Una médica en consulta. Imagen de archivo.
Una llamada a la cordura: un caso que no representa al sector
Una mala práctica —si se confirma— debe investigarse, corregirse y sancionarse.
Como era previsible, la denuncia publicada estos días sobre posibles prácticas irregulares de gestión de un hospital público de gestión privada en la Comunidad de Madrid ha sido utilizada de inmediato como arma para arremeter indiscriminadamente contra todo el sector sanitario privado, sin matices, sin rigor y sin ningún tipo de prudencia.
Y eso es profundamente injusto. Y profundamente irresponsable. Una mala práctica —si se confirma— debe investigarse, corregirse y sancionarse.
Pero extender esa sospecha a todo un sector que es esencial para el país es, sencillamente, una barbaridad. Primero porque hay que diferenciar claramente la Sanidad Privada de la Sanidad pública gestionada por una empresa privada … que es SANIDAD PÚBLICA.
La Sanidad privada opera trabajando todo lo que puede y cuanto más complejo mejor, mientras que el modelo concesional se basa en la gestión de salud de un núcleo poblacional a cambio de una cápita por individuo y por tanto, el modelo de negocio es totalmente inverso.
Además, la realidad es tozuda y conviene recordarla:
- El sector sanitario privado es imprescindible para sostener el Estado de Bienestar. Sin su aportación, el SNS no tendría capacidad para absorber la demanda.
- Es un motor económico y de empleo cualificado, que aporta innovación, inversión y estabilidad.
- Es —y lo ha demostrado con creces— un aliado leal y eficaz del sector público, como quedó más que constatado durante la pandemia.
En HM Hospitales rechazamos de forma categórica cualquier práctica que discrimine a los pacientes por razones económicas, o que seleccione patologías en función de su rentabilidad.
Este no es el espíritu del sistema, ni es la forma de entender la medicina. Las reglas del juego en sanidad son claras: el paciente es lo primero. Punto.
Nosotros, en concreto, por ejemplo, nunca hemos participado en el modelo concesional. No porque sean ilegales —que no lo son—, sino porque entendemos conceptualmente que tienen un modelo de negocio diferente, pero la colaboración público–privada en general es absolutamente necesaria.
Quien pretenda desmantelarla, debe explicar cómo piensa atender a:
- A los millones de pacientes en lista de espera,
- Un sistema saturado por envejecimiento y cronicidad,
- Una demanda creciente de tecnología, diagnósticos y tratamientos cada vez más innovadores.
Sin la participación del sector privado, el Sistema Nacional de Salud se colapsaría. Esta es la realidad, no la narrativa. No obstante, lo ocurrido debe investigarse con rigor.
El modelo concesional debe controlarse de forma rigurosa por parte de las autoridades pertinentes. Y las responsabilidades, si las hay, deben depurarse sin contemplaciones.
Pero convertir un caso puntual en un ataque generalizado al sector privado no sólo es injusto, es temerario para el funcionamiento del sistema y perjudicial para los ciudadanos.
Ni más, ni menos.
Seguimos… a pesar de la tormenta que cae.
*** Juan Abarca Cidón es presidente de HM Hospitales.