Su Majestad está triste... ¿qué tendrá su emérita Majestad? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. Su Majestad no está pálido en su silla de oro, porque en los Emiratos es imposible no estar moreno, pero está mudo el teclado de su clave de oro; y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

Y es desde su exilio que mira a su España. Solo, abandonado, sin familia y sin amigos. Como ermitaño en una cueva de cristal. No está contento, aunque tampoco lo estarán los que aquí se han quedado con el marrón. Su hijo, menudo incómodo papel el de desterrar a su padre. ¿Y sus nietos? ¿Cuál será la explicación para pasar otras navidades sin el abuelo? Y para los amigos de Sansenxo; la ración de percebes ya no les sabe igual.

Para los menos allegados, pero perjudicados, también hay papelón. El Gobierno con el extintor en la mano, apagando las hogueras que ayudan a prender sus socios. Los monárquicos como los monos del WhatsApp, que no quieren ni ver, ni oír y menos hablar. Los antimonárquicos, en un sinvivir porque nadie parece decidirse a abrir el melón. ¿Y los miles de personas que viven en calles y avenidas con su nombre? Esos sí que lo tienen claro. Igual S.M los Reyes Magos de Oriente no encuentran donde dejar sus presentes.

¡Qué necesidad! ¡Qué necesidad!

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Detrás de esta viñeta están Benjamín y Mercedes. Son padre e hija. Benjamín dirige el estudio Arquitectos San Lorenzo 8. Mercedes, diseñadora gráfica, trabaja en Brava Producciones. El texto queda a cargo de Paula, la hija mayor, que se dedica a la seguridad alimentaria. La idea de cada semana: un asunto de familia.