La mascota del Mundial de Qatar en una pancarta promocional en Doha.

La mascota del Mundial de Qatar en una pancarta promocional en Doha. Reuters

LA TRIBUNA

5 razones para ignorar el Mundial de Qatar

La corrupción, los abusos de los derechos humanos o la dudosa credibilidad de sus resultados son argumentos suficientes, según el autor, para ignorar el Mundial de Qatar.

11 noviembre, 2022 02:04

1. El Mundial de la corrupción

El 2 de diciembre de 2010, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, anunció a Qatar como país elegido para albergar la cita mundialista de 2022. Había vencido a Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Japón con los votos de 14 de los 22 miembros del ejecutivo del organismo internacional.

No pesaron en la elección los graves inconvenientes que conlleva la organización del campeonato en pleno golfo Pérsico, como el de los 50 grados que pueden alcanzarse en verano y que obligaron a trasladar el evento al mes de noviembre, ni la falta de experiencia en la organización de grandes acontecimientos deportivos.

La revista France Football denunció al poco tiempo el chanchullo, Qatargate lo llamaron, poniendo nombres y apellidos a los diez directivos supuestamente sobornados por los qataríes para que votasen a su favor. Entre ellos Ángel María Villar, presidente de la Federación Española, y Sandro Rosell, presidente del Fútbol Club Barcelona.

Un panel muestra la temperatura en el exterior del estadio de Lusail, Qatar.

Un panel muestra la temperatura en el exterior del estadio de Lusail, Qatar. Reuters

Ambos han tenido posteriormente problemas con la justicia, al igual que la mayoría de los directivos que votaron al país árabe. Entonces, la publicación francesa planteó la necesidad ética de revertir la elección, pero el mundo del fútbol hizo oídos sordos a una petición que parecía más que lógica. 

"En la reunión se acordó que Platini votaría a favor de celebrar el Mundial en Qatar. A cambio, los árabes sacarían de la quiebra al PSG"

2. El Mundial de los tiranos y la geopolítica

23 de noviembre de 2010. Palacio del Elíseo, París. Nicolas Sarkozy recibe al príncipe heredero de Qatar, Tamin bin Hammad al-Thani, al presidente de la UEFA, Michel Platini, y al propietario del Paris Saint-Germain, Sébastien Bazin.

En la reunión se acordó que Platini votaría a favor de celebrar el Mundial en Qatar. A cambio, los árabes sacarían de la quiebra al PSG e invertirían en el grupo francés Lagardère y en una cadena de deportes que hiciese frente a Canal Plus, medio con el que estaba enfrentado el presidente Sarkozy.

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Pocas semanas después de ser elegida la candidatura de Qatar, el fondo soberano Qatar Investment Authority adquirió el 70% de las acciones del PSG, convirtiéndolo en la punta de lanza de la publicidad del régimen qatarí en Occidente. A esta inversión le siguieron otras en las principales empresas galas y acuerdos de cooperación en el ámbito militar, como la compra de blindados y aviones de combate.

Esta alianza geoestratégica la han seguido fomentando los siguientes presidentes. Emmanuel Macron por ejemplo, responsable de las últimas ventas de armamento a los árabes, que presionó para que Mbappé no fichase por el Real Madrid y siguiese jugando en el equipo parisino. 

3. El Mundial de la esclavitud y la muerte

Durante el Mundial de Argentina 1978, la dictadura torturaba a los disidentes políticos en la Escuela Mecánica de la Armada, a sólo unas manzanas del estadio donde la selección albiceleste se proclamó campeona. En Qatar, las torturas se realizan a la luz del día.

Según The Guardian, en 2020 habían fallecido 6.500 trabajadores obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, siete días a la semana, bajo temperaturas de infarto. 

"Los trabajadores viven de forma infrahumana, no pueden cambiar de trabajo, no pueden salir del país y esperan meses para cobrar sus salarios"

Los certificados de defunción de los migrantes, estudiados por Amnistía Internacional, sólo recogen muertes por causas naturales. Las familias de los afectados, la mayoría hombres jóvenes y sanos, apuntan al calor extremo y a unas condiciones de trabajo más bien propias de la Edad Media: viven de forma infrahumana, no pueden cambiar de trabajo, no pueden salir del país y suelen tener que esperar meses para cobrar sus salarios. La mayoría de los trabajadores proceden de Bangladés, India y Nepal.

4. El Mundial de la teocracia y de la ausencia de derechos humanos

¿Visitarías un país regido por la ley islámica? ¿Renunciarías a tus derechos por asistir a un partido? Empiezan a publicarse en prensa códigos de conducta para los aficionados. Vendidos como simples consejos de viaje, son un atentado contra los derechos humanos más elementales.

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Entrar en el país con cualquier libro o material religioso, con pornografía o simplemente con alcohol es constitutivo de delito. Para las aficionadas, las minifaldas, los vestidos cortos o la ropa sin mangas, escotada o ajustada están totalmente prohibidos, así como las muestras de cariño en público, independientemente del sexo.

La homosexualidad, por supuesto, está penada con la cárcel, al igual que el adulterio. Casi cualquier cosa puede llevarte a dormir entre rejas. Pero para la FIFA, son simples costumbres que hay que respetar si decides ir a ver el Mundial. 

5. ¿El Mundial del tongo?

El Mundial de 1934 estaba organizado para que lo ganase la Italia fascista. En cuartos de final, frente a España, los italianos actuaron con tanta violencia que le partieron varias costillas a Zamora, nuestro portero. Tuvimos tantos lesionados que hubo que suspender el partido. Los árbitros los ponía directamente el Duce.

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En Corea, con algo más de disimulo, nos volvieron a tangar un encuentro que teníamos ganado. El anfitrión tenía que hacer un buen papel y el árbitro, el recordado Al-Ghandour, ejecutó la orden sobre el campo anulando goles legales y mandándonos a casa antes de tiempo.

Con un Mundial comprado mediante sobornos y acuerdos entre naciones, ¿alguien puede fiarse de los resultados deportivos?

*** Cristóbal Villalobos es periodista e historiador.

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