Celebraciones del acuerdo del alto el fuego en Gaza entre Israel y Hamás.

Celebraciones del acuerdo del alto el fuego en Gaza entre Israel y Hamás.

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Cómo ayudar a que el alto el fuego en Gaza lleve a un acuerdo de paz

El éxito del alto el fuego (las fases 1 y 2 del plan) será determinante para llegar al acuerdo de paz (fase 3) y para el futuro de la región.

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Después de 466 días de dolor y sufrimiento, Hamás e Israel han alcanzado un alto el fuego que promete acabar con la pesadilla con la que se levantan cada jornada los 12 millones de personas que viven en Israel y Gaza. Para Israel supone un segundo alivio tras el alto el fuego alcanzado en el frente norte, el de Hezbolá, del pasado 27 de noviembre. 

Tras semanas de negociaciones en las que han participado los enviados especiales de Biden (Brett McGurk) y de Trump (Steven Witkoof), Hamás e Israel han optado por un alto el fuego que puede ser el inicio de un acuerdo de paz. 

El plan es prácticamente un calco del presentado por Biden el cuatro de junio, y que fue respaldado por el G7 en su reunión de Borgo (Italia). Tiene tres fases de cuarenta y dos días cada uno.

Trump con Netanyahu, en 2017 en Jerusalén.

Trump con Netanyahu, en 2017 en Jerusalén. Reuters

La primera fase comenzará con el repliegue de las fuerzas israelíes de la parte central hacia una zona tapón en los límites de la Franja de Gaza. En principio, los israelíes no controlarían el controvertido corredor de Filadelfia, una línea roja usada por Netanyahu para echar abajo el plan Biden en junio pasado.

Lo que en verano era algo innegociable, ahora parece no ser importante. Lo cual invita a pensar que la guerra se ha podido prolongar innecesariamente durante algunos meses.

En esta primera fase volverían los desplazados a la zona norte y se permitiría la entrada de hasta 600 camiones al día, de los cuales unos 50 podrán ser de combustible. Un elemento imprescindible para el funcionamiento de los hospitales en Gaza

A cambio, Hamás se compromete a liberar a 33 rehenes, que serán mujeres menores de 19 años, niños u hombres de más de 50 años. Por cada rehén liberado, Israel soltará 30 presos, y 50 si el rehén liberado por Hamás es una mujer.

Si todo trascurre como se ha firmado, siete días después del inicio de esta tregua se abrirá el paso de Rafah. Y si no se reanudan las hostilidades, dieciséis días después se iniciarían las negociaciones sobre el futuro de Gaza.

Este punto será probablemente el momento más crítico, ya que a pesar de contar con la mediación de Egipto, Estados Unidos y Qatar, los radicales de ambos lados podrían echar abajo el proceso.

Además, Israel exige que Hamás esté fuera de cualquier escenario de futuro en Gaza. Y si no se cumpliera esta premisa, Jerusalén se guarda el derecho de volver a las hostilidades. En este punto, será importante tener controlados a Smotrich y a Ben Gvir, pues podrían aprovechar el inicio de las negociaciones para hacer volar por los aires el plan de paz.   

"Netanyahu, acosado por la Justicia, sólo puede exhibir los resultados en Gaza y Líbano como carta para mantenerse en el Gobierno"

Los detalles de la segunda fase, la que llevará por nombre "calma sostenible", están aún por desvelar.

Se sabe que durante este periodo de 42 días se debería producir la liberación de los rehenes hombres (soldados y civiles) por un número de presos palestinos aún por determinar, y que presumiblemente será mucho más elevado que el de la fase uno. 

Si se consumaran la fase 1 y la fase 2, llegaríamos a la parte que puede considerarse como el inicio del acuerdo de paz (fase 3), donde además de producirse el intercambio de cuerpos, se comenzarían las negociaciones para la reconstrucción de Gaza. Un proceso que duraría entre tres y cinco años y en el que los países árabes tendrían un papel muy destacado. 

Este plan de reconstrucción fue presentado este miércoles por el todavía secretario de Estado Anthony Blinken. Y, aunque aún no se conocen muchos detalles, se sabe que seguiría algunos de los puntos de planes pasados como fueron el de Olmert y el de Trump. Como punto estrella de la propuesta está la unión de Cisjordania con Gaza por un corredor que seguiría siendo territorio israelí, pero que utilizaría Palestina en usufructo. 

El éxito del alto el fuego (fase 1 y 2) será determinante para llegar al acuerdo de paz (fase 3) y para el futuro de la región. Para lograrlo, se hace necesario que concurran algunos factores que implican el compromiso de todas las partes.

En primer lugar, hay que tener en cuenta la supervivencia política de Netanyahu, quien, acosado por la Justicia y con algunos problemas de salud, sólo puede exhibir los resultados en Gaza y Líbano como carta para mantenerse en el Gobierno.

Los sionistas religiosos (14 escaños) ya han mostrado su rechazo a cualquier acuerdo que pase por una retirada de las tropas israelíes de la Franja. Por ello, Bibi tendrá que usar su capacidad camaleónica para ganarse el favor de parte de la oposición y evitar que su gobierno caiga. Algo que podría intentar con Gantz (12 escaños) o con Lapid (21). Será más fácil que contar con el favor del primero, ya que Lapid ha jugado la carta de mantenerse al margen.  

"La amenaza de un Trump abiertamente favorable a Israel ha hecho ablandar posturas tanto en Gaza como en Jerusalén"

Otro elemento necesario será la inclusión de Ramala en cualquier plan de futuro. Por muy mal que lo haya hecho la Autoridad Nacional Palestina, por muchos casos de corrupción que haya tenido el entorno de Abu Mazen, Israel necesita a los palestinos para derrotar a Hamás.

Los 18 años de gobierno de Hamás en la Franja de Gaza sólo han traído destrucción y miseria a unos gazatíes que miran con añoranza los años en los que el Parlamento palestino estaba en la ciudad de Gaza. 

Tampoco se debe olvidar a los países árabes. Si bien es cierto que Qatar y Egipto han estado implicados en la negociación, hay otros Estados como Arabia Saudí que están deseando volver a los momentos en los que se negociaba una normalización de sus relaciones con Israel. Ahora que vuelve Trump, es el momento de sacar los Acuerdos de Abraham del cajón. 

Por último, hay que mencionar a los Estados Unidos. El éxito es sin duda del presidente Biden quien, con escaso éxito, ya presentó este plan en junio pasado.

La amenaza de un Trump abiertamente favorable a Israel ha hecho ablandar posturas tanto en Gaza como en Jerusalén. Aunque todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, la mejor noticia es que el domingo a las 12:15 las bombas callarán para que se oigan (de nuevo) las palabras.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.