Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Europa Press.

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¿Qué pretende Trump declarando el inglés como único idioma oficial de los Estados Unidos?

La declaración del inglés como el idioma oficial de Estados Unidos no va a afectar a la vida social del país, pero tendrá consecuencias para el idioma español. 

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El 1 de marzo de 2025, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva por la que se declara el inglés como "el" idioma oficial de los Estados Unidos de América ("English is the official language of the United States").

El uso del artículo es relevante porque excluye formalmente el empleo de cualquier otro idioma a nivel federal

Previamente a otras consideraciones, conviene tener en cuenta que esta declaración de la oficialidad del inglés ni garantiza su empleo en contextos en los que anteriormente no se empleara, ni impide el uso de otras lenguas en dominios sociales ajenos a las actividades federales oficiales.

De hecho, todos los beneficios que una lengua suele obtener mediante el reconocimiento de su oficialidad ya se venían produciendo en el caso del inglés en los Estados Unidos de una forma socialmente consensuada: consolidación dentro de un territorio, uso en los organismos públicos, la enseñanza o la justicia; empleo mayoritario en los medios de comunicacion; univocidad en la comunicación política; factor de prestigio de cara al exterior…

Incluso la población hispana, la minoría más numerosa del país, viene mostrando una ostensible mejora en el conocimiento y el uso de la lengua inglesa

Por su lado, la oficialidad no tiene por qué conducir a la ciudadanía hispana al abandono del español en los dominios privados, laborales y sociales, también públicos, en los que la lengua ya tenga arraigo o que sirven como expresión de sus identidades.

"El inglés no necesitaba de la declaración de su oficialidad para tener la relevancia política y social que ya tiene, pues desde la fundación de la Union ha disfrutado del carácter de lengua oficial de facto"

En este sentido, la imposición del inglés sin el debido consenso puede resultar contraproducente, al tiempo que una fuente de continuos conflictos jurídicos.

El inglés no necesitaba de la declaración de su oficialidad para tener la relevancia política y social que ya tiene, pues desde la fundación de la Union ha disfrutado del carácter de lengua oficial de facto. 

Siendo así, ¿cuáles son las razones que llevan a la presidencia de los Estados Unidos a firmar tal orden ejecutiva en 2025?

Para responder a esta pregunta, podrían esgrimirse razones que la explican desde fuera y razones que la explican dentro de la propia orden.

Donald Trump, presidente de EEUU, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Donald Trump, presidente de EEUU, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Reuters

En cuanto a las primeras, la orden ejecutiva viene a cumplir las aspiraciones de los movimientos English Only y US English que desde 1983 vienen exigiendo la declaración que acaba de materializarse.

Este último movimiento fue iniciado en su momento por John Tanton, oftalmólogo y conocido activista antiinmigración, y por el senador Samuel Ichiye Hayakawa, profesor de inglés de ideas asimilacionistas, nacido en Canadá de padres japoneses, que en 1988 defendió la revalidación de la Ley de Educación Bilingüe de California, que obligaba a que los programas educativos se ofrecieran solamente en inglés.

Esta iniciativa impulsó una acción política cuya consecuencia es que hoy más de treinta estados han declarado el inglés como lengua oficial en sus respectivos territorios. 

Las razones que se desprenden de la propia orden ejecutiva exponen un argumentario que incluye principios ya superados, junto a ardides evidentes.

"La declaración afirma que la adopción de un idioma nacional sirve para participar en las tradiciones nacionales o para crear un camino hacia la participación cívica"

La declaración se justifica en la necesidad de "promover la unidad" y "cultivar una cultura estadounidense", argumentos que encuentran su base en una ideología decimonónica por la que a un Estado ha de corresponderle una sola lengua, una sola cultura o una sola religión, ideología que no se corresponde en absoluto con las actuales dinámicas internacionales de movilidad o de comunicación, y mucho menos con las de una nación conformada por grandes territorios indígenas e hispánicos, y poblada mediante oleadas de inmigrantes.

En definitiva, una nación construida desde la diversidad.

En cuanto a los ardides mañosos, la declaración afirma que la adopción de un idioma nacional sirve para "participar en las tradiciones nacionales" o para "crear un camino hacia la participación cívica", cuando ambos fines pueden lograrse sin problemas en más de una lengua, oficiales o no, como fehacientemente demuestran otros países y la propia historia de los Estados Unidos

La declaración del inglés como el idioma oficial no va a afectar a la generalidad de la vida social e individual estadounidense, pero, sea como sea, ha de tener consecuencias.

Una de ellas se explicita en la propia declaración, pues revoca la orden de 2000 para la mejora del acceso a los servicios para personas con dominio limitado del inglés. Esto significa la retirada de presupuestos asignados para servicios lingüísticos y la coartada para el incumplimiento de obligaciones requeridas por otras normas, como, por ejemplo, la de ofrecer la documentación electoral en otras lenguas allí donde la demografía lo justifica.

Pero la declaración tiene otras consecuencias aún más graves.

Por un lado, el estímulo o el respaldo para aquellos que increpan a los que hablan español u otras lenguas por el simple hecho de hacerlo, aun en dominios privados; por otro lado, la desprotección de aquellos que son discriminados por razones idiomáticas

En definitiva, la firma de una orden ejecutiva que es innecesaria para garantizar la coherencia de las acciones gubernamentales y que por sí misma no permite alcanzar el sueño americano, en contra de lo que afirma el texto, puede convertirse en una fuente de conflictos, a la vez que revela una inseguridad que pone en evidencia la fuerza del multilingüismo y especialmente el peso de la lengua y las culturas hispánicas en los Estados Unidos.

En la proyección del español hacia el futuro, la orden es claramente un paso atrás en la senda del bilingüismo, pero emite un claro mensaje sobre el peso de lo hispano en el país norteamericano.

*** Francisco Moreno Fernández es director del Observatorio Global del Español.