Fernando Méndez-Leite, Tamara Falcó, Meryl Streep y Bruce Springsteen.

Fernando Méndez-Leite, Tamara Falcó, Meryl Streep y Bruce Springsteen. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Grande Meryl Streep, el 'Boss' conquista Barcelona y Tamara se casa

Bruce Springsteen, Meryl Streep, Fernando Méndez-Leite y Tamara Falcó; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

30 abril, 2023 02:02

Bruce Springsteen

Bruce Springsteen.

Bruce Springsteen. Guillermo Serrano Amat

Se fue el Borbón del quiosco y vino Obama. El Emérito aterrizaba en Abu Dabi y los Obama llegaban a Barcelona para asistir al concierto de su amigo, Bruce SpringsteenThe Boss. Con el mismo motivo también hemos recibido a Steven Spielberg y su esposa, alojados en el mismo lujoso hotel de la zona alta de la ciudad.

Todos los medios ensalzan la evocadora, contundente y épica actuación de Bruce y su banda, E Street, el viernes por la noche ante casi 60.000 personas. Esta noche, más de lo mismo en el Estadio Olímpico por cuenta del rockero que dura, dura y dura. Cuarenta y dos años han pasado desde su famoso concierto en el Palacio de los Deportes. Entonces no llenó, pero prometió repetir. Desde aquel lejano 1981 ha venido visitando con cierta frecuencia nuestro país, en que ha dado más de cincuenta conciertos. Uno de sus lugares favoritos es Donostia (San Sebastián), una ciudad a la que admira por su belleza y su gastronomía. Muchos son los donostiarras que se cruzan con el Boss tomando tapas en la ciudad vieja o en los restaurantes más afamados del centro.

Los tres matrimonios (Springsteen, Obama y Spielberg) están disfrutando de los lugares emblemáticos de Barcelona, gastronomía incluida. No hace falta ser americano para valorar las judías de Santa Pau y las otras delicias que los Obama, los Springsteen y los Spielberg disfrutaron el jueves por la noche (ya de madrugada al viernes, todo hay que decirlo) en el restaurante Amar.

También Obama ha vuelto a España a disfrutar 35 años después de su primer viaje. Entonces iba con un senegalés al que había conocido en un autobús y con el que jugó al billar. Entraron en Barcelona y llegaron a la estación del Norte, una construcción metálica de inspiración neoclásica que recordaba a otras construcciones metálicas de mitad del siglo XIX. Lo primero que hicieron fue lavarse los dientes bajo una palmera próxima a la estación.

La reseña forma parte de su libro Los sueños de mi padre, que forjó una buena parte de sus ilusiones y los recuerdos que le aguardaban en su posterior viaje a Kenia. Obama se hospedó entonces en un hostal de las Ramblas, pero ya nada es igual. Nadie repite la misma vida. Ni Obama ni Michelle, ni Spielberg, ni Springsteen. El mundo es una pesadilla insoportable, aunque para muchos de estos hombres, la felicidad pasa siempre por las mismas esquinas.

Meryl Streep

Meryl Streep.

Meryl Streep. Guillermo Serrano Amat

El cine está lleno de mujeres espléndidas. Hace pocos días vi en Zorba el griego a Irene Papas hecha un cuatro en el suelo mientras una bandada de hombres huraños la apedreaban. No es la primera vez que el cine muestra una lapidación. La inocencia suele ser inversamente proporcional al castigo. En el cine de los años cincuenta ganaban por puntos Katherine Hepburn, la mujer de las pecas de oro; Melina Mercouri, rescatada de las profundidades del mar en los brazos de Poseidón; Shirley MacLaine, (ya con noventa tacos a la espalda), que sin apearse de su sonrisa nos remonta a Irma la dulce y El apartamento.

Y por supuesto, Mary Louise Streep (junio, 1949), mundialmente conocida por Meryl Streep, que acaba de ser galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023. Rememorando el sobrenombre dedicado en España a Rocío Jurado, también la aclamada actriz norteamericana merece pasar a la historia como "la más grande".

[¿Por qué Meryl Streep está considerada una de las mejores actrices del cine?]

Las medidas de su versátil talento en el cine y el teatro no conocen fronteras. Se sabe el oficio como si lo hubiera moldeado desde que nació. El éxito le ha llegado a través de un pacto de sangre con sus personajes: desde la Francesca de Los puentes de Madison a la baronesa de Memorias de Africa. Ama el cine, pero le duele la perfección. Es la que mejor llora, la que mejor ríe, la que mira más lejos y la que borda los silencios.

