Pedro Sánchez durante su visita a Mohamed VI en Rabat en abril del año pasado.

Pedro Sánchez durante su visita a Mohamed VI en Rabat en abril del año pasado. Borja Puig de la Bellacasa Moncloa

LA TRIBUNA

El eje estratégico Rabat-Madrid deja atrás a Francia

La candidatura de Marruecos, España y Portugal para el Mundial de 2030 demuestra el nivel de confianza existente hoy entre Rabat y Madrid tras la crisis diplomática de 2022.

13 abril, 2023 02:36

Un año después de su normalización, las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat están viviendo una de sus mejores etapas desde la independencia de Marruecos en 1956.

Con el cambio de la posición histórica de España y la decisión del Gobierno de dar un paso al frente y reconocer el plan de autonomía marroquí como única vía para poner fin al diferendo del Sáhara ha sido eliminado uno de los mayores escollos que se erigían en el camino entre Rabat y Madrid.

Los presidentes de la Federación de Marruecos de Fútbol, Fouzi Lekjaa, y de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.

Los presidentes de la Federación de Marruecos de Fútbol, Fouzi Lekjaa, y de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.

Es verdad que queda todavía la cuestión de Ceuta y Melilla. Pero con el paso de las décadas, los gobiernos de ambos países tienen ya la suficiente resiliencia y madurez política como para mantener la disputa bajo control.

Desde el encuentro de Barajas entre el rey Hassan II y el general Franco en julio de 1963, Marruecos y España han conseguido encontrar un modus operandi que les ha permitido reducir el impacto de sus discrepancias en sus relaciones bilaterales.

Marruecos ha esgrimido la cuestión de las ciudades autónomas sobre todo en los momentos en que España se ha mostrado reacia a apoyar su posición sobre el Sáhara.

Pero cada vez que España ha dado señales de apoyo a la posición marroquí, Rabat no ha vacilado en dejar de lado sus reivindicaciones territoriales sobre Ceuta y Melilla.

La cordialidad que caracterizó la Reunión de Alto Nivel que tuvo lugar en Marruecos el pasado febrero, y la importante delegación que acompaño a Pedro Sánchez a Rabat, demuestran la voluntad de ambos países de dar un nuevo impulso a sus relaciones bilaterales.

La candidatura de Marruecos al Mundial de 2030 junto con España y Portugal es la guinda sobre el pastel que demuestra el nivel de confianza que prevalece hoy en las relaciones entre Rabat y Madrid.

Más llamativo es el hecho de que el anuncio de la adhesión de Marruecos a la candidatura de España y Portugal no emanó del Gobierno español, que es su mayor valedor, sino de Marruecos.

"España no trata a Marruecos como a un socio menor, sino como a uno que ocupa un lugar de suma importancia en su política exterior"

Lo cual demuestra claramente que España no trata a Marruecos como si fuera un socio menor, sino como uno que ocupa un lugar de suma importancia en la política exterior de España, así como en la salvaguarda de sus intereses estratégicos, tanto económicos como de seguridad. El que Marruecos haya hecho el anuncio significa también que no desempeñará un papel secundario en la organización del Mundial.

¿Quién se hubiera atrevido a pensar hace cuatro o cinco años, o cuando estalló la mayor crisis diplomática entre ambos países hace dos años, que España y Marruecos acabarían presentando una candidatura conjunta para organizar el Mundial junto con Portugal?

Este hecho por sí sólo demuestra el nivel de confianza mutua que existe entre ambas capitales. Y, sobre todo, su confianza en que nadie escatimará esfuerzos para inmunizar sus relaciones contra cualquier fricción puntual que pueda surgir de vez en cuando en sus relaciones bilaterales.

Marruecos no se habría sumado a la candidatura conjunta de España y Portugal si sus altas esferas no estuvieran seguras de que los cambios políticos cíclicos que ocurren cada cuatro años en el paisaje político español no afectarán a la posición española sobre el Sáhara.

Por otro lado, España no se hubiera entusiasmado con la idea de presentar su candidatura con Marruecos si no tuviera confianza en la sincera voluntad de Rabat de abrir una nueva página en las relaciones bilaterales, de llevarlas a un mayor nivel de entendimiento, estrecha cooperación y coordinación mutua, de sacar provecho de la complementariedad de sus economías y de crear un espacio de prosperidad y estabilidad común en el Mediterráneo.

"Mientras España ha dado un paso decisivo para consolidar su posición como primer socio económico de Marruecos, Francia sigue prisionera de un análisis anticuado"

Estamos asistiendo también al nacimiento de un eje estratégico Rabat-Madrid cuya mayor víctima colateral es Francia. La decisión de Marruecos de presentar su candidatura al Mundial de 2030 con España y Portugal es un nuevo mensaje político dirigido a Francia.

Con este toque de atención, Marruecos le dice a Francia que el tiempo de los favores ha terminado y que ha elegido su lado en su vecindad mediterránea. Desde esta perspectiva, no cabe duda de que Marruecos favorecerá a las empresas españolas en los grandes proyectos de infraestructuras que pondrá en marcha con vistas al Mundial.

Mientras tanto, la imagen de Francia y su credibilidad como mayor socio de Marruecos está perdiendo cada vez más fuelle. La renuencia del presidente Emmanuel Macron a seguir los pasos de España tendrá sin lugar a dudas un efecto nefasto sobre los intereses franceses en Marruecos.

El sentimiento antifrancés está cundiendo en todo el país. Y cada día hay más voces que exigen al Gobierno marroquí relegar el idioma francés a un segundo plano en el sistema académico y reemplazarlo por el inglés.

En el discurso que pronunció el 20 de agosto de 2022, Mohammed VI dejó claro que la cuestión del Sáhara constituye el criterio con el que mide "la sinceridad de las amistades y la eficacia de las asociaciones".

Mientras España ha captado el mensaje y dado un paso decisivo para consolidar su posición como primer socio económico de Marruecos, Francia sigue prisionera de un análisis muy anticuado de sus relaciones con Rabat. Lo que, a medio y largo plazo, podría costarle muy caro desde un punto de vista estrictamente económico

*** Samir Bennis es doctor en Relaciones Internacionales y consejero diplomático principal de Qatar en Washington.

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