hecho, no es la primera vez que se acusa a Irán de planear o cometer atentados en Europa o las Américas contra opositores de toda condición.

Así por ejemplo, en 2021, Estados Unidos desbarató un plan de la inteligencia iraní para secuestrar en Nueva York a Masih Alinejad, una conocida periodista y activista de derechos humanos de origen iraní y cara visible en el exterior de la lucha de las mujeres iraníes contra la falta de libertades impuesta por el gobierno islámico. Por no mencionar que en 2011, las agencias de inteligencia de EEUU reportaron un intento de asesinato contra el embajador de Arabia Saudí en Washington subcontratado por Irán al cártel mexicano de Los Zetas.

El caso más grave atribuido a Irán, si bien nunca formalmente esclarecido, es el atentado con bomba que se llevó por delante el edificio de la Asociación Mutua Israelita Argentina en 1994 causando al menos 85 muertos y alrededor de 300 heridos. También en Buenos Aires, dos años antes, otra bomba provocó la destrucción de la embajada de Israel con el resultado de 22 víctimas mortales y unos 250 heridos. Un asunto controvertido y que divide a la opinión pública argentina desde entonces.

Otro ejemplo reciente y notorio, y dirigido específicamente contra el CNRI con el que colabora Vidal-Quadras, fue el intento de atentado con bomba en junio de 2018 en París contra un mitin de esta organización en el que, entre otros, participaron los conocidos políticos estadounidenses Newt Gingrich y Rudy Giulani. Este último, a la sazón abogado de Donald Trump. El atentado fue impedido por una acción conjunta de los servicios belga, francés y alemán.

El diplomático iraní, Asadolá Assadi, fue condenado en 2021 a 18 años de prisión en Bélgica, junto con otros dos ciudadanos belgas de origen iraní (detenidos en Bruselas portando explosivos y un detonador) y un cuarto ciudadano francés. Según París, Assadi, acreditado como tercer consejero de la embajada iraní en Viena, estaba al cargo de las operaciones de inteligencia iraníes en el sur de Europa.

Hasta la fecha, Teherán niega frontalmente su participación en el atentado fallido en París. En junio de este año, Assadi fue liberado en un intercambio mediado por Omán por el cooperante humanitario belga, Olivier Vandecasteele, condenado en 2022 en Irán a cuarenta años de cárcel y setenta y cuatro latigazos por supuesto espionaje. Como otros casos similares, la condena de Vandecasteele se interpretó en Bélgica y en el resto de la comunidad euroatlántica como la simple toma de un rehén inocente para forzar un intercambio.

[Vidal-Quadras estaba en la lista negra de Irán: la sombra de los ayatolás tras el intento de asesinato]

Es decir que, a la espera de que concluya la investigación de las autoridades españolas, la hipótesis de la autoría iraní resulta, como mínimo, verosímil. No en vano, desde los años 80 la República Islámica ha ejecutado una intensa actividad encubierta, en muchos casos de inequívoco carácter terrorista, mucho más allá de la región de Oriente Próximo.

Así que no está de más indicar que, tal y como he escuchado estos días de boca de alguien bien versado en asuntos de contrainteligencia, los servicios iraníes son tradicionalmente de los más activos en Madrid por encima incluso de rusos y cubanos.

Conviene tener presente que, pese a que su vecindario inmediato en Oriente Medio y Asia Central es su prioridad, Teherán concibe globalmente su enfrentamiento con el Gran y el Pequeño Satán (léase EEUU e Israel) y sus aliados europeos. Y al igual que hace en su vecindario, Teherán emplea con frecuencia organizaciones pantalla o compañeros de viaje con los que enmascarar sus actividades clandestinas.

El caso probablemente más conocido es el del desembarco de Hezbolá en América Latina, facilitado por la Venezuela de Chávez y Maduro, que pone los cimientos de una red que conecta en la actualidad Caracas con Teherán y Moscú y que permite a los tres sortear las sanciones internacionales.

Los indicios que apuntan a posibles vínculos o la financiación de esta red con actividades relacionadas con el narcotráfico resultan particularmente inquietantes. Ese submundo donde confluyen narcotráfico, terrorismo y explotación del marco de libertades y garantías jurídicas que ofrecen las democracias euroatlánticas es uno de los espacios críticos donde se despliega la actividad hostil de Irán y Rusia contra Occidente en la denominada zona gris o el ámbito de las amenazas híbridas.

En la era de competición estratégica e inestabilidad internacional en la que estamos ya inmersos, la debilidad o la incapacidad para generar disuasión frente a adversarios autoritarios resulta peligrosa.

[Editorial: ¿Quién quiso matar a Vidal-Quadras? Interior debe una respuesta]

Evidentemente, ejercer disuasión en ámbitos no militares es una tarea complicada para los sistemas democráticos. Difícilmente se puede realizar por denegación. Es decir, impidiendo el acceso o la maniobra de adversarios que, como en el caso de Irán o Rusia, cuentan con docenas de proxies en España.

No hay más que ver, por ejemplo, la cooperación en términos mediáticos y cómo difunden simultáneamente las mismas narrativas y comparten expertos Hispán TV, RT (antigua Russia Today) o Negocios TV. Eso entraña que las democracias deban concentrar sus esfuerzos en ejercer disuasión por represalia, es decir, aumentando el coste de las acciones hostiles y que debe ser siempre mayor que el beneficio obtenido o percibido por el agresor.

Y esa, me temo, es aún, en buena medida, una tarea pendiente en España. Un ejemplo paradigmático es el del completo silencio e inacción del Gobierno español ante la revelación publicada el 8 de mayo de 2022 por el consorcio de periodismo de investigación internacional, OCCRP, relativa al encuentro la tarde del 26 de octubre de 2017 (es decir un día antes de producirse la ilegal y antidemocrática declaración unilateral de independencia) entre Carles Puigdemont y algunos de sus colaboradores más cercanos con un exdiplomático ruso que, hablando presuntamente en nombre del presidente Putin, ofreció el respaldo de Rusia a la independencia de Cataluña.

Pero la inacción invita a otros. Y más en un contexto como el de España hoy día caracterizado por la polarización, la degradación institucional y una endémicamente débil cultura de seguridad nacional. En general, la reacción ante el atentado contra Vidal-Quadras de Gobierno, oposición y medios de comunicación ha sido muy comedida.

Con las investigaciones aún en curso y dada la coincidencia con la firma del acuerdo entre el PSOE y Junts es de agradecer esa prudencia, particularmente por parte de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.

No obstante, y dada la contribución de Teherán a través de Hispán TV en impulsar la figura de Pablo Iglesias y del partido Podemos, si se confirmara la autoría iraní, la cuestión adquiría una dimensión política y diplomática muy diferente. Y, en base a reacciones pasadas, cabrá preguntarse legítimamente si se trata de un asunto que puede despacharse meramente con alguna nota de protesta y la expulsión de uno o varios diplomáticos iraníes.