A lo largo de cincuenta años ha desarrollado una carrera de éxito. Aunque estaba llamada a ser cantante, terminó convirtiéndose en una gran estrella del firmamento teatral y cinematográfico. Impresiona por su versatilidad y su finura de espíritu. Me encantaría verla interpretar en vivo, pero sobre todo, me gustaría llorar largamente con ella mientras escuchamos la banda sonora de nuestras vidas.

Fernando Méndez-Leite

Fernando Méndez-Leite.

Fernando Méndez-Leite. Guillermo Serrano Amat

Me gusta recordar (o más que recordar, repetir) cómo conocí a Fernando Méndez-Leite, actual presidente de la Academia de Cine, además de director y escritor. Vale la pena rescatar una anécdota, sucedida en San Sebastián, en un café ocupado por gente del periodismo y el cine. Habíamos almorzado y gozábamos del momento tertulia. El cine acaparaba la conversación en torno a Méndez-Leite, uno de los sabios allí presentes. En un momento determinado, los cuatro o cinco compañeros que tomaban café dieron en enredarse con alguna película del festival. Ansiosa por participar, me dirigí a Fernando preguntándole por el título de una película que se me había quedado atravesada en el olvido y no era capaz de recordarla.

Como todos los grandes del cine, Fernando es un fenómeno y lo sabe todo, pero quiso que le diera alguna pista: nombre del director, de los actores principales, de los secundarios, de la nacionalidad de la película, etcétera. Enmudecida, me quedé pensando un rato y al fin dije: "Hacía viento y alguien barría la calle". Méndez-Leite me cortó en seco y sin concederme un segundo, espetó el título de la película. The last picture show. Bingo.

No es la primera ni la segunda vez que cuento la anécdota, a modo de ejemplo sobre la memoria apasionada de los cinéfilos. Hace unos días, recibí por WhatsApp la portada de un documental inspirado en la vida y milagros de Fernando Méndez-Leite, que ha sido profesor de cine, estudioso y miembro de cien jurados en casi todos los festivales del mundo. No me extraña que su sabiduría vaya a quedar reflejada ahora en este documental dirigido por Moisés Salama y titulado La memoria del cine.

Además, el presidente de la Academia de cine ha encontrado tiempo para crear una novela, Fracaso sentimental en la calle 50, un relato metaliterario y sin escrúpulos dedicado a la generación de cinéfilos que no pueden vivir sin el cine. Va por ellos.

Tamara Falcó

Tamara Falcó.

Tamara Falcó. Guillermo Serrano Amat

Hubo un tiempo en que las bodas tenían su gracia. Las novias de los años sesenta o setenta se casaban con mucho bombo, como Sissi Emperatriz. En cambio, hace quince años lo hacían con un vestido palabra de honor y se pasaban la ceremonia subiéndose el escote hacia el sobaco. Más que una boda parecía el paseíllo de los Oscar pero sin alfombra roja.

Ahora se nos casa Tamara Falcó y todo el mundo hace apuestas para ver quien acierta en el atuendo. A ella no me la imagino con un vestido tipo escote bañera, uno de esos vestidos barrocos que parecen labios de silicona, y se salen de madre.

Sea cual sea el criterio que ha seguido la marquesa de Griñón a la hora de comprar sus vestidos de novio (no serán menos de tres trajes, seguro) ella optó (o le aconsejaron que optara) por un taller de Bilbao, que en el caso de Tamara Falcó fue Sophie et Voilá, aunque también podía haber sido el maestro Caprile, de Madrid, o Rosa Clará, de Barcelona.

A juzgar por el refinado gusto de Tamara los atuendos serán múltiples, como el despliegue floral o el exquisito menú concebido para la ocasión por Eneko Atxa, un chef que no solo reina en Bilbao sino en Madrid o en Tokio.

[Tamara Falcó desvela los detalles de su fiesta de compromiso: del grupo de invitados a los regalos]

No está claro cuándo será el viaje de novios, aunque es muy probable que ya se dé por hecho. En Semana Santa, Tamara Falcó e Íñigo Onieva cambiaron de escenario y eligieron Bali para pasar unos días de refresco entre paisajes idílicos. Dado que a su regreso tenían previsto celebrar la fiesta de compromiso con el consiguiente intercambio de regalos, la pareja no quiso prolongar su estancia y regresó a toda pastilla.

Fue un regreso pelín estrafalario. Tamara tenía su asiento en bussiness y Onieva, en turista. Era la mejor forma para pasar de incógnito. 

